Hablar de Sara Vargas Blanco es contar una corta, pero nutrida historia de superación y esfuerzo familiar. Su condición física no ha sido impedimento alguno para que hoy le dé triunfos deportivos a todo un país, que la han llevado a convertirse en campeona mundial de paranatación y a ser la joya oculta del deporte paralímpico colombiano.
Y es que la colombiana, con tan solo 16 años, se ha convertido no solo en una embajadora de la paranatación, sino en un ejemplo de superación para todos los que parecen de acondroplasia, un trastorno que afecta directamente el crecimiento de los huesos y quien la padece se caracteriza por ser de baja estatura. De hecho, Sarita, como la llaman sus allegados, ha sido sometida quirúrgicamente para evitar que el crecimiento anormal de su estructura ósea pueda generarle lesiones que la dejen fuera de las piscinas.
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La joven colombiana ya suma más de 30 reconocimientos y medallas, incluida la que se acabó de colgar el sábado 17 de noviembre en la apertura de los Juegos Parapanamericanos de Santiago de Chile. Tiene presente que su vida no es como la de cualquier adolescente de su edad, ya que la mayor parte del tiempo la pasa en el agua, mientras que sus compañeros se dedican a salir, ir a cine o cualquier otra actividad de un joven común.
Sin embargo, sabe que desde que ingresó a la paranatación, la disciplina sería su pilar fundamental para llegar a lo más alto del pódium nacional e internacional. “Digamos que todo gira en torno a los entrenamientos y la natación, o sea, tampoco puedo decir mentiras. Yo entreno 20 horas a la semana, entonces, digamos que no es que me quede mucho tiempo para para salir con mis amigos, más a esta edad que uno quiere hacer muchas cosas; sin embargo, también uno debe tener hobbies y otros medios para entretenerse y no, literalmente, quemarnos son los entrenamientos”, comentó la deportista colombiana en diálogo con Infobae Colombia.
Es que Sara se somete a un entrenamiento intensivo que abarca dos horas de natación por la mañana, una hora de ejercicios en el gimnasio, otras dos horas de práctica en la tarde, y el tiempo necesario para su recuperación.
Pero Sarita sabe que sus esfuerzos son los que la han llevado a que su nombre hoy aparezca en los principales titulares de los medios de comunicación del país, algo que nunca imaginó cuando tenía 11 años, edad en la que decidió tomar la natación como un estilo de vida por cuenta del cazatalentos que vio en la que joven un gran potencial.
“Cuando pasé la prueba aquí en el Complejo Acuático, con el profe Stevens en la Liga Bogotá, de inmediato él hasta me propuso un montón de sueños y metas, me dijo que podíamos hacerlo realidad. Yo no entendía bien, pero más o menos yo ya me estaba visualizando y desde ahí yo dije que este podría ser un proyecto de vida muy bonito para mí, aparte de que me gustaba y pues me estaba dando cuenta de las oportunidades”.
El hombre al que ella se refiere es Stevens Ruiz, entrenador de la Selección Bogotá y la Selección Colombia de paranatación, que ha dedicado casi una década a entrenar a nadadoras con discapacidad como Sarita, quien le tiene mucho aprecio a pesar de la exigencia del hombre.
“Yo al profe Stevens lo admiro muchísimo, lo quiero también, sin embargo, pues obviamente mi entrenador no es que pueda ser mi amigo porque no es que cuando yo esté cansada, él me diga si descansemos hoy, yo sé que él no puede hacer eso. Pero es una persona que me comparte muchísimos conocimientos, es muy amable, yo creo que incluso él, pues como compartimos tanto tiempo juntos, pues literalmente todos los días, pero también en otros países, se vuelve una compañía muy importante para mí, un muy buen consejero, y él es un entrenador que no solo está para lo deportivo, también está muy presente en nuestra segunda vida, que es la vida personal, los estudios”, contó Sarita.
Y es que la joven deportista acepta que, a pesar de su disciplina, no se ha catalogado como la mejor estudiante, pues incluso sus largas jornadas de entrenamiento, que ocupan sus mañana y tardes, complican sus estudios virtuales que están próximos a culminar.
