Una agente de la Policía Metropolitana de Bogotá protagonizó una operación durante los últimos meses. La uniformada logró infiltrarse dentro de una de las bandas más peligrosas en la ciudad, que además se encargaba de la distribución de narcóticos en algunos sectores de la capital colombiana.
La mujer logró ganarse la confianza y posteriormente el corazón de uno de los líderes de la estructura criminal hasta que, en una acción conjunta con miembros de la Policía de la ciudad, concretó la captura del delincuente identificado con el alias de Guillermo.
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Según indicaron en Noticias Caracol, la banda que lideraba el criminal, que se involucró sentimentalmente con la uniformada no identificada por seguridad, pertenecía al Tren de Aragua y operaba en diferentes partes de la ciudad, pero centraba su actuar en el centro de Bogotá.
En aquel sector de la ciudad, Guillermo y la uniformada comenzaron a conversar hasta un punto tal que entablaron una “relación”. De hecho, la integrante de la fuerza pública señaló que el delincuente la acompañaba hasta la universidad en la que supuestamente estudiaba y la esperaba en la salida de la misma institución a que ella saliera de sus “clases”.
“Al verme, me saluda, me ofrece chicha y, al interactuar un rato con él y al ver que no estoy interesada, me ofrece baretos, sustancias estupefacientes. Alias Guillermo me acompañaba hasta la entrada de la universidad, yo entraba hasta las escaleras, esperaba a que se fuera y salía. Él me esperaba en la salida de la universidad”, señaló la agente infiltrada.
En medio de las conversaciones que tenían, el cabecilla de la estructura criminal le habría confirmado a la Policía que él había durado alrededