En las direcciones de Familias y Comunidades, y de Primera Infancia del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar habrían suscrito contratos de prestación de servicios con personas que no cumplirían con los perfiles específicos que requieren estas dos dependencias del Icbf. Músicos, artistas plásticos, odontólogos y no profesionales serían algunas de las personas que, como contratistas, del instituto devengan importantes honorarios.
La denuncia, hecha en Sigue la W de W Radio el 7 y 8 de noviembre, advierte que, además de haber personas con perfiles profesionales alejados de la misionalidad de las dos direcciones del Icbf, algunos de estos serían contratos corbata.
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En el caso de la dirección de Familias y Comunidades —que tiene como misión “diseñar y ejecutar programas de acompañamiento familiar, psicosocial y comunitario para impulsar el desarrollo de los niños y adolescentes, buscando dar orientaciones técnicas para que los servicios fortalezcan el trabajo con las familias y se reconozcan como sujetos colectivos que gozan de total protección del Estado”— los contratos que se denuncian son para prestar servicios de desarrollo de procesos de asistencia técnica y gestión del conocimiento en programas de acompañamiento psicosocial, familiar y comunitario, así como el diseño de políticas sociales y poblacionales.
Algunos de estos contratos, según la denuncia de Sigue la W, tendrían asignaciones mensuales que superan los $40 millones. Dos de estos contratos fueron suscritos con Natalia Lucía Rincón, maestra en artes plásticas y visuales de la Universidad Distrital, y Luis Augusto Mora, comunicador social de la Universidad de La Sabana.
En el caso de la dirección de Primera Infancia —que tiene como misión “el desarrollo integral de las niñas y los niños de cero a cinco años, mediante la protección y garantía de sus derechos, la educación inicial, cuidado, salud, nutrición, protección y participación”— algunos de los contratistas tampoco tendrían los perfiles profesionales.
Contratos que habría dejado amarrados el exdirector de Primera Infancia Álvaro González Hollman, que fue declarado insubsistente y abandonó su cargo hace unas semanas. Algunos de estos devengan importantes honorarios mensuales, sin contar con la experiencia o el perfil profesional para los contratos que tienen.
Uno de estos es Harold Bustos, cuyo contrato, para apoyar a la subdirección Técnica de la dirección de Primera Infancia, es por $62 millones por ocho meses, pagados en mensualidades de $7.750.000, profesional en educación básica con énfasis en educación artística. Además, es esposo de Julieth Paulin Trujillo, asesora del despacho de la directora del Icbf.
Otro de los contratos cuestionados es el de Geraldine Morales Simancas, que es administradora en servicios de salud, que llegó de la Gobernación de Bolívar, de donde también aterrizó en la dirección de Primera Infancia Marlen Morales Castillo, que también trabajó en la Alcaldía de Clemencia (Bolívar). Esta última tiene un contrato por $132 millones, por un año, pagados en mensualidades de más de $10 millones. Ambas serían fichas de González Hollman.
Otra persona que habría llegado al Icbf por cuenta de González Hollman es Efren Jiménez Sidray, tecnólogo en desarrollo de software, y que fue asistente administrativo en la Gobernación de Bolívar.
Por otro lado, una de las contratistas con un perfil profesional lejano a la misionalidad de la dirección de Primera Infancia, es Marcela Tristancho Mantilla, profesional en artes plásticas y maestría en museología y gestión del patrimonio, que devenga $6.705.000 mensuales.
Otros contratistas con un perfil profesional que no tendría correlación la dirección de Primera Infancia es la odontóloga Ana María Vélez, el cantante Miguel Alex Castellanos y el médico esteticista Ismael Quintero.