En un escenario marcado por la controversia, el alcalde de la localidad de Santa Fe, Diego Fernando Herrera, alzó su voz ante la problemática por la presencia de los indígenas emberá katío en el Parque Nacional, de Bogotá.
Según testigos la última semana miembros de la comunidad indígena estarían realizando conexiones eléctricas irregulares y talando árboles del emblemático parque.
La administración de la localidad, encabezada por Herrera, aseguró que se busca trabajar con el Gobierno nacional para encontrar una solución a la ocupación del Parque Nacional por parte de los emberá katío.
Mientras se logra esta solución, la premisa ahora es evitar actos ilícitos por parte de los embera, como la tala de árboles o la supuesta apropiación de electricidad, que han sido motivo de inquietud tanto por parte de las autoridades locales como de la ciudadanía del sector.
El alcalde Herrera hizo un llamado enfático a la comunidad indígena y sus líderes, instándolos a abstenerse de llevar a cabo actividades que atenten contra el entorno natural y el ecosistema del parque. Sin embargo, enfatizó que la determinación de si se están cometiendo delitos o no, por parte de miembros de la comunidad indígena, recae en la Fiscalía, lo que subraya la importancia de seguir el debido proceso.
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El problema no se limita únicamente a las actividades en el parque. Conflictos de convivencia han surgido entre la comunidad indígena y los vecinos locales, con disputas relacionadas principalmente al tránsito de peatones en el Parque Nacional, la contaminación por parte de miembros indígenas en las zonas verdes del parque y la presencia de mascotas en la zona. A pesar de la ocurrencia de estos supuestos conflictos, no se han reportado incidentes graves.
El alcalde reconoció que la restauración del parque será un proceso costoso, involucrando la recuperación tanto del entorno ambiental como de la infraestructura física. Destacó que la rehabilitación ecológica demandará tiempo y esfuerzo, subrayando que no se trata de una solución inmediata.
Por otro lado, se estima que entre 260 y 300 indígenas Embera Katío permanecen habitando el parque en cerca de 58 campamentos, siendo la mayoría de ellos menores de edad.
Este conflicto inició cuando el 9 de octubre, los indígenas Embera decidieron permanecer en el Parque Nacional, esperando un nuevo acuerdo con el Gobierno y soluciones alternativas a las propuestas del Distrito para su reubicación.
A pesar de las condiciones precarias en las que se encuentran, durmiendo en cambuches improvisados con cartones y bolsas de plástico, estas comunidades indígenas insisten en que se sienten mejor en el Parque Nacional que en la Unidad de Protección Integral (UPI) de La Florida, diseñada para albergar a 2.292 personas y brindar atención médica continua.
Narciso Vitucay, uno de los indígenas que optó por regresar al parque, denunció en una entrevista que “esta gente ya ha estado sufriendo hace una semana, sin colchones, así también sufriendo mucho en el piso, eso está ya muy sucio”. Afirman que las condiciones en La Florida no son mejores y que carecen de instalaciones básicas como baños y lavanderías. En mayo de este año, el Secretario de Gobierno, Felipe Jiménez, reconoció que en la UPI de Funza había más de 1.800 personas, pero solo 900 de ellas eran indígenas.
El Distrito ha destinado al menos 9.100 millones de pesos desde 2020 para mejorar la atención de las comunidades indígenas Embera en Bogotá, incluyendo alimentación, servicios de salud y educación. Sin embargo, los indígenas cuestionan cómo se ha invertido esta suma, considerando las precarias condiciones en las que se encuentran.
Después de ocho meses de ocupación, en mayo de 2022, se alcanzó un acuerdo entre las comunidades indígenas y los gobiernos locales y nacionales. El alcalde de Santa Fe, Diego Herrera, estaba listo para iniciar la recuperación del Parque Nacional en tres etapas.
La primera fase implicó el desmonte de los cambuches y la eliminación de los residuos dejados por la comunidad indígena, tarea que llevó una semana. Las dos siguientes fases se centraron en la fumigación, desratización y restauración del parque, lo cual tomó más tiempo.
En una entrevista para Caracol Radio, el alcalde Herrera explicó: “El segundo momento consiste en hacer una fumigación, desratización, control de plagas, mosquitos y demás que pueda haber, porque ahí había encharcamientos y, también, desechos humanos. Todo eso ha generado plagas, roedores y mosquitos en el parque”. La tercera fase incluyó la restauración de bancas, prados y senderos dañados, así como la recuperación de los árboles.
A pesar de estos esfuerzos por recuperar el Parque Nacional, los indígenas Embera siguen desafiando las condiciones adversas y buscan una solución digna para su situación en Bogotá. La incertidumbre persiste mientras esperan un nuevo acuerdo con el Gobierno y una alternativa real a su reubicación.