En los últimos meses se ha vuelto común que las comunidades, por presión de las disidencias de las Farc, expulsen al Ejército de sus territorios, tal y como pasó en el corregimiento de El Plateado (Cauca) días después de las elecciones regionales del 29 de octubre, y en Briceño (Antioquia), a principios de noviembre.
Un nuevo caso se registró en el municipio de Tumaco (Nariño), donde un grupo de campesinos de la vereda El Timbal evitó que tropas de la fuerza de tarea Hércules, del Ejército, erradicaran dos cultivos ilícitos de coca.
Con la excusa de una manifestación en contra del abandono estatal, las disidencias de las Farc de la Segunda Marquetalia instrumentalizaron a la población civil para que expulsara a los soldados de su territorio e, incluso, plantaron cilindros bomba en medio de los campos de coca, que fueron desactivados por el personal antiexplosivos del Ejército para evitar una tragedia.
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“En ese sector, en las últimas semanas las tropas de la Fuerza de Tarea Conjunta de Estabilización y Consolidación Hércules, en permanente coordinación con la Policía Nacional, han neutralizado cerca de 50 laboratorios ilegales para el procesamiento de base de coca, han destruido insumos líquidos y sólidos, han incautado armamento, entre otras acciones, debilitando así las estructuras logísticas y criminales que allí delinquen”, le dijo a Cambio el comandante de la Fuerza de Tareas Hércules, general Giovanni Rodríguez León.
Aunque el Ejército se retiró del lugar, la institución armada informó que los militares no se van de Nariño y que la retirada fue para reorganizar las tropas con el fin de evitar confrontaciones con la población civil.
Las Fuerzas Armadas indicaron que la asonada de los pobladores fue promovida por las disidencias de las Farc que hacen presencia en la zona y que se quieren apoderar de las rentas ilícitas relacionadas con el narcotráfico.
“Derivando con esto la presión e instrumentalización de la población civil en la ejecución de asonadas para que impidan las acciones de las autoridades en contra de la cadena del narcotráfico”, indicó el Ejército a través de un comunicado.
En la zona tiene injerencia el frente Oliver Sinisterra, de la Segunda Marquetalia, al mando de alias Gringo, reemplazo en el mando guerrillero de alias Guacho, abatido en una operación conjunta de las Fuerzas Militares, la Policía Nacional y la Fiscalía General en diciembre del 2018.
De acuerdo con las autoridades, alias Gringo es el que ordena la instrumentalización de las poblaciones de Tumaco y entorpecen los procesos de erradicación de cultivos y destrucción de laboratorios de procesamiento de coca. Tal es el poderío del frente Oliver Sinisterra de la Segunda Marquetalia, que en lo corrido del año las Fuerzas Armadas han destruido más de 2.200 artefactos en medio de operativos.
En una de las asonadas promovidas por las disidencias de las Farc cerca de 6.000 campesinos de veredas en jurisdicción de los corregimientos de Alto Mira y Frontera se congregaron para evitar que las Fuerzas Armadas realizaran sus labores de erradicación.
Aunque la población, instrumentalizada por la Segunda Marquetalia de las disidencias de las Farc, siguen negándose a aceptar la presencia de las tropas militares, el comandante de las de Tareas Hércules sostuvo que no se retirarán del territorio y que seguirán con sus labores de erradicación de cultivos ilícitos, según lo estipula la ley.
“Las Fuerzas Militares continuarán presentes sobre el sector de Alto Mira y Frontera (en Tumaco, Nariño), en cumplimiento de la misión Constitucional y desplegando sus capacidades con el objetivo de proteger a las comunidades”, aseveró el general Giovanni Rodríguez León.