Petro dijo que la Constitución colombiana es una “ficción” y que hay una gran distancia entre la “retórica y la realidad”

El presidente advirtió que por más que la carta política diga que Colombia es un Estado Social de Derecho, la realidad es otra

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El presidente habló de la constitución política de Colombia en la 19° Feria Internacional del Libro de Venezuela - crédito Presidencia de la República
El presidente habló de la constitución política de Colombia en la 19° Feria Internacional del Libro de Venezuela - crédito Presidencia de la República

Durante la presentación de su libro de memorias en la 19° Feria Internacional del Libro de Venezuela, el presidente Gustavo Petro aseguró que la Constitución de 1991 “es ficción”, pues son palabras escritas que “no se aplican en Colombia”. También advirtió que hay una distancia entre la retórica y la realidad que viven distintas regiones del país.

“Cuando uno está con la Constitución en la mano y va a una región, el Urabá, cerca de Panamá, cerca al Tapón del Darién —que ahora se ha vuelto muy famoso—, la realidad de la Constitución escrita y la realidad real del Urabá distan kilómetros y kilómetros de distancia. En el Urabá existía una dictadura que mataba a los obreros, 3.000 asesinados. Uno por uno o en masacres. Y la Constitución habla del Estado Social de Derecho. Ahí aprendimos nosotros cierta realidad colombiana, la distancia entre la palabra, la retórica y la realidad. La realidad de la muerte, del asesinato, de sobrevivir en medio del terror para tanta gente”, dijo el presidente Petro

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El presidente también recordó que en la construcción de la Constitución de 1991 el M-19, la guerrilla en la que militó y que se desmovilizó en 1990, fue protagonista anotando que, al año de haber dejado las armas, el movimiento político que derivó de la guerrilla ganó lideró la votación de la Asamblea Nacional Constituyente que redactó una de las cartas políticas más avanzadas del mundo, dijo el presidente.

“A pesar de haber entregado el testimonio, el primero, un triunfo electoral pacífico después de dejar las armas y hacer una constitución, América Latina comenzó a cambiar por todas partes, menos en Colombia. Colombia se anclaba al pasado”

Ese anclaje al pasado, dijo Petro, se ve en la violencia y en los 200.000 muertos que “van” desde la promulgación de la Constitución de 1991, que insistió en calificar como una de las más democráticas del mundo: “¿Cómo una constitución tan democrática vive y se mantiene como un escrito en un país que ha matado decenas de miles de personas?”

Después hizo eco de las confesiones que el ex jefe paramilitar Salvatore Mancuso hizo ante la Jurisdicción Especial para la Paz sobre los hornos crematorios que usaron las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), en contubernio con el Estado, para desaparecer y asesinar a miles de colombianos. Un genocidio, así lo calificó el presidente.

“Aquí en la frontera con Venezuela hay unos hornos crematorios en donde centenares de personas fueron quemadas, igual que los nazis, confesado por el que lo hizo, con un Estado cómplice de ese genocidio, por secciones no generalizables, funcionarios armados, desarmados, juntos con los, les llamamos, de la motosierra, los descuartizadores, generando ese genocidio que tiene un solo motor, una acumulación de riqueza que nos ha convertido en uno de los cuatro países más desiguales del mundo. ¿Cómo iba a florecer, ahí, una izquierda o un progresismo? ¿Cómo iba a florecer algo? ¿Cómo podía haber flores? ¿Cómo se podía escribir en medio de la violencia?”

También dijo que la Constitución se convirtió en letra muerta y que es la violencia la que ha ido configurando un modo de ser, una cultura “antidemocrática, una cultura del odio, una cultura del miedo —que es la otra cara del odio— y una cultura de la mentira”, que provocó la paradoja, advirtió el presidente de tener “una de las constituciones más democráticas del mundo con un genocidio”, que comparó con lo que se vive en Palestina, en donde, dijo bombardean niños y niñas, como en “en Colombia lo hacían todos los días, por orden del jefe del Estado”.

Después de la presentación de su libro, el presidente Petro se reunió con el dictador Nicolás Maduro, que lo recibió con honores militares en el Palacio de Miraflores, para reunirse a puerta cerrada por varias horas.

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