Cuatro semanas completan perdidos en altamar los casi cuarenta migrantes que la noche del 21 de octubre zarparon desde San Andrés en la embarcación IAS II, con rumbo a Nicaragua, para continuar su tránsito hacia Estados Unidos.
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En un principio se hablaba de 15 personas, pero según fueron conociéndose los reportes de sus familiares, logró establecerse que en la embarcación viajaban 35 ciudadanos venezolanos y tres colombianos. Entre ellos, una mujer con 8 meses de embarazo, un bebé de tres semanas y al menos 12 menores de edad.
La noche en la que dejaron San Andrés, con dirección a Centroamérica, sus familiares perdieron todo contacto, pero, aun así, la Fuerza Naval del Caribe, la Fuerza Aeroespacial colombiana y los centros de búsqueda y rescate de Panamá, Costa Rica y Nicaragua continúan buscando, por cielo, mar y tierra, cualquier pista que pueda ayudarlos a dar con su paradero.
Existen indicios de que podrían seguir con vida e, incluso, ya salieron del mar. A nueve días de iniciadas las labores de búsqueda, por ejemplo, se encontró un saco con los documentos de ocho pasajeros en Costa Rica.
Y, hasta hace poco, familiares de las víctimas notaron que sus perfiles en redes sociales habían sido activados hace poco. Este es el caso de Leidy Carmona, quien, en entrevista para Noticias Caracol dio a conocer nuevas pistas sobre el desaparecimiento de su hermana:
“No se trata de un naufragio, sino de trata de personas. No podemos asegurar que sea un secuestro, porque no tenemos pruebas, no tenemos evidencias, pero sí está ocurriendo algo. A nuestros familiares los tienen algunas personas, ellos están vivos y muestra de eso es que se han conectado a redes sociales y eso no podría ser a menos que haya conexión a internet”.
En lo que va del 2023 al menos 1.047 náufragos náufragos han sido rescatados por la Armada colombiana, tan solo en la península de San Andrés. Y es que, a pesar de ser un lugar turístico con aguas cristalinas y playas de arena blanca, mar adentro las condiciones empeoran y embarcaciones en mal estado pueden verse en riesgo.
Según dijo Maivy Gómez, familiar de otra de las víctimas, en conversaciones con el medio citado: “Se conoció que había otra lancha, que salieron a la par y que esta lancha sí había llegado a Nicaragua. Allí las personas que llegaron a Nicaragua también comunicaron, vía redes sociales, que la otra lancha nunca había llegado y que la persona con la que iban a hacer el trasbordo en un punto del mar esperó tres horas y nunca llegó”.
Semanas atrás, en entrevista para RCN Maivy precisó que entre los documentos hallados se encontraban los de dos familias enteras y una mujer que viajaba sola hacía los Estados Unidos. Todos escucharon sobre las lanchas que podían ayudarlos a llegar al norte del continente sin tener que sumergirse en el temido tapón del Darién.
Una teoría que cobra aun más sentido al detenerse sobre los perfiles de quienes viajaban en la embarcación: mujeres a punto de dar a luz, recién nacidos, familias y menores de edad que, probablemente, no resistirían el paso por la espesa jungla centroamericana.
Los familiares que, en un principio informaron sobre la desaparición, dicen sentir algo de esperanza que, a pesar de ir disminuyendo cada día, renace cuando encuentran nuevas pistas: “pedimos que nos ayuden, que nos ayuden, es un dolor que no se lo deseo a nadie, son días sin poder dormir, sin poder comer bien, sin saber cómo están ellos”, lamentó Creulbys Guerra, hermana de la mujer que viajaba en embarazo, en declaraciones entregadas a Noticias Caracol.