Qué es la llamada “ameba come cerebros” que se encuentra en ríos y piscinas sin mantenimiento: médico colombiano explica cómo actúa

La conocida como ‘naegleria fowleri’ es poco común, pero puede acabar con la vida de sus huéspedes en cuestión de días

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La ameba solo infecta a sus víctimas, a través de la nariz - crédito @doctor.negrete

También conocida como ameba zombie o ameba come cerebros, la naegleria fowleri, mortal en un 97% de los casos, se encuentra presente en uno de los cinco elementos vitales para el ser humano: el agua.

En tan solo una semana, quienes resultan contagiados con este parasito diminuto, llegan a experimentar meningoencefalitis amebiana, cuando el naegleria fowleri viaja hacia el cerebro y se alimenta de las células nerviosas.

De hecho, se conoce el caso de un adolescente de 14 años “que por pasar un buen rato con los amigos en una piscina abandonada, pero días después escucha cómo le dicen a su madre que a él le quedan tan solo cuatro días de vida”, lamentó el creador de contenido y médico cirujano Alberto Negrete.

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Pasado unos días, para el momento en el que consultaron con profesionales de la salud, el joven parecía completamente perdido, con una mirada inexpresiva y un deterioro cognitivo evidente.

Sin embargo, y de acuerdo con la explicación de Negrete, el contagio “también ha ocurrido en personas que nadan en ríos, frecuentemente en lagos e, incluso, hay un caso en Florida de una persona a la que le pasó con agua de la llave”.

Contario a otras enfermedades transmisibles, como el coronavirus, la naegleria fowlerie no es frecuente, pero aun así ha generado alertas en regiones como el sur de Estados Unidos, en donde las autoridades han optado por urgir a los locales para evitar el contacto nasal con estanques, ríos, lagos y piscinas, incluso, en temporada de verano.

La ameba solo infecta a sus víctimas, a través de la nariz - crédito Montaje Infobae
La ameba solo infecta a sus víctimas, a través de la nariz - crédito Montaje Infobae

“Estadísticamente es poco común”, pero “cuando esta ameba, mejor conocida como naegleria fowleri, te infecta a través de la nariz, solamente a través de la nariz, el pronóstico más probable en un 97% es la muerte”, detalló Negrete.

Aunque el médico también compartió con sus seguidores algunas formas de evitar el contagio: “Como la ameba solo es mortal si te infecta a través de la nariz, con un simple clip o pinza nasal, cuando vayas a nadar, puedes evitar que esto te pase”.

Precauciones que deberían tomarse sobre todo en climas cálidos, a la hora de sumergirse en cuerpos de agua dulce y estancada, pues las amebas de naegleria fowleri habitan el lecho en busca de alimento y, una vez se zambulle el agua se acercan a la superficie, en donde entran en contacto con las fosas nasales.

“Al menos cuando se tiren a un lago que tenga una temperatura por encima de 25°C tápense la nariz, para que el agua no les entre directamente; si se van a hacer lavados nasales, no lo hagan con agua de la llave, y si después de irse de paseo al lago, al río o a una piscina no tan bien mantenida, están sintiendo fiebre, dolor de cabeza, convulsiones y rigidez nucal, váyanse al hospital que esto es una urgencia”.

Naegleria fowleri no es el único parasito unicelular que pone en peligro las vacaciones

A mediados del 2023, la podcaster Maye Gómez narró a través de su cuenta de TikTok cómo llego a contagiarse de un parasito que actuaba de noche, por andar descalza en la playa.

“Todo pasó hace un par de años en la hermosa playa de Coveñas, en Colombia”. Al llegar a Bogotá le “salió una pepita roja en la pierna” que “con el tiempo se iba esparciendo”, hasta formar un sarpullido en gran parte de su extremidad, que, según le explicó su dermatóloga “se llamaba larva migratoria y es muy frecuente en el popó de los perros y gatos y, por ende, es muy fácil que se le pegue a uno ¿Por qué? Porque a veces las personas llevan a sus animales a la playa, hacen sus necesidades ahí, no recogen el popó, lo dejan ahí y después uno camina por encima o se acuesta encima de eso y se da la transmisión por contacto entre la piel y la larva, que está en el popó del animal”.

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