Otty Patiño: de guerrillero a comisionado de Paz, esta es la trayectoria del encargado de negociar con los grupos violentos en Colombia

En la tarde del miércoles 22 de noviembre, el presidente Gustavo Petro anunció que Otty Patiño reemplazará a Danilo Rueda a cargo de la Oficina del Alto Comisionado para la Paz.

Como es característico en su Gobierno, Petro hizo el anuncio por medio de una publicación en su cuenta de X, en la que escribió: “Los procesos hacia la paz del país serán dirigidos por Otty Patiño”. Al mismo tiempo, reconoció la labor del saliente Rueda en esta tarea.

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Patiño es conocido por ser el jefe de la delegación del Gobierno en la mesa de negociación con el ELN (Ejército de Liberación Nacional). Su trayectoria en procesos de paz, así como su perspectiva histórica del conflicto armado colombiano, son dos elementos que pretenden dar oxígeno a la política de paz total, propuesta insignia del presidente Petro que parece no avanzar según lo esperado.

José Otty Patiño Hormaza es politólogo y lleva más de 35 años en construcción de procesos de paz. Sin embargo, esta experiencia, aunque fundamental, no es el principal motivo por la que este vallecaucano conoce de primera mano el conflicto armado, pues fue uno de los fundadores del extinto grupo guerrillero M-19.

Otty Patiño nació en Buga, Valle, en 1945, y desde sus 29 años desempeñó un papel crucial como vocero del M-19 durante el proceso de paz con el gobierno de Belisario Betancur y, años después, con el de Virgilio Barco, a finales de la década de los 80.

Tras la firma del acuerdo de paz con Barco, Otty Patiño se incorporó a la vida civil. Fue entonces cuando respaldó la postulación a la presidencia de su antiguo líder, Carlos Pizarro, asesinado por la mafia colombiana en abril de 1990, apenas un mes después de la firma de los acuerdos de paz con el gobierno.

Los excombatientes confiaban en Patiño, tanto así que le asignaron la tarea de investigar las razones y los autores del asesinato, tanto a él como al abogado Álvaro Jiménez.

Además de su participación en la Asamblea Nacional Constituyente de 1991, donde fue miembro de la Comisión Primera que discutió derechos y garantías, Patiño ha acumulado 16 años de experiencia en el diseño de observatorios sociales y es autor de varios obras que recopilan información sobre el conflicto armado en Colombia.

De acuerdo con entrevistas que ha dado Patiño a varios medios sobre su participación en el M-19, aunque él estuvo involucrado en la planificación y la publicidad del robo de armas del Cantón Norte en Año Nuevo de 1979 en Bogotá, así como en la toma de la embajada de República Dominicana en febrero de 1980, nunca participó directamente en estas operaciones armadas.

En el caso de la toma de la embajada, también conocida como “Operación libertad y democracia”, Patiño desempeñó un papel crucial al ultimar los detalles de la operación con el comandante Jaime Bateman en Melgar (Tolima) días antes de que se llevara a cabo. Sin embargo, el día de la toma, contó Patiño, se encontraba en el municipio de Tuluá: observaba el evento por televisión.

Patiño dijo a Pacifista que el secuestro es “un delito contra el amor”, razón por la que, según él, el M-19 no recurrió en gran medida a esta técnica, sino que buscaba otras formas de financiación como asaltos a bancos. Agregó además que “el tiempo revolucionario también es un poco patológico, es una enfermedad”.

El nuevo comisionado de Paz ha reiterado que no se arrepiente de sus años como militante del M-19. “Reconozco que en la guerra y en la paz también cometimos errores, pero creo que había un nivel básico de razón en la lucha nuestra”, expresó al medio citado. En esta época conoció a Gustavo Petro, aunque el hoy presidente tuvo una participación mucho menos significativa en el grupo guerrillero.

Su más reciente experiencia ha sido como cofundador del Observatorio para la Paz. En este rol, coordinó el programa Inteligencia para la Paz durante ocho años y posteriormente fue director del Observatorio de Culturas de Bogotá de 2006 a 2015.

Su liderazgo en la negociación con el ELN resultó en la firma de más de una decena de acuerdos, incluido el cese del fuego bilateral. Aunque este proceso está en pausa por el requerimiento del Gobierno a dicha guerrilla de suspender los secuestros y las extorsiones como parte del cese de las hostilidades, es el más avanzado de los que tiene en curso el Gobierno Petro.