En una sociedad cada vez más diversa y plural, los desafíos en torno a la libertad religiosa y la convivencia de diferentes creencias se hacen evidentes en instituciones públicas como la Policía Nacional de Colombia. Un caso que ha generado controversia es el de Andrés Camilo Parales Rueda, un joven de 20 años perteneciente a la iglesia satánica de Anton Lavey, quien interpuso una tutela alegando que ciertas prácticas de la Policía vulneraban su derecho a la libertad de culto.
La controversia comenzó cuando Andrés Parales se presentó voluntariamente para prestar servicio en la Policía. En este proceso, la institución le dio a conocer los requisitos y reglamentos establecidos, que incluyen mantener un corte de cabello corto y la tradicional oración católica “Dios y Patria”. Sin embargo, Parales, siguiendo los principios de su fe satánica, se negó a cumplir con estas normas, argumentando que iban en contra de sus creencias personales.
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La respuesta de la Policía Metropolitana de Bucaramanga fue firme, sosteniendo que no habían vulnerado los derechos de Andrés Parales y que el proceso de tutela presentado por el auxiliar había sido fallado a favor de la institución en primera instancia. Esto generó un debate sobre hasta qué punto la libertad religiosa debe ser respetada en el ámbito de las fuerzas de seguridad y si las normas institucionales pueden entrar en conflicto con las creencias personales de sus miembros.
De hecho, por medio de un comunicado oficial de la Policía Nacional, se manifestó que parales ”... se presentó de manera voluntaria a la incorporación, se le dieron a conocer los reglamentos y de hecho en una información personal que escribió con su letra referenciaba cosas de su vida privada sobre su núcleo familiar que lastimosamente no son verídicas”.
En defensa de su postura, Parales ha argumentado que la religión satánica promueve valores de no violencia y respeto hacia las decisiones personales en asuntos como las relaciones sexuales. Ha destacado que su estilo de vida se basa en principios y creencias que ha adoptado desde su adolescencia y que no se relaciona con la violencia ni la rebeldía, como se podría asumir erróneamente.
Andrés Parales, más allá de su fe y su formación policial
Antes de unirse a las filas de la institución, era estudiante de Derecho y soñaba con seguir esa carrera. Sin embargo, debido a razones económicas, optó por prestar servicio en la Policía con el objetivo de obtener su libreta militar, un documento necesario para acceder a oportunidades laborales en su ciudad o en otras partes del país. Además, es un apasionado de la radio y se desempeña como presentador en el medio digital independiente Noticias Zarigüeya.
Uno de los aspectos que ha causado más controversia es la posición de Parales en cuanto a su corte de cabello. Según los principios de la religión satánica de Anton Lavey, las personas tienen libertad para llevar su cabello como lo deseen, hecho que choca con el reglamento de la Policía que establece que los uniformados deben mantener su cabello corto. Para Parales, esta es una cuestión de libertad personal y la imposición de normas sociales no debería prevalecer sobre las creencias y valores individuales.
¿Qué dice la ley sobre esto?
El abogado Nicolás Calderón, de la Asociación de Ateos de Colombia, representa a Andrés Parales y ha destacado que el principal derecho que están defendiendo es el de la libertad de culto. En su opinión, la imposición de cortarse el pelo va más allá de una cuestión estética y atenta contra las creencias religiosas de su cliente.
Este caso pone de manifiesto la necesidad de abordar de manera más profunda y respetuosa la diversidad religiosa en instituciones públicas como la Policía Nacional. Si bien las normas y reglamentos son fundamentales para el funcionamiento de cualquier organización, es esencial encontrar un equilibrio que respete la libertad religiosa de los individuos sin comprometer la eficacia de la institución, según indica Calderón.