El juez federal José E. Martínez de Florida condenó a cadena perpetua a Germán Rivera un capitán en retiro del Ejército colombiano acusado de reunir y adoctrinar al grupo de mercenarios que acabó con la vida del presidente de Haití Jovenel Moïse.
De acuerdo con las autoridades estadounidenses, Rivera reunió a los 28 sicarios, 26 de ellos colombianos, y planeó el asalto a la casa del mandatario el 7 de julio del 2021 en Puerto Príncipe.
El caso tuvo mayor celeridad gracias a que el exmilitar colombiano aceptó los cargos en su contra por conspiración para homicidio y secuestro y mostró intenciones de colaborar con la justicia norteamericana para recibir beneficios.
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Germán Rivera se convirtió en el segundo condenado a cadena perpetua por el asesinato de Jovenel Moïse, pues en junio de este año Rodolphe Jaar, de 51 años, recibió la misma condena acusado de: “Conspirar junto a un grupo de mercenarios para asesinar a Moïse a cambio de dadivas económicas”.
En su declaración ante la justicia estadounidense el exmilitar colombiano dijo que la operación estaba respaldada por la CIA (Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos, por sus siglas en inglés), organización que supuestamente aseguró inmunidad judicial para él y el comando de mercenarios que reclutara.
Amparado en la palabra que le dieron los supuestos agentes de la CIA, Rivera y los mercenarios iniciaron la incursión armada en el domicilio de Jovenel Moïse con el objetivo de acabar con su vida. En efecto, los criminales ultimaron al mandatario con 12 tiros, pero fueron descubiertos y una parte de ellos cayó detenida en Haití mientras intentaba huir.
Para empeorar la situación, el Departamento de Estado de Estados Unidos desmintió lo que dijo el colombiano sobre la intervención de la CIA y lo acusó de: “Conspirar para cometer asesinato o secuestro fuera de los Estados Unidos y brindar apoyo material y recursos con resultado de muerte, y conspirar para hacerlo, sabiendo o con la intención de que dicho apoyo y recursos se utilizarían para preparar o llevar a cabo la conspiración para matar o secuestrar”.
En la confesión ante las autoridades estadounidenses, el capitán (r) dijo que se reunió por medio de videoconferencias con los autores intelectuales del crimen para que le suministraran dinero suficiente para adquirir armamento.
Como resultado de su petición, Rivera recibió por lo menos 50.000 dólares de Antonio Intriago el dueño de la empresa de seguridad privada con sede en Estados Unidos.
Así, junto con el exsargento viceprimero Duberney Capador, el capitán en retiro se encargó de conseguir el armamento e implementos que usaron los mercenarios para irrumpir en el domicilio del mandatario haitiano.
Los mercenarios colombianos ingresaron hasta territorio haitiano desde República Dominicana en mayo del 2021 y entabla con contacto con James Solages, de 37 años, y Joseph Vincent, de 57, dos haitiano-estadounidenses que les brindaron la información necesaria para hacer la inteligencia previa a la misión.
Sin embargo, el exmilitar colombiano dijo en su confesión que el plan inicial era secuestrar al presidente Moïse, pero que dos semanas antes de iniciar el asalto los planes cambiaron y les dijeron que tenían que asesinar al mandatario.
Y es que, en palabras de los mismos mercenarios, Rivera les dijo que tenían que matar a todo el que estuviera en la casa porque no podían haber testigos del crimen.
“Dijo que tocaba entrar y matar a todo el mundo, tocaba matar a todos los policías... mejor dicho, si había hasta la mascota”, dijo el subteniente en retiro Jheyner Carmona, participante del magnicidio.