El cambio climático se hace sentir en Bogotá, donde se ha transformado su tradicional patrón de lluvias, según un análisis detallado realizado por el ingeniero civil Fabio Rubiano Sánchez, de la Universidad Nacional de Colombia.
Según este estudio, las lluvias en Bogotá se han vuelto más cortas, pero significativamente más intensas.
En años anteriores, Bogotá era conocida por su clima con lluvias prolongadas y moderadas. Sin embargo, el escenario climático está evolucionando, y este cambio es atribuido al impacto del cambio climático.
Según el análisis de Rubiano Sánchez, el aumento de las temperaturas está alterando los patrones de precipitación, lo que significa que las lluvias en la ciudad ahora son más breves, pero notoriamente más intensas.
Estas intensas lluvias traen consigo una serie de desafíos, desde inundaciones repentinas hasta riesgos de deslizamientos de tierra y daños a la infraestructura urbana. Este cambio en el patrón de lluvias es un llamado de atención sobre la necesidad de adaptarse y gestionar mejor estos eventos climáticos extremos, según el mismo Rubiano.
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El estudio identifica que las áreas más propensas a experimentar lluvias intensas se ubican en el oriente de Bogotá, particularmente cerca de los cerros Orientales. Es decir, las localidades de principalmente en las zonas rurales en las localidades de Sumapaz, Usme, San Cristóbal, Santa Fe, Chapinero y Usaquén.
Por otro lado, zonas como la calle 205 con autopista Norte, Suba, y la zona de Contador, Usaquén, son identificados como sitios vulnerables a tormentas intensas.
En oposición a lo anterior, las áreas más secas de la ciudad se encuentran en el occidente y suroccidente, abarcando localidades como Kennedy, Fontibón y Engativá.
El Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam) ha advertido que hacia el año 2100, se espera una transformación aún más marcada en el comportamiento de las lluvias en Bogotá. Se prevé una disminución del 20% al 10% de las precipitaciones en la parte oriental y un aumento del 20% al 30% en la zona occidental de la ciudad. Estas proyecciones recalcan la urgencia de abordar los desafíos que el cambio climático plantea a la capital colombiana.
Cabe resaltar que este análisis se hizo desde 1970 hasta 2020, teniendo como punto de partida la información recopilada, almacenada y suministrada por el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales
Actualmente, Colombia se encuentra en su segunda temporada de lluvias en 2023. Según las autoridades hidrológicas, es posible que esta temporada se extienda hasta finales de noviembre. Por lo tanto, se insta a los ciudadanos a mantenerse informados sobre las condiciones climáticas diarias y a tomar las medidas necesarias para protegerse de posibles riesgos físicos o problemas de salud respiratoria.
La temporada de lluvias y el ‘Fenómeno del Niño’ en el resto de Colombia
Desde septiembre pasado, Colombia ha estado lidiando con la segunda temporada de lluvias de 2023. Según lo anunciado por el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam), estas intensas precipitaciones han provocado emergencias en diversas regiones del país, y las autoridades han emitido alertas y recomendaciones para proteger a los ciudadanos y sus hogares.
Recientemente, el Ideam ha mencionado por medio de un informe que: la temporada de lluvias actual podría evolucionar hacia una amenaza aún mayor, la formación de ciclones.
Se ha identificado una región en el Mar Caribe que muestra signos de posible desarrollo ciclónico en los próximos días, lo que aumenta la probabilidad de formación de un ciclón tropical en la próxima semana. según la misma entidad.
El Ideam ha instado a las autoridades de gestión de riesgos a activar los protocolos y planes de contingencia para enfrentar estas emergencias, enfocándose en el norte del Caribe colombiano. Colombia ya ha implementado varios niveles de alerta por ciclones tropicales, pero esta nueva advertencia agrega una capa adicional de preocupación.
También se advierte sobre un posible aumento en la intensidad del Fenómeno de El Niño a principios de 2024. Esto coincide con la temporada de menor disponibilidad de agua en Colombia, según el Estudio Nacional del Agua. Los efectos se sentirán al menos hasta mayo de 2024, con un aumento significativo en su intensidad en los meses siguientes.