La presentación en la que suelen venderse la mayoría de medicamentos, cajas y frascos que superan la dosis indicada, lleva a que se acumulen medicamentos parcialmente consumidos, vencidos o en desuso en los hogares colombianos.
Los sobrantes son perjudiciales para quien no recibió una prescripción médica y los que ya caducaron son un peligro, incluso, para quien debía consumirlos.
Según el sitio web de la Alcaldía de Bogotá: “Los medicamentos de uso humano y veterinario, así como sus envolturas, son considerados residuos peligrosos, debido a que pueden generar afectaciones en la salud y el ambiente, si son dispuestos inadecuadamente. Además, son susceptibles de falsificación y adulteración”.
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En países como los Estados Unidos, la mayoría de medicamentos pueden ser desechados por el inodoro o en la basura. De acuerdo con la Food & Drug Administration, existe una lista de medicamentos que pueden tirarse por el váter. Los demás deben ser arrojados en bolsas, aunque no en su recipiente original, y, en lo posible, mezclados junto a sustancias desagradables.
Existen reparos en cuanto al daño ambiental que puede suponer su disposición por el inodoro, pero, según el doctor Raanan Bloom, experto en evaluación de impacto ambiental de la FDA: “La principal forma en que los residuos de medicamentos entran a los sistemas de agua es por las personas que los toman y luego los desechan de manera natural del organismo”.
Además, “muchos de los medicamentos no son totalmente absorbidos o metabolizados por el cuerpo y pueden introducirse al medio ambiente luego de pasar por las plantas de tratamiento de aguas residuales”.
Pero, aun así, en Bogotá, existe el riesgo de que personas inescrupulosas los tomen directamente de los contenedores de basura y luego de un proceso de falsificación los vendan en el mercado negro:
“En consecuencia, estos no pueden ser depositados en las bolsas blancas, negras o verdes ni entregados directamente a los prestadores del servicio de aseo, sino que tienen que ser separados en un recipiente diferente y llevados a los sitios de recolección de este tipo de residuos”, detalló la administración distrital.
Es así que, entre el 2020 y el 2021, la Secretaría de Ambiente instaló 500 puntos de disposición de medicamentos para humanos y otros 30 para medicamentos de uso veterinario.
Los 530 vertederos certificados “son gestionados por los programas posconsumo Punto Azul y Aprovet, que trabajan de forma articulada con la Secretaría de Ambiente para lograr un adecuado manejo de residuos peligrosos en la ciudad. Estas corporaciones se encargan de entregar posteriormente dichos elementos a gestores autorizados para que realicen la correcta disposición final”.
Bien sea porque se encuentran vencidos, a medio consumir o ya no son necesarios en el hogar, los medicamentos pueden ser llevados a cualquiera de los 500 puntos ubicados en entidades públicas, droguerías, veterinarias y almacenes de cadena, por toda la ciudad.
Sin embargo, residuos bilógicos, también utilizados en entornos médicos, deben ser desechados bajo el protocolo de residuos tóxicos o peligrosos, entre ellos jeringas, bajalenguas, algodones y elementos cortopunzantes. Si es el caso, “la Secretaría de Ambiente anunció que tiene a disposición de la ciudadanía 1046 puntos de recolección en toda Bogotá”, en 2021.
En los mismo vertederos deben ser desechados elementos que “debido a sus características corrosivas, reactivas, explosivas, tóxicas, inflamables, infecciosas o radiactivas, pueden causar riesgo o daño a la salud humana y el medio ambiente”, y también elementos como “pilas, bombillos, electrodomésticos y aparatos eléctricos, plaguicidas, baterías de plomo ácido y residuos de construcción y demolición”.
De ambos tipos, para la disposición de medicamentos y recolección de residuos peligrosos, pueden ser consultados a través de la página oficial de la Alcaldía o en los enlaces:
Medicamentos de uso humano y veterinario: aprovet.com y puntoazul.com.co
Residuos tóxicos o peligrosos: visorgeo.ambientebogota.gov.co
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