“Yo estudio virtual, a veces se me complica mucho por los viajes, pero pues digamos que trato de adelantarlo los fines de semana, pues tampoco es que me estrese mucho, si paso la materia con 3.5 (que es una calificación básica para aprobar en Colombia), ya soy la persona más feliz del planeta, entonces relajada, pero pues hay que llevarlo todo con calma, planificar muy bien los tiempos organizar”, señaló Sarita en tono jocoso, pues reconoce que el estudio no ha sido su fuerte.
La deportista colombiana ha aceptado que su camino, que apenas completa 7 años trabajando de forma dedicada para mejorar sus marcas personales, también ha estado marcado de momentos frustrantes que la han llevado; incluso, a pensar en la rendición. Sin embargo, siempre ha sido la disciplina y su voluntad por dejarle al país un legado deportivo, las que han hecho que se mantenga fuerte en la competencia, y que haya vivido momentos especiales que hoy guarda con cariño en sus recuerdos.
“En Miami, ya se estaba acercando la noche de la gala, fue un evento en el que me invitaron junto con mi entrenador, y pues no teníamos tiempo para ir a peluquería ni nada, o sea nada, y pues ahí incluso también estaba Mariana Pajón y Stevens dijo “será que la llamamos” para que me peinara, porque yo necesitaba ayuda y yo no, qué pena Dios mío. Entonces (el entrenador) dijo bueno, entonces yo la peino y pues me hice una cola de caballo y le quedó bien, fue bonito porque yo nunca me imaginé que Stevens me fuera a peinar y menos en un evento de esos”, recordó la colombiana.
Sara Vargas Blanco hoy se ha convertido en un referente colombiano para el deporte paralímpico, pues estas justas deportivas de los Juegos Parapanamericanos que apenas empiezan, la paranadadora ya logró imponer un récord panamericano y llevarse el oro.
Pero desde que abrió su exitoso palmarés internacional a la temprana edad de 11 años en Indianápolis, Estados Unidos, ganando tres medallas de oro en las disciplinas de 50, 100 y 400 metros libres, Sara ha continuado destacándose en diversas competiciones. En el año 2019, su velocidad y destreza la llevaron a ganar cuatro medallas de oro y una de plata, al mismo tiempo que estableció cuatro récords, siendo reconocida como la atleta destacada en los Juegos Parapanamericanos de Lima. En su camino hacia los Juegos Olímpicos de Tokio, también se bañó en oro en la Serie Mundial de Natación en Italia.
Por su parte, su familia y especialmente su madre, Leonor Blanco, quien padece la misma condición que Sarita, ha sido la gran impulsora de su carrera deportiva, pues desde siempre supo que su hija tenía el potencial de nivel mundial para representar al país en diferentes torneos. De hecho, fue su entereza la que permitió que la joven llegara a las puertas del Complejo Acuático de Bogotá, que ahora es como su segunda casa.
“La verdad estoy muy orgullosa de mi hija, yo sé que esos entrenamientos y todo lo que ella da es para que tengan unos frutos positivos, y eso se ha visto. Sé que ella se siente muy contenta gracias a su disciplina, gracias a su entrenador y gracias, de una u otra forma, al apoyo que le damos a nuestra hija”, contó para Infobae Colombia la mamá de Sarita.
Blanco, sabe que la deportista colombiana aún tiene mucho por entregar, aunque por delante vengan desafíos personales que están relacionados con la acondroplasia y posibles intervenciones quirúrgicas, además de elegir su carrera profesional porque entiende que su vida como deportista de alto rendimiento, aunque resulta prometedora, podría terminar en cualquier momento.
“Yo la veo triunfando siempre en lo que hace, especialmente en su deporte, y la verdad le auguro muchos éxitos en su vida deportiva y en su vida personal”.
De momento, la colombiana sigue en Santiago de Chile a la espera de obtener más medallas que pongan a Colombia en el pódium de este encuentro internacional que se llevará a cabo hasta el 26 de noviembre. Entretanto, Sarita Vargas ha enviado un mensaje a las instituciones deportivas para permitir que más personas con limitaciones físicas y cognitivas puedan demostrar sus habilidades.
“El deporte para las personas con discapacidad es algo muy bonito, uno aprende muchas cosas, incluso aprende a conocerse a uno mismo y el deporte es un estilo de vida muy chévere, no es para cualquiera, pero yo creo que acá en Colombia pues sí hay muchas cosas que mejorar, pero uno puede salir adelante en el deporte si se lo propone”.