El primero de mayo de este año el país entró en vilo, pues una avioneta con ocho personas, cuatro menores de edad, se estrelló en la espesa selva del Guaviare.
Las autoridades tardaron 15 días en encontrar la aeronave estrellada y cuando revisaron el lugar del siniestro solo encontraron los cadáveres de Hernando Murcia, capitán de la aeronave, Herman Mendoza Hernández, copiloto; Magdalena Mucutuy Valencia y Herman Mendoza Hernández, director de la fundación de profesionales indígenas Yetara.
Sin embargo, no había rastro de los hijos de Magdalena Mucutuy, los hermanos Lesly Jacobombaire Mucutuy, de 13 años; Soleiny Jacobombaire Mucutuy, de 9 años; Tien Noriel Ronoque Mucutuy, de 4 años, y Cristín Ronoque Mucutuy, de 11 meses. Desde entonces las autoridades iniciaron una búsqueda implacable por cielo y tierra de los menores en la llamada Operación esperanza.
Ahora puede seguirnos en WhatsApp Channel y en Google News.
La misión de rescate duró 40 días en los que 200 comandos de las Fuerzas Militares, miembros de comunidades indígenas del país y demás organizaciones aunaron esfuerzos para encontrar a los cuatro hermanos perdidos.
El resultado de la operación fue un milagro, pues era poco probable que cuatro menores de edad sobrevivieran a animales peligrosos en una selva tan densa, sin comida y sin elementos de supervivencia, pero, como el nombre de la misión, los organismos de búsqueda no perdieron la esperanza y con el código: “Milagro, milagro, milagro, milagro”, confirmaron el hallazgo de los cuatro menores vivos en la tarde del 9 de junio.
En el escrito de las Fuerzas Militares se narra cómo hicieron los comandos especiales y los buscadores expertos indígenas para mantener la búsqueda y no desfallecer en el rescate de los menores.
“En sus 179 páginas, de forma testimonial se refleja el desarrollo de esta acción sin precedentes de las Fuerzas Militares, cuyas capacidades técnicas, tácticas y humanas se movilizaron para encontrar a los sobrevivientes de la aeronave que se accidentó el lunes primero de mayo de 2023, cuando cubría la ruta Araracuara - San José del Guaviare. La espesura de la manigua, la poca visibilidad en cada paso y los más de 2.600 kilómetros recorridos no fueron impedimento para la incesable búsqueda”, sostuvo el Ejército.
En el escrito también hay un apartado especial para Wilson, un perro de búsqueda que internaron los militares en la espesa selva amazónica y que encontró a los niños primero que los militares, los acompañó y cuidó durante algunos días hasta que fueron encontrados; sin embargo, el canino no pudo volver a casa con los menores y nunca fue encontrado pese a la exhaustiva búsqueda de los comandos especiales.
Tras desistir de continuar con la búsqueda de Wilson, las Fuerzas Armadas le hicieron un homenaje, lo condecoraron e incluso le hicieron una estatua que será exhibida en el museo militar de Tocancipá.
“Nos encontramos en nuestra Escuela Superior de Guerra, la máxima estancia en cuanto a educación superior de las Fuerzas Militares, es donde este libro se potencializa por su gran valor académico, donde se desarrolla (...) Quiero decirles que después de este gran desafío de 40 días de incesante búsqueda, cada límite superado y cada esfuerzo consagrado en aquellas interminables jornadas serán una motivación para seguir adelante”, declaró el comandante de las Fuerzas Armadas de Colombia general Helder Fernán Giraldo Bonilla, durante el lanzamiento del libro Operación esperanza.
El lanzamiento de la obra literaria estuvo precedido por un conversatorio en el que el comandante general Giraldo Bonilla, el comandante del Conjunto de Operaciones Especiales de las Fuerzas Militares, general Pedro Arnulfo Sánchez Suárez, el comandante de equipo de reconocimiento especial de Operaciones Especiales y Nicolás Ordoñez Flórez, integrante de la guardia indígena de la comunidad Muruy, quienes participaron en la operación esperanza y narraron sus vivencias en la misión.