El Ministerio de Ambiente de Colombia ha dado un paso significativo en la lucha contra la contaminación por plásticos con la firma del Pacto Nacional para la sustitución de plásticos de un solo uso, que se realizó este martes 21 de noviembre en Bogotá. Se prevé que haya una transición progresiva con el fin de reducir el consumo de estos materiales en todo el país.
La ministra de Ambiente, Susana Muhamad, señaló la urgente necesidad de cambiar el manejo actual del plástico, destacando que Colombia genera más de un millón de toneladas de plástico anualmente.
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Además, aseguró que el consumo promedio del material por persona en el país alcanza los 24 kilogramos (aproximadamente 52.9 libras) por año.
“Ese producto es uno de los mayores contaminantes, sobre todo para las fuentes hídricas. Por eso, necesitamos un uso racional”, declaró Muhamad en el evento, que contó también con la participación de representantes académicos, profesionales de la industria del reciclaje y otros miembros del Gobierno.
El compromiso establecido busca movilizar a diversos sectores de la sociedad para que contribuyan a este cambio importante en los hábitos de consumo. La firma del pacto no solamente simboliza una decisión política, sino también el inicio de una transformación cultural con respecto a la utilización y gestión de plásticos, implicando una responsabilidad compartida entre ciudadanos, empresas y autoridades.
El Pacto Nacional se enfoca en medidas que favorecen la economía circular y la sostenibilidad ambiental, tales como promover alternativas reciclables y biodegradables, y fortalecer las políticas nacionales sobre la gestión de residuos sólidos. De esta manera, Colombia se suma a la tendencia global de reducción de plásticos, en busca de proteger sus ecosistemas y la salud pública.
Se ha formalizado la implementación de la Ley 2232 de 2022, bajo el artículo 27, que dicta medidas para la disminución y sustitución de plásticos de un solo uso. Este marco regulatorio promueve la adopción de alternativas sostenibles como la bioeconomía y la economía circular en un esfuerzo nacional por contrarrestar el impacto ambiental negativo de estos productos.
Bajo esta ley, la bioeconomía se define como un enfoque que busca gestionar de manera eficaz y sostenible la biodiversidad y la biomasa, facilitando la creación de productos y servicios innovadores.
Así mismo, la economía circular busca optimizar los sistemas de producción y consumo priorizando la eficiencia en el uso de recursos y la recuperación de los ecosistemas, potenciando la colaboración intersubjetiva y apoyando modelos de negocio renovados.
De acuerdo con esto, la legislación establece una prohibición progresiva de artículos como bolsas en puntos de pago, envases, pitillos, empaques, láminas, adhesivos y utensilios descartables. Dicha restricción se aplica a lo largo de un periodo establecido, con la finalidad de que los productores y consumidores se adapten a las nuevas normativas enfocadas en la reducción del impacto ambiental.
“Este es un pacto que se ha desarrollado en un trabajo de todo un año con la industria, los recicladores de oficio, los distribuidores, el Congreso de la República, las instituciones del Estado y los jóvenes para poder avanzar significativamente en disminuir la contaminación de plástico en Colombia”, mencionó la ministra de Medio Ambiente.
Retiro progresivo de productos plásticos de un solo uso
Dentro de las 14 categorías de productos plásticos de un solo uso que serán retiradas del mercado progresivamente en un período de dos a ocho años se encuentran: bolsas plásticas, mezcladores, pitillos para bebidas y soportes plásticos para diversos usos.
Los artículos detallados para su eliminación paulatina afectan a productos cotidianos ampliamente utilizados en el sector comercial. Por ejemplo, se dejarán de distribuir las bolsas de plástico en puntos de pago, usadas para empacar productos, a excepción de las versiones reutilizables o destinadas a la industria.
También se eliminarán las bolsas para envolver publicaciones impresas y ropa lavada, así como los rollos de bolsas para alimentos. Estas medidas serán aplicadas con excepciones precisas, tales como los envases para productos de origen animal crudos. Además, los mezcladores y pitillos para bebidas, junto con soportes plásticos de copitos de algodón son otros artículos que ya tienen contados sus días en los anaqueles comerciales.
Aunque el período de transición será de dos a ocho años, se espera que estas políticas impulsen un cambio significativo en los hábitos de consumo y en la adopción de alternativas más amigables con el medio ambiente. La iniciativa también abre la puerta a la innovación en el desarrollo de nuevos materiales y productos que puedan reemplazar a los plásticos de un solo uso sin comprometer la funcionalidad ni la higiene.
Con el retiro de estos productos del mercado, se prevé no solo una disminución en la generación de desperdicios de difícil degradación, sino también una mayor conciencia sobre la importancia de la responsabilidad ecológica. Las empresas y consumidores tendrán ahora el desafío de adaptarse a estas nuevas regulaciones, buscando maneras de minimizar su huella plástica y contribuir a la protección del ecosistema.