Una de las mayores crisis humanitarias a la que se enfrentan los gobiernos de Colombia y Panamá es el cruce ilegal de inmigrantes por la selva del Darién, que ha sido llamado por los migrantes como el “infierno” en la tierra, debido a las difíciles condiciones que implica atravesar la frontera colombo-panameña.
Según datos del Servicio Nacional de Migración de Panamá, hasta agosto de 2023, un total de 333.704 personas han ingresado al país de manera irregular a través de la selva del Darién. Según la entidad, diariamente se estarían movilizando entre 2.500 y 3.000 personas.
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Las cifras contrastan significativamente con las de 2022, cuando 250.000 personas realizaron la travesía, representando un aumento del 87% en comparación con 2019, (113.000 personas).
En respuesta a la atención de la población vulnerable que llega diariamente y principalmente a los municipios de Capurganá, Acandí, en Chocó; y Turbo y Necoclí, en Antioquia, la organización internacional Acción contra el Hambre inició labores de asistencia con tamizajes nutricionales, valoraciones médicas y evaluaciones del estado nutricional de las madres gestantes y sus hijos e hijas; luego, se inician tratamientos terapéuticos y con micronutrientes a quienes lo requieren.
“Nuestro enfoque prioritario es asistir a la población migrante que enfrenta las mayores vulnerabilidades, lo cual incluye a madres gestantes y lactantes, así como a niños y niñas entre 0 a 10 años. Sabemos que muchas personas seguirán su travesía de la selva del Darién y nuestra misión es proporcionar ayuda humanitaria para brindarles los servicios esenciales necesarios para garantizar su bienestar y salud”, aseguró John Orlando, director país en Colombia de Acción contra el Hambre.
Las brigadas móviles, integradas por profesionales de la salud y nutricionistas, se enfrentan a casos de salud complejos para personas que se van a enfrentar a las condiciones climáticas, bacterias, animales salvajes y escasez de alimentos, en su paso por el Darién:
“Para nosotros es un reto enfrentarnos a este contexto, la población en tránsito tiene un propósito muy claro que es cruzar el Darién”, afirmó uno de los médicos que participan en la campaña.
Marcela, una madre venezolana de 26 años, expresó que ha sido objeto de señalamientos y reproches por tomar la decisión de atravesar con sus dos hijos y esposo la selva del Darién:
“Todo el mundo te juzga cuando te ven con los niños, te dicen que eres irresponsable, pero es que aquí las cosas están muy difíciles”, le dijo la mujer a Acción contra el hambre
Sin embargo, ella justificó su decisión diciendo que había días en que no tenían qué comer: “Fueron muchos días que después de levantarnos y ver que no teníamos para darle de comer a nuestros hijos, nos vimos obligados a migrar nuevamente. Sabemos que el viaje es duro, pero es que, si se iba uno solo, el otro tenía que aguantar la presión de decidir entre pagar el arriendo de la pieza donde vivíamos o darle de comer a los niños, eso se volvió insostenible”.
De otro lado, Angélica, médica del equipo de Acción contra el Hambre, destacó los principales problemas de salud a los que se enfrenta la población infantil que, sin saber, asumen el reto de adentrarse en la espesa selva: “Hemos identificado niños y niñas con desnutrición crónica, otros en riesgo, con retraso en talla y también con deficiencias en micronutrientes (hambre Oculta)”.
La profesional de la salud agregó que los casos de enfermedades en niños y niñas es crítico:
“Hemos identificado niños y niñas con enfermedades respiratorias y es un riesgo adicional cruzar la selva con ellos en estas condiciones, ya que la humedad y la exigencia física empeorarán sin lugar a duda sus condiciones de salud”