Estar en casa se convirtió en una pesadilla para los Rojas. En la “seguridad” de su hogar murió uno de sus hijos, y los otros dos resultaron gravemente afectados tras aspirar un plaguicida tóxico que se habría colado por la ventana.
Días antes fueron notificados por los trabajadores de una bodega de alimentos, ubicada enfrente, sobre el supuesto uso controlado de esta sustancia por “razones” de salubridad. Pero, un descuido provocó que el plaguicida saliera a la calle y terminara afectado a los niños.
Los mayores, de 9 y 11 años, murieron. Mientras, su hermano, de tan solo 9 meses de nacido, se encuentra en cuidados intensivos, debatiéndose entre la vida y la muerte.
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Lilibeth Rojas, madre de los menores, narró en entrevista para el matutino de Arriba Bogotá, cómo hace unos días los trabajadores de la bodega “llegaron y nos informaron, colocaron esas pastillas ahí abajo. Dicen que eso explota después de tres días, entonces, como los niños estaban ahí en el apartamento, resultaron afectados, porque se les metió por las vías respiratorias, que es como que afecta (al organismo, dicha sustancia)”.
No tardaron en sentir los primeros efectos, y, fue Santiago quien se vio mayormente afectado, pues, cayó muerto en el apartamento, antes de poder recibir asistencia médica:
“Él no resistió y ahí mismo en la casa cayó desmayado, ya sin signos vitales. De ahí después sacaron a Esteban y al bebé. Los sacaron, también al hospital”, recordó su madre, devastada.
Pero a él, le siguieron sus dos hermanos, pues, una vez llegaron a la clínica su estado fue empeorando, hasta el punto en el que el segundo falleció y el más pequeño fue trasladado a una cama UCI.
“Esteban David falleció ayer, lamentando el caso. No resistió. Los médicos no podían hacer nada, porque ese insecticida es tan fuerte que no había nada qué hacerle”, aunque, por alguna razón, su hermano menor pudo ser estabilizado.
La mortal sustancia, hasta ahora no identificada, causó fallas multisistémicas en su organismo. Según comentó Lilibeth al medio citado: ”Les iba dañando su cuerpecito por dentro, los riñones, sus pulmoncitos, todo, iban a caer en coma, y luego a perder la vida”.
Con tan solo 9 meses, el menor de los Rojas permanece en estado crítico, pero no se rinde. Sigue batallando contra el plaguicida que apagó la vida de sus hermanos:
“Después de ellos, él empezó también con los síntomas, porque primero les dan vómitos, les dan desmayos y pues, el bebé también comenzó así”, aunque parece tener mayor probabilidad de sobrevivir.
Otra familia fue partida a la mitad, tras confundir aceite de cocina con una sustancia peligrosa:
A finales de agosto (2023) se conoció el caso de una familia momposina que fue a dar a un centro médico, tras confundir una sustancia tóxica con aceite de cocina.
El encargado de realizar el almuerzo no se habría percatado del cambio de envases y “fritó” los alimentos que consumieron durante el día en lo que, se cree, podría ser un plaguicida.
Como resultado, una mujer de 57 años falleció y al menos otros siete integrantes de la familia tuvieron que recibir atención médica, pues, a pesar de sentir un sabor diferente en la comida, decidieron terminar cada plato, antes de dejar la mesa.
“Tenemos a una adulta y a una menor bajo Cuidados Intermedios en Mompox, y a dos adultos y dos menores en la UCI del Hospital de Magangué, con un pronóstico reservado (…) Todos son miembros de la misma familia: abuelos, padre, madre, hijos y un ayudante que trabajaba con ellos”, explicó entonces, Caroline Cabrera, secretaría de Salud municipal.