Las elecciones a la Alcaldía de Bogotá este domingo 29 de octubre representaron un nuevo revés para el petrismo en la capital. El movimiento del hoy mandatario, pese a haber salido triunfador en la la ciudad durante los comicios para la Presidencia en 2022, cumple casi 10 años sin lograr el segundo cargo electo más importante de Colombia.
En las últimas elecciones presidenciales, en 2018 y 2022, se consolidaron los movimientos de centro e izquierda, en especial en los comicios que dejaron a Gustavo Petro como jefe de Estado, cuando el mandatario alcanzó 2.253.997 votos en la ciudad; sin embargo, un año después, el panorama para el Presidente y sus seguidores es completamente diferente, su candidato, Gustavo Bolívar, quedó en tercer lugar, con menos de 600.000 sufragios.
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Y la debacle no es nueva, desde 2015 los candidatos del petrismo no solo han caído derrotados frente a Enrique Peñalosa, Claudia López y Carlos Fernando Galán, sino que ni siquiera se acercaron a la pelea por el puesto en el Palacio Liévano.
Los “quemados” del petrismo
Gustavo Petro dejó la Alcaldía de Bogotá en 2015, esperando que sus políticas e iniciativas continuaran durante los próximos años y su primera apuesta fue Clara López, que ese año se lanzó por el Polo Democrático para competirle a Enrique Peñalosa, que se lanzaba por quinta ocasión.
Sin embargo, la inconformidad de buena parte de la población contra el mandatario saliente provocó que los ciudadanos terminaran con 12 años de la izquierda en el Palacio Liévano, se inclinaran por un candidato de derecha y le dieran su tercer mandato a Peñalosa, con un 33.18% (906.058), seguido de Rafael Pardo con el 28.52% y López en el tercer puesto con 18.30%.
Tras esa derrota, la Colombia Humana, partido del petrismo, decidió apostar por alguien más cercano al exalcalde y eligió a Hollman Morris, exgerente de Canal Capital. Bogotá volvió a cambiar de bando, pero esta vez hacia el centro.
Claudia López consolidó buena parte del apoyo de los alternativos, que no querían que ganara la derecha, se mostró férrea opositora a la postura de Peñalosa y consiguió la victoria con el 35.21% de los votos, aunque por muy poco margen sobre Carlos Fernando Galán, que llegó al 32.48%, mientras que Morris quedó muy lejos, con el 13.99%.
Finalmente, en este 2023 Gustavo Bolívar fue el tercer intento de que Petro volviera a tener una persona más cercana a sus ideales en el Palacio Liévano, especialmente tras la amplia votación que recibió en la capital en su campaña para la Presidencia, pero la ciudadanía no lo siguió en su objetivo y este domingo los bogotanos eligieron a un hombre de centro-derecha como Galán, que alcanzó casi el 50% de los sufragios y ganó en primera vuelta, mientras que Bolívar, ni siquiera alcanzó a convertirse en el líder de la oposición desde el Concejo, porque Juan Daniel Oviedo quedó segundo con más del 20%, mientras que el exsenador no superó el 19%.
El metro subterráneo también perdió
Una de las propuestas que marcaron las elecciones de Bogotá entre 2007 y 2023 fue el Metro de Bogotá, el cual empezó con diseños para ser subterráneo con Samuel Moreno, Gustavo Petro avanzó en esa idea, Enrique Peñalosa lo cambió a elevado y Claudia López le dio inicio a esas obras.
Durante las elecciones de 2015, una de las peleas fue por la manera en que se construiría ese sistema de transporte entre Peñalosa (elevado) y Clara López (subterráneo), ganó el exmandatario y comenzó un nuevo proceso durante sus cuatro años de gobierno.
Para los comicios de 2019, Claudia López estaba dispuesta a seguir con la idea del metro elevado de Peñalosa, al igual que sus contrincantes Miguel Uribe y Carlos Fernando Galán, pero el petrista Hollman Morris aseguró que, si era elegido, acabaría con el contrato recién firmado ese año y comenzaría una licitación para que fuera soterrado.
Las votaciones de 2023 marcaron un debate fuerte porque el presidente Gustavo Petro viajó a China para buscar una solución jurídica y técnica a la posibilidad de hacer subterráneo un tramo de la primera línea, algo a lo que todos los aspirantes de Bogotá se opusieron, incluso Gustavo Bolívar juró en una notaría que continuaría con el proyecto actual.