En Bogotá una tradición que empezó hace más de 80 años aún se conserva. Se trata de unos lavaderos comunitarios que fueron inaugurados por el caudillo Jorge Eliécer Gaitán durante su periodo en la Alcaldía de la capital del país (1936 – 1937).
Así lo detalló el Instituto Distrital de Patrimonio Cultural, IDPC, que aseguró que estos lavaderos comunitarios del barrio Antigua Fábrica de Loza, también conocidos como lavaderos de Gaitán, existen desde 1936 y constituyen uno de los lugares patrimoniales más significativos del Centro Histórico de Bogotá.
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El horario de funcionamiento de este espacio público es de lunes a domingo de 9 a. m a 3 p. m. y para poder lavar ahí hay que pagar la módica suma mensual de 3.000 pesos.
José Arturo Moreno, habitante del sector que conoce la historia de los lavaderos, habló con la generadora de contenido Laura, del canal Descubriendo con Laura, y narró que surgieron de la necesidad que vio Gaitán al ver que las mujeres lavaban sobre piedras.
“En esa época lavaban la ropa de los militares, entonces el doctor Gaitán busco que le cedieran el espacio para construir los lavaderos comunitarios y de ahí se construyeron 32 lavaderos que están al servicio de la comunidad”
Moreno detalló que aún va bastante gente a lavar su ropa al tradicional sitio y que el agua que se utiliza es de un nacimiento natural que viene de la montaña.
“Agua para consumo humano, porque eso es un agua bastante natural, es un agua que viene de arriba de la montaña, del río San Juanito, y es un lugar donde la gente lleva agua para consumo humano, se bañan. Aún recurren con nosotros a usar este servicio”.
En el mismo sentido, indicó que el lavadero comunitario nunca ha estado fuera de servicio, aunque en algún momento los amigos de lo ajeno intentaron desvalijarlo.
“No, desde que yo sepa no ha estado fuera de servicio. Hubo un tiempo en donde si trataron de desvalijarlo, se llevaron las rejillas de unos lavaderos, unos tapones que eran en cobre, los quitaron. Los baños también los desvalijaron, porque eran baños de la época que eran de esos cuadraditos. Entonces, como todo eso era en cobre, eso se llevaron. Entonces, de ahí, quedó algo bastante desvalijado. Los portones también”
Finalmente, recordó que antiguamente cada familia tenía asignada un lavadero y si esta lo quería prestar a otra, pues lo hacía, ya que hace años, antes de que llegaran las lavadoras, eran muchas más las personas que empleaban el servicio.
“A cada familia se le asignó un lavadero y si la persona le quería prestar un lavadero se lo prestaba a la persona que estuviera en turno, porque anteriormente esto era muy lleno, venía mucha gente a lavar”, concluyó.
Desde la Alcaldía de Bogotá, para dar a conocer esta tradición, se organizan exposiciones fotográficas recordando los lavaderos, con el fin de mantener la memoria de este importante espacio patrimonial a través de sus protagonistas. Asimismo, con la Junta de Acción Comunal del barrio Antigua Fábrica de Loza y el Instituto Distrital de Patrimonio Cultural hacen recorridos guiados por los lavaderos y la huerta urbana que también hay allí.
El distrito recordó, a propósito del tema, la memoria de Luis Alberto Tovar Mora, que fue un líder comunitario de este barrio, que dedicó su labor a la protección y salvaguardia del patrimonio cultural y la memoria de los lavaderos comunitarios, y quien les ayudó con la documentación de los dispositivos patrimoniales de la actual muestra gráfica que tiene el IDPC sobre el tema.