Tras 30 años de la muerte de Pablo Escobar, con el pasar del tiempo se han revelado detalles inéditos de los negocios y las inversiones que hacía el narcotraficante en múltiples empresas para blanquear el efectivo que recibía producto de enviar toneladas de droga a los Estados Unidos, uno de estos estuvo en el ámbito deportivo.
Además de la empresa de bicicletas de su hermano, Escobar y los demás narcos importantes de la época hicieron grandes inversiones en equipos de fútbol del rentado nacional, ya que además de sus negocios, los clubes se convirtieron en una forma de demostrar qué capo tenía mayor capital.
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De esta forma y aunque no era hincha del club, Pablo Escobar vio en Atlético Nacional un proyecto más conformado para llegar al éxito internacional, lo que lo llevó a invertir por medio de terceros en la institución para conformar los puros criollos, un plantel que era la base de la selección Colombia en las filas del Verdolaga.
Tras la obtención de la Copa Libertadores en 1989, Nacional contrató a una de las promesas del fútbol colombiano, se trataba de Faustino Tino Asprilla, uno de los referentes en la historia deportiva del país que triunfó en Inglaterra e Italia en los 90, pero que a la par de sus triunfos, fue protagonista de varios escándalos de indisciplina.
La llegada del Tino a Nacional se registró cuando tenía 20 años de edad, mientras que Pablo Escobar estaba pasando por uno de sus mejores momentos como el narcotraficante más buscado del país, pero esto no le impedía tener relación directa con algunos futbolistas con los que compartió en partidos amistosos que organizaba en sus haciendas.
En el estreno de la miniserie de RCN Tino Asprilla, no nací para perder, el exfutbolista reveló que durante el tiempo que jugó en Nacional, Pablo Escobar mandó a que le robaran una motocicleta, debido a que el delantero no seguía las instrucciones del entrenador del club, que le aconsejaba no conducir este tipo de vehículo ante el riesgo de poder lesionarse.
“Eso me trajo todos los problemas del mundo con Bolillo Gómez, con Elkin Sánchez, con el dueño, con todos. Porque los futbolistas no pueden andar en moto en Colombia. Cuando Bolillo se dio cuenta, automáticamente me dijo: “si no vende la moto, no puede volver a entrenar””.
A pesar de que el Bolillo Gómez afirmó que le robó varias llaves de la motocicleta, Asprilla siempre buscaba la forma para burlar al entrenador, sumado a que hacía maniobras peligrosas que a los dirigentes del equipo los hacía dudar sobre la permanencia del delantero en el plantel.
“Él manda a robarme la moto”
Ante el mal comportamiento y la rebeldía de Asprilla, el capo se habría enterado de que los dirigentes estaban planeando despedir al delantero, por lo que Escobar pidió a sus hombres que le robaran la moto al atacante.
“Ahí es cuando entra Pablo Escobar, se da cuenta que a mí me van a echar de Nacional. Él no era el dueño, simplemente era un hincha de Nacional. Y ni siquiera eso porque realmente era hincha del Medellín. Pero Felipe Pérez, que era un compañero nuestro y mantenía con él, le dice que a mí me van a echar de Nacional porque no quería entregar la moto, y ahí es cuando él manda a robarme la moto”, afirmó Asprilla.
Ni Pablo Escobar hizo que Asprilla dejara de ser extrovertido, y ante las amenazas que recibió por parte del capo, el Tino decidió obsequiarle la moto a su hermano y buscar una nueva pasión, fue así como inició su amor por los caballos.
“Felipe llega al entrenamiento y me dice: “te van a robar la moto porque Pablo ya dio la orden”, entonces le dije: “¿A mí? Pueden venir todos a ver quién me va a robar”. Yo estaba con susto, hablaba esas bobadas, pero no tenía ni idea de lo que estaba diciendo. Yo agarro la moto y me la llevo para Tuluá y se la regalo a mi hermano, entonces no la encontraron nunca más en Medellín”, puntualizó el Tino Asprilla.