“El ungido”: revelan detalles de las actuaciones del falso Mesías que usaba brebajes para esclavizar sexualmente a sus víctimas en Medellín

Las mujeres de su grupo de oración también eran explotadas laborablemente

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Alias "El ungido" utilizaba armas
Alias "El ungido" utilizaba armas y brebajes para quebrantar la voluntad de sus víctimas en Antioquia - crédito vía redes sociales.

Tras la captura de Edison Camilo Gómez, alias El ungido en octubre pasado, las autoridades han dado a conocer nuevos detalles sobre cómo este hombre de 48 años abusó sexual y económicamente de las mujeres que fueron sumándose a su “grupo de oración” fundado en la década de los 2000.

Elegía metódicamente a sus víctimas en Medellín, Envigado y Guatapé, asegurándose de que fueran mujeres de fe y tuvieran un excelente historial crediticio. Ambos, cuando menos, eran elementos indispensables.

El físico también resultaba importante, pero podía “transformarse” por medio de cirugías plásticas que ellas mismas debían asumir para encajar con los estándares de una religión ficticia en la que Gómez ocupaba un rol principal como “ungido de Dios”.

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Tan pronto como lograba convencerlas de que la suya era una verdad universal, las alejaba de sus familias, obligándolas a vivir en una de sus propiedades, en donde no tenían contacto con el mundo exterior más allá de los trabajos que se veían obligadas a realizar.

Allí las sometía a todo tipo de vejámenes y las sometía a abusos en público, como en 2018 cuando, en medio de un ritual con ropa traslucida, accedió carnalmente de una menor de tan solo 15 años, sin importarle que su familia se encontraba en frente: “Supuestamente la estaba limpiando y liberando de todo mal accediéndole carnalmente en frente de todos sus seguidores, incluso de un familiar de la menor”, precisó la Dijin en su investigación.

La Dijín lleva el caso
La Dijín lleva el caso que ha estado abierto por lo menos tres años - crédito Vía redes

La joven estuvo en su poder durante dos años, hasta que en 2019 logró escapar e interponer una denuncia ante las autoridades, quienes iniciaron una investigación que duró poco más de tres años y terminó con la captura de Gómez.

Sin embargo, sus encuentros constantes con la menor solo son la punta del iceberg, pues se cree que llegó a abusar de todas y cada una de las mujeres que formaban parte de su comunidad y, cuando estas intentaban negarse a acceder a sus peticiones las amenazaba con navajas, armas de fuego o les preparaba brebajes para quebrantar su voluntad.

Siempre y cuando cumplieran con sus condiciones (dóciles, acaudaladas y hermosas), no le importaba si eran “mayores o menores de edad (...) mediante diferentes artimañas, amenazas y acciones psicológicas” llegaba a ellas y las convencía de dejar su vida a un lado para sumarse a la secta.

Se desconoce a cuántas mujeres engañó desde el 2006 y hasta el 2023, pero tras divulgarse la noticia sobre su captura siguen sumándose testimonios de quienes pasaron por la secta y, con algo de suerte, escaparon para regresar a casa.

Antes de mantener relaciones sexuales
Antes de mantener relaciones sexuales con las mujeres de la comunidad les prohibía tener un orgasmo - crédito Fiscalía

“Esta captura se da como producto de las denuncias interpuestas por parte de varias víctimas que dieron a conocer el actual criminal de alias ‘El Ungido’ y también mediante el trabajo de los investigadores que lograron establecer varias conductas delictivas a consumar delitos sexuales”, detalló el comandante en jefe de la Dirección de Investigación Criminal e INTERPOL de la Policía Nacional, general José Luis Ramírez, según referencia Blu Radio.

Fue así como, tras meses de investigación, dieron con su captura y lograron presentarlo frente a un juez de control de garantías para que responda por los delitos de acceso carnal, acto sexual en persona puesta en incapacidad de resistir y trata de personas agravada con fines de explotación laboral.

Este último debido a que, para sostenerse y llevar una vida de lujos, obligaba a quienes entraban al grupo a mantener oficios varios en jornadas extenuantes, entre ellos la confección, la venta ambulante y el servicio domestico, para luego obligarlas a mantener relaciones sexuales con él, prohibiéndoles, incluso, experimentar orgasmos por cuenta de su “religión”.

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