Aquelarre en la Biblioteca Nacional: Los ‘libros malditos’ y el interés cultural por estos

Aunque estas visitas culturales y guiadas muchas veces se quedan en “planes piloto”, es importante la participación ciudadana para preservar estas actividades

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Desde la Biblioteca Nacional de
Desde la Biblioteca Nacional de Colombia se hizo una recordación sobre la accesibilidad de los libros. Toda persona que quiera acceder a los libros guardados por la entidad del conocimiento son accesible digital y físicamente- crédito Daniel Esteban Reyes Espinosa / edición Jesús Aviles

A propósito de la culminación del mes de octubre, con la fecha más esperada por muchos, Halloween o ‘Noche de Brujas´, la Biblioteca Nacional realizó un recorrido guiado por cerca de 12 libros y piezas artísticas relacionadas con la brujería, hechicería y aquellos ‘libros malditos’ que este acervo literario preserva y mantiene a disposición de todos los colombianos.

Representando a Infobae Colombia, decidí acudir a lo que fue este espacio cultural y contracultural, en una apuesta para la realización de una crónica y atraer a más curiosos de lo oculto e incentivar este tipo de encuentros, de aquelarres de conocimiento.

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La Biblioteca Nacional de Colombia (BNC), un tesoro literario con siglos de historia, emerge como una de las primeras bibliotecas públicas de América tras la Biblioteca Palafoxiana (Puebla, México). Anclada en el popular barrio Las Nieves de la localidad de Santa Fe, en Bogotá, esta institución venerable se alza como un faro de conocimiento y erudición del país.

Desde el 9 de enero
Desde el 9 de enero de 1777 la Biblioteca Nacional de Colombia ha fungido como espectador pasivo de todo lo que ha ocurrido en el país - crédito Daniel Esteban Reyes Espinosa

Su invaluable colección inicial, compuesta por 4.182 volúmenes, fue un legado de la comunidad jesuita expulsada en 1767 de los dominios del Imperio español, siguiendo la orden de Carlos III. Hecho irónico teniendo en cuenta la relación entre las religiones y fe Judeocristianas, apostólicas y romanas con la hechicería y “brujería”.

21 personas, impulsadas por el gusto de lo desconocido y de lo que alguna vez fue prohibido y rechazado, fueron los y las asistentes, en su mayoría metaleros y punkeros, arquetipos de personas que en Colombia también han sido satanizadas.

Después de unos minutos, William Abaunza, filólogo clásico e historiador de la biblioteca, inició el recorrido, llevándonos a un salón con cajas blancas con letras en color rojo que formaban los nombres de varios medios de comunicación impresos y fechas recientes.

Estas cajas responden a la Ley de Depósito Legal establecida en 1993. Según esta ley, editores, productores audiovisuales, y fonográficos están obligados a aportar ejemplares de sus obras, nacionales o importadas, incluyendo medios de comunicación.

Desde libros impresos por editoriales
Desde libros impresos por editoriales contemporáneas, hasta incunables y postincunables fueron los ejemplares que desde la Biblioteca Nacional exhibieron. Varios de ellos en latín y lenguas clásicas - crédito Daniel Esteban Reyes Espinosa

Luego de atravesar dos puertas más, me encontré de frente con una mesa de madera, rodeada de sillas rojas. Encima de la mesa se encontraban varios libros, entre contemporáneos y viejos. Estos últimos tal cual con la apariencia hollywoodense de lo que es un libro comido por el tiempo.

Abaunza, proyecta una imagen: ‘Capricho N 68- Linda Maestra’, una litografía del maestro Francisco de Goya. El recorrido fue horizontal, es decir, todos pudimos participar, llegando a conclusiones similares y aprendiendo unos de otros. Nuestras voces no fueron pasivas.

La primera conclusión a la que llegamos fue que Goya no era ajeno al interés por lo oculto, y sus múltiples obras referentes a las brujas lo demostraban.

La segunda conclusión relacionó al Imperio Romano como la cuna del imaginario colectivo de lo que es una bruja: una mujer vieja, decrépita, horrible y descuidada, pero que posee conocimientos precisos sobre la sabiduría femenina y herbología, y tradiciones en torno a las curaciones, como la medicina actual, que nace de las plantas y los atributos químicos y orgánicos de la naturaleza.

Caprichos No. 68 - Linda
Caprichos No. 68 - Linda maestra - crédito Goya / Museo del Prado

‘MALLEVS MALEFICARIVM’, editado muchas veces a lo largo de la historia, fue el primer libro con el que se inició el breve y fugaz recorrido de la literatura dentro de la brujería. Siendo uno de los libros más importantes de la historia de la cacería de brujas, según Abaunza, es un compendio de la influencia europea sobre los juicios hacia las mujeres acusadas de brujas. Escrito por Heinrich Kramer y Jakob Sprenger, monjes dominicos alemanes que sirvieron de inspiración hasta para el inquisidor italiano bernando Rategno Da Como.

Abaunza, solicitó ayuda a varios de los asistentes para que leyeran fragmentos de los textos y nos diéramos ideas de como se veían a las brujas y la hechicería. Se leyó sobre deidades femeninas a las que las sociedades se encomendaban para encontrar el amor e impedir que dicha persona se fuera, den las atracciones sexuales y eróticas e incluso de la apropiación y empoderamiento femenino dentro de varias épocas que mantenían una tradición de persecución en contra de la herejía.

Fue un disparo de ideas, conocimiento y silencio, pues casi todos los presentes tenían nociones de la historia de la brujería, hechicería y paganismo. Me atrevo a decir que la decisión de más de uno fue prestar atención para aprender y confirmar todo lo que creían no saber del tema.

Pasamos al tema de los grimorios, una construcción de compilaciones mitológicas sin concepto o atribuciones del bien o el mal, en donde se mantienen supuestos conjuros, hechizos, rituales e información mística. ‘La Clavícula de Salomón’ fue el libro que ejemplificó la explicación, un grimorio atribuido al Rey Salomón en donde se encuentra información de la magia renacentista. Algo curioso, es que la portada del libro se asemeja levemente a la imagen de “Fósforos El Rey”.

El MALLEVS MALEFICARIVM o el
El MALLEVS MALEFICARIVM o el 'Martillo de las Brujas', escrito por Jacob Sprenger y Heinrich Kraus - crédito Daniel Esteban Reyes Espinosa

Lo que era una visita guiada de una hora se convirtió casi dos horas y media de un aquelarre centrada en una gran tertulia literaria. En este punto, pasamos por el ‘Segundo Idilio de Teócrito’, un poema griego que parece un mantra por la repetición de párrafos; ‘Las Brujas y su Mundo’ de Julio Caro Baroja un libro que según la reseña de Google Book: “cubre un amplio ámbito histórico y cultural sobre las características de la magia negra en el mundo grecolatino, la hechicería femenina entre los pueblos germánicos y eslavos, la adoración del demonio en la Europa medieval, la extensión de la práctica del «sabbat» y los grandes procesos inquisitoriales de comienzos del xvii”.

Llegamos al ‘DIRECTORIUMN INQVISTORIUM’, el manual del inquisidor o las instrucciones de como llevar a cabo un acto violento en contra de una supuesta bruja a manos de tribunales populares, además, también explica que “todo lo malo es culpa de las mujeres”, según la misma interpretación que se le dio en la visita guiada.

Nuestro encuentro sobre “Libros Malditos” llegó a su fin con un recorte de prensa del 2012 de El Tiempo. “Un brujo dijo que tenían que quemar a mi hermana”, es el titular que se le dio en su momento. El artículo iba al relato de una mujer que narraba como un hombre sugirió matar a su hermana Berenice quemándola viva… porque la creían bruja. La tarde sé cerro analizando el machismo intrínseco de esa acción, pues el hombre era un presunto brujo.

Finalmente, Abaunza explicó la importancia de estos recorridos guiados, a la voz de un segundo recorrido sobre esta temática por parte de algunos de los asistentes, llamándolos “guías pilotos”, pues aunque las bibliotecas públicas realizan constantes actividades, muchas veces se dejan de hacer por la falta de asistentes e interés sobre este tipo de conocimientos.

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