Condenados dos coroneles por inducir a la prostitución a jóvenes de la Policía en la llamada ‘comunidad del anillo’

Después de casi 10 años de que se conociera la red de prostitución dentro de la institución, Jerson Jair Castellanos Soto y Wilmer Torres Orjuela fueron condenados por un juez de conocimiento de Bogotá

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Fueron condenados dos coroneles (r)
Fueron condenados dos coroneles (r) por inducir a jóvenes policías a la prostitución - crédito Camila Díaz/Colprensa

El juzgado de conocimiento de Bogotá determinó en las últimas horas que los coroneles en retiro de la Policía Jerson Jair Castellanos Soto y Wilmer Torres Orjuela, tuvieron participación directa en el caso de prostitución conocido como la ‘comunidad del anillo’.

Según falló un juez, los dos coroneles deberán pagar una condena de 10 años y seis meses de prisión por el delito de constreñimiento a la prostitución.

Según determinaron las investigaciones, estos hombres indujeron a al menos cinco alféreces para ceder a las peticiones sexuales de los altos mandos de la Policía, presionándolos con la no continuación de su carrera y el ofrecimiento de beneficios como permisos, salidas a eventos culturales y deportivos y regalos.

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En el proceso contra los dos oficiales retirados, un fiscal especializado en violaciones de los derechos humanos determinó que entre 2005 y 2006, Castellanos Soto visitó en varias oportunidades la Escuela de Cadetes de la Policía Nacional General Santander, con el firme propósito de persuadir a los jóvenes policías a cometer actos sexuales, sobornándolos con regalos e invitaciones a distintos establecimientos reconocidos, mientras ejercía como jefe de seguridad del Congreso de la República.

Asimismo, el ente investigador pudo comprobar que Torres Orjuela, quien para esos años era el jefe de sección de la General Santander y ejercía total control sobre los jóvenes, tuvo alianzas con Castellanos para facilitar la salida de los jóvenes en fechas y horarios no permitidos por la institución. Además, el coronel (r) a cargo de los estudiantes, habría promovido la red de prostitución intimidando a los uniformados con represalias contra sus carreras policiales si no accedían a los encuentros.

Según determinó un juez de conocimiento, los dos coroneles (r) deberán cumplir su condena en centro carcelario y, según especificó el ente acusador, no existe ninguna apelación al fallo proferido. La condena se emite nueve años después de que estallara el escándalo que removió las fibras de los altos mandos de la Policía Nacional en 2014.

En ese momento, el expolicía Ányelo Palacios fue quien destapó el escándalo que involucró la red de prostitución homosexual más conocida dentro de la institución. En ese momento, el uniformado señaló que se estaba obligando a los estudiantes de la Policía a cometer actos sexuales con altos mandos, a cambio de dádivas y beneficios dentro de la institución.

Sin embargo, la denuncia de este hombre causó un revuelo nacional y su posterior destitución e inhabilidad por 12 años, pues al uniformado se le abrieron al menos 13 investigaciones disciplinarias. Según señaló Palacios, todo se trató de un plan para enlodar su nombre y hacer perder validez a las acusaciones, que termino con la reciente condena de dos coroneles de la Policía.

“Yo le puedo enviar una hoja de vida mía antes de las denuncias, yo era el oficial del año, del mes, del día, felicitaciones van, felicitaciones vienen. Desde 2014 en adelante, cuando empecé las denuncias, de una vez se generaron al rededor de 13 investigaciones disciplinarias”, señaló Palacios en diálogo con El Universal.

De igual forma, el expolicia señaló que después de salir de la institución, su vida se convirtió en un completo calvario, pues le fueron cerradas las puertas en todos los empleos que solicitó, al punto que pensó en quitarse la vida ante tantas presiones. Incluso, señaló que fue víctima de un atentado en su contra, al parecer, como represalia por desmantelar el negocio irregular.

“Allá me ubicaron, me hicieron un atentado. Me parece a mí un atentado que llegue alguien con un cuchillo a matarte. Lo denuncié pero no pasó nada. Entonces busqué a unos escoltas que son los escoltas misericordiosos y me pegué mucho a Dios. Estoy con ellos ahora, aplicando mis medidas de autoprotección para tener un poco de vida más tranquila”, concluyó Palacios.

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