La Policía Canina del Aeropuerto Internacional El Dorado de Bogotá logró incautó más de doce mil gramos de marihuana, repartidos en 23 paquetes rectangulares, dentro de una figura que imitaba una escultura de Fernando Botero.
La réplica iba a ser enviada a San Andrés, a través de paquetería, pero gracias a la intervención de las autoridades, jamás salió de Bogotá. Así lo detalló en declaraciones entregadas al matutino de Arriba, Bogotá, el comandante de la estación aeropuerto, mayor Wiilson Torres:
“En el marco de la operación Bogotá, dentro de las actividades de registro y control, adelantadas por la Policía Nacional, en esta terminal de carga, el Aeropuerto El Dorado, se logró la incautación de 13 kilos de marihuana”.
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Los delincuentes utilizaron como fachada el boom tras la muerte del maestro, el pasado 15 de septiembre, por cuenta de una pulmonía, creyendo que la escultura pasaría desapercibida los controles de rutina.
Sin embargo, “esta marihuana fue hallada gracias a la efectiva labor de nuestros guías caninos. Se trata de una sustancia estupefaciente que estaba contenida en una réplica, no autorizada, de una de las obras del maestro Fernando Botero”, explicó el comandante Torres.
¿De qué manera son entrenados los perros de la Unidad canina?
Los perros de la unidad canina, sin excepción, fueron entrenados en el Centro de Entrenamiento y Reentrenamiento Canino de la Escuela de Ingenieros Militares de Bogotá. De acuerdo con su fundador, Edgar Fontechua, por el campo “han pasado, aproximadamente, unos 17 mil hombres y 17 mil perros. O sea, se han entrenado 17 mil binomios”; lo que hace del colombiano “uno de los ejércitos o, por no decirlo, el ejército más grande en unidades caninas que hay en el mundo”.
En el Centro de entrenamiento, los uniformados entienden que “el amor por los perros nace desde el fundamento inicial de nuestros caninos que es el binomio: perro y soldado ¿Cuál es la buena relación del soldado, del guía? Desde que el soldado se levanta hace el aseo de su canil, lavar el perro, peinarlo, darle su alimentación, darle su comida, sacarlo a pasear y el vínculo más bonito entre ellos es el juego, que hace el soldado y el canino”, según explicó el sargento viceprimero Luis Fernando Seña, comandante de la escuela.
Su experiencia, a la fecha, les permite contar “con 18 centros, 2 criaderos y un centro de transición. Y lo más importante, con una amplia experiencia en crear ese vínculo especial entre el guía y el canino, que es la clave del éxito” en el proceso de formación.
Los binomios –perro y cuidador– son asignados a una de las cinco especialidades. Para el caso del aeropuerto, por ejemplo, suelen formarse en detección de sustancias, para detectar, a través del olfato, sustancies estupefacientes o inflamables.
De otro lado, en la especialidad de rastro o intervención, los perros son entrenados para descender por una soga desde grandes alturas y luego seguir el rastro de quien se busca. Mientras, en la especialidad de desminado humanitario aprenden a cubrir hasta 600 metros por día, para alertar sobre explosivos enterrados en la zona.
Las últimas dos: rasgo especifico y búsqueda y rescate entrena su olfato para encontrar, en el menor tiempo posible, su blanco, aunque, en la segunda logran hacerlo, incluso, bajo tierra: “Estas especialidades, a pesar de ser un trabajo que se presta, para estos perros siempre será un juego”, explicó Fontechua, quien, ha estado al frente del proyecto, desde el día en el que las Fuerzas Armadas decidieron incursionar en el mundo de los oficiales de cuatro patas.