Carolina Vivas Castañeda había nacido en Cali hace 39 años, pero el pasado fin de semana fue asesinada en España por su expareja sentimental. La colombiana se encontraba radicada desde hace tres años en el país ibérico, donde conoció y se enamoró de Daniel Monroy, un español con el que se casó en 2022.
Tiempo antes de conocer a Monroy, Carolina Vivas se desempeñaba como esteticista y también trabajó como mesera en varios restaurantes de ese país. Aunque Daniel parecía el típico hombre normal enamorado, con el pasar de los meses los celos enfermizos y el comportamiento obsesivo que demostraba, encendieron las alarmas de las personas allegadas a esta relación.
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Con el fin de evitar que Carolina tuviera contacto con otras personas, Monroy llegó hasta el punto de encerrar a Carolina en su residencia ubicada en Malaguilla, que es una localidad de la provincia española de Guadalajara donde habitaban.
“Después de que empezó la relación con él, no pudo volver a trabajar porque no la dejaba, la mantenía muy encerrada. La hermana de ella dice que vivía adormecida, cambió mucho. En marzo nos dimos cuenta de que la tenía retenida, le quitó su celular, no se podía comunicar con nadie, no podía salir”, contó Liliana Salazar, prima de la víctima, a El País.
Sin embargo, en ese momento, logró escapar para denunciar su caso ante las autoridades del país ibérico, “él la convenció de que quitara la denuncia, diciéndole que eso lo afectaba porque podía perder la patria potestad de sus hijas. La convenció de que levantara la denuncia y volviera con él”.
Según lo manifestó la prima de la víctima, Carolina no podía dimensionar el grave peligro que corría su vida. “Ella siempre argumentó que él no le iba a hacer daño porque la amaba y decía que estábamos exagerando”, añadió Liliana. Ante esta situación la víctima permanecía insistiendo a su pareja que fueran a terapia para continuar buscar soluciones a sus problemas y así poder continuar con su relación.
No obstante, pese a los esfuerzos que Carolina hacía por mantener su romance, “las intimidaciones, el maltrato, el abuso emocional contra ella” continuaban, por lo que decidió nuevamente separarse.
La familia de Carolina Vivas Castañeda la recuerda como una persona “expresiva, social, muy tierna”, pero durante la relación que sostuvo con el español cambió mucho, ya que “él nunca la dejaba sola, no permitía que ella hablara a solas con la hermana, si le sonaba el celular él estaba allí para vigilar quién era y qué hablaba”.
La caleña pudo escapar nuevamente de esa difícil relación que la estaba consumiendo y después de esto se mudó a vivir en un apartamento ubicado en el municipio de Getafe, en Madrid, donde permaneció escondida aproximadamente por tres meses. No obstante, la distancia que había puesto con Monroy no fue un impedimento suficiente para que este volviera a buscarla, puesto que él al parecer interceptó su cuenta de correo de Gmail para ubicarla.
El viernes 3 de noviembre, Daniel Monroy la logró ubicar y llegó hasta donde ella vivía, luego de golpear la puerta, la acosó. Pese a la insistencia del hombre, Carolina no abrió la puerta y, ante la inminente amenaza que le hicieron los vecinos de llamar a la Policía, el sujeto no tuvo más opción que retirarse del lugar. Pasó solamente un día para que la colombiana saliera de su apartamento con el fin de interponer nuevamente una denuncia, pero antes de que ocurriera eso, Monroy reapareció y le propinó un brutal ataque.
Al parecer Monroy no tuvo problema en esperar a que su expareja saliera de su lugar de residencia para agredirla. Por este motivo, la familia de la mujer está segura de que se trató de un crimen premeditado, por lo que ahora están pidiendo que las autoridades colombianas los respalden.
“Lo que buscamos como familia es conseguir el apoyo de la Cancillería en este proceso, que sea un apoyo jurídico-legal y psicosocial para los familiares que están en España. Desconocemos totalmente las leyes de allá y no queremos que el caso quede en impunidad. Pedimos que se haga justicia”, afirmó la prima de la víctima.
Y concluyó haciendo un llamado a todas las mujeres que padecen casos parecidos: “No pueden callar y dejar que su victimario siga pasando por encima, el trato psicológico que estas personas hacen lleva a que la víctima proteja su victimario”.