Están censurando grafitis en Medellín: señalan a fanáticos religiosos y ‘gente de bien’ de vandalizar las expresiones artísticas

La capital antioqueña es reconocida por su turismo de arte callejero, incluyendo este tipo de intervenciones artísticas, por lo que este hecho no solo ha molestado a los artistas, sino a la misma ciudadanía

Imagen de archivo El muralista Santiago Rodas lideró una investigación para identificar quienes estaban rayando los grafitis. Hasta el momento se desconocen las identidades, pero se descifró un patrón en las acciones encuentra del arte callejero - crédito 'Tour del Graffiti' comuna 13 de Medellín.

En las calles de Medellín, un fenómeno misterioso ha estado tomando forma. Lo que para algunos parece simple vandalismo, se ha transformado en una intrigante serie de eventos que están dejando su huella en la ciudad.

Durante el último mes y medio, grafitis en diversas partes de la urbe han sido marcados con enormes equis en tonos blancos y púrpuras, o cubiertos por tachones que los ocultan por completo, especialmente en zonas como el corredor de la avenida Regional e Industriales.

En un principio, los grafiteros no le prestaron mucha atención, considerándolo parte del juego, conscientes de que la ciudad no es su lienzo personal. Sin embargo, a medida que identificaron patrones detrás de estas intervenciones, comenzaron a darse cuenta de que algo diferente estaba ocurriendo. Las equis ahora marcaban grafitis de animales deformados, figuras mitológicas y demonios, a veces acompañadas de mensajes religiosos como “Dios nos ve”, según indica el medio El Colombiano.

Ahora puede seguirnos en nuestro WhatsApp Channel y en Google News.

Santiago Rodas, un poeta y muralista de renombre, lideró la iniciativa para rastrear a los responsables detrás de este inusual fenómeno artístico, hallando que a través de un perfil en redes sociales, un individuo se atribuyó parte de estas intervenciones.

Desde allí, emitió mensajes de invitación a los ciudadanos e incluso a las fuerzas de seguridad, como militares y policía, para unirse a su causa: seguir rayando los grafitis.

Por otro lado, algo preocupante que trajo consigo estos hechos de censura artística fue el lenguaje con el que esta persona incitaba a arruinar el arte callejero en redes sociales. Hablaba de ‘controlar plagas’, de ‘limpieza´, y de ‘erradicar a los responsables de llenar la ciudad de diablos’, hecho que según el historiador Óscar Calvo, en conversaciones con El Colombiano, manifestó que precisamente este tipo de discursos se refleja en la exposición ‘Amor por Medellín’, del muralista Rodas.

Según Rodas, este tipo de mensajes solo incentivan el mismo discurso de los años ochenta del siglo XX en Colombia, en donde se valoraba y exaltaba las conocidas “Limpiezas sociales”.

Otro de los mensajes que se podían encontrar en aquella cuenta que incentivaba a la censura de los grafitis tenía relación con el disgusto de “Diablos” y demonios pintados por Medellín. Estos mensajes sugieren la posibilidad de que estas intervenciones estén motivadas por un fanatismo religioso.

En redes sociales ya se estaba denunciando

A esto se le suma los datos proporcionados por el usuario @rabodeajip, identificado como Pascual Gaviria. En un ‘hilo’ de X, antes Twitter, explica y visibiliza un poco más a fondo esta problemática.

Varios muralistas y grafiteros de la ciudad de Medellín han restaurado sus piezas luego de ser afectadas por los “fanáticos”. A pesar de eso, vuelven a ser censuradas - crédito @rabodeajip / X

“La ignorancia y la falta de imaginación. La facilidad de destruir lo que otros piensan y hacen. Recuerda el grito fascista: ‘Muera la inteligencia’”, resaltó este usuario, manifestándose en contra de esta censura.

Según @rabodeajip, a corte del 16 de octubre, iban más de 70 grafitis dañados y 20 artistas afectados. Esto ha sido sistemático, porque aunque algunos de esos artistas han vuelto a los lugares censurados para restaurar sus piezas, días e incluso horas después, sus grafitis vuelven a ser tachados, incluso con discursos violentos.

“Dos personas fueron vistas dañando los muros, iban en una camioneta blanca (¡Oh sorpresa!) de placa GRR 606. Una búsqueda a los datos de la Camionetica. Gente de bien... Que triste que la brutalidad vuelva contra la imaginación. Solo dos palabras describen a los tachadores: bobos hijueputas”, expresó @rabodeajip.

Bogotá no se queda atrás en la censura de las calles

Recientemente, el artista conocido como Toxicómano Callejero, en sus redes sociales, ha publicado que estas acciones no solo han ocurrido en Medellín.

A pesar de este acto, en redes sociales han mencionado que tiene sentido este tipo de pleitos callejeros, pues la calle le pertenece a la gente - crédito @toxicomanocallejero / Instagram

En una publicación realizada el 31 de octubre, Toxicómano mostró un video en el que se ven a tres personas pintando sobre uno de los murales que ha realizado en la ciudad de Bogotá.

“¡Apareció el demonio / Cristo Rey! Si hay reggaetón cristiano porque no iba a haber graffiti cristiano... La calle todo lo ve compañerxs”, fue el texto con el que acompañó su publicación”.

Según el video compartido, estas tres personas se encuentran grafitenado lo que parece ser un símbolo de Ichthys de Cristo, una cruz con sus puntas horizontales terminadas en flecha, con pintura croma plateada y con el texto “Crsito Rey”.