El panorama sobre los índices de siniestralidad en Bogotá no es la mejor, y es que, según el más reciente informe que presentó la Secretaría de Movilidad en la XVll Semana de la Seguridad “Anuario de Siniestralidad Vial de 2022″, reveló que un total de 536 personas perdieron la vida en el 2022 por un accidente vial.
El informe evidenció que hubo 54 fallecidos más que en comparación con el 2019, que registró un total de 842 muertes, lo que indicó un aumento del 11% de las fatalidades en las vías de la ciudad.
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Además, el informe precisó que en Bogotá falleció una persona cada 16 horas y 21 minutos por culpa de un siniestro vial, a lo largo del 2022. Así fueron los indicadores que registró el “Anuario de Siniestralidad Vial”:
- Bogotá tuvo el menor índice de mortalidad en siniestros viales, en comparación con otras ciudades capitales mayores a 100.000 habitantes.
- En Bogotá se presentó cerca de siete muertes por cada 100.000 habitantes en siniestros viales, menos de la mitad del índice nacional que se ubica en 15,5.
- El 22% de las víctimas mortales fueron mujeres y el 78% hombres, lo que indica que, por cada mujer fallecida en las vías hubo tres hombres muertos. Lo anterior demuestra una amplia diferencia entre sexo masculino y femenino, tendencia que se ha mantenido en los últimos ocho años.
- El 33% de las fatalidades se concentró en jóvenes de ambos sexos entre los 20 y 29 años.
- El 37% de las víctimas fatales eran motociclistas, quienes han tenido un incremento en el número de fallecidos frente a años anteriores, un 34% por encima del promedio entre 2015 y 2019.
Igualmente, reportes oficiales de la Secretaría de Movilidad precisan que los principales corredores viales donde más se registran siniestros o coaliciones son: la avenida Ciudad de Cali, la avenida Caracas, la avenida Calle 13, la avenida Primero de Mayo y la avenida NQS.
Sin embargo, los expertos en la materia de seguridad vial indican que un siniestro vial puede ocurrir en cualquier infraestructura diseñada para el paso de vehículos y peatones. Por lo que, también es común ver como en vías donde la velocidad máxima es de 30 km/h se registran coaliciones por el incumplimiento a la normatividad, a las señales de tránsito, al irrespeto por el otro y la falta de presencia de las autoridades competentes.
Ante dicho escenario, Infobae Colombia consultó al Equipo seguridad vial WRI Colombia sobre: ¿qué acciones deberían implementarse para garantizar la integridad de todos los actores viales en la ciudad y sobre todo donde se registra una falta de control y operación por parte de las autoridades competentes?
“El control es solo uno de los pilares a los que Bogotá le está apostando para la seguridad vial, y uno muy efectivo puede ser control en vía o por un sistema automatizado. Algunas ventajas de un sistema automático, conocido también como la cámara salvavidas son: permite controlar 24/7, se pueden tomar datos que nos ayudan cada vez más a mejorar la movilidad y la seguridad vial, además a largo plazo hay un costo-beneficio alto para la ciudad”, explicó el equipo de seguridad.
De acuerdo con el equipo, el empleo de las cámaras de fotomultas o como la Secretaría de Movilidad las ha llamado “cámaras que salva vidas” cuentan con estudios de precisan la razón de la implementación de dichos dispositivos en los corredores arteriales de Bogotá, que han logrado reducir en un 21% las muertes por siniestralidad vial.
Igualmente, señaló que ese porcentaje es alto, teniendo en cuenta que solo en Colombia en 2022 murieron 8.469 personas por siniestros de tránsito (cifras del Observatorio Nacional de Seguridad Vial), cifras de fatalidades que en el 2023 siguen en aumento.
Reducir la velocidad disminuye las muertes en las vías
Para el Equipo seguridad vial WRI Colombia, el control es solo una de las varias medidas que pueden realizar las autoridades “el diseño de vías para bajar velocidades es fundamental”. Dichas dinámicas generan un impacto y resultan necesarias en las vías locales ubicadas en zonas residenciales, comerciales y escolares.
“Este tipo de medidas tienen un gran impacto y resultan muy necesarias en vías. Algunas medidas pueden incluir: resaltos parabólicos y elementos similares que actúan como reductores de velocidad, cruces elevados tipo pompeyano, cruces semaforizados, reducción y angostamiento de carriles, entre otras”
Con dichas acciones, el equipo explica que los organismos de control buscan asegurar que los vehículos motorizados transiten a velocidades seguras dependiendo del contexto y los actores de la vía.
Y es que según el límite máximo de velocidad sugerido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y aceptado a nivel mundial como estándar es de 30 km/h en zonas residenciales, hospitalarios y colegiales.
“Es importante que estas acciones se realicen a nivel de zona o corredor dependiendo del tipo de vía. Por ejemplo, en zonas residenciales la siniestralidad es más dispersa, ya que los siniestros no suceden en un lugar específico, sino en una zona o área más amplia y, por lo tanto, se debe intervenir todo un corredor o área para garantizar mayor seguridad. El complemento de cámaras salvavidas y diseño vial seguro es altamente efectivo en estos casos”.
Sin embargo, en las zonas donde no hay presencia de las autoridades y/o dispositivos tecnológicos, el equipo precisó que las dependencias deben garantizar la integridad de todos los usuarios viales, sobre todo, concentrarse en los más vulnerables: ciclistas y peatones.
“Si priorizamos los puntos y corredores arteriales más peligrosos podríamos estar reduciendo un tercio de la siniestralidad en la ciudad. En las vías locales e intermedias los datos comprueban que cerca de los colegios, en vías comerciales, hospitales, parques o puntos de atracción de las comunidades son los lugares más peligrosos”.
No obstante, las acciones que imparten las autoridades no son aisladas, para el Equipo seguridad WRI Colombia dichas acciones son complementarias a todo un sistema de seguridad vial. En otras palabras, deben trabajarse de manera conjunta con el diseño de las vías, el control, la comunicación, la pedagogía del sistema y la atención de emergencias.
“Todas las decisiones que se tomen deben estar respaldadas con datos que ayuden a entender mejor el problema y plantear las soluciones más apropiadas”, concluyó el equipo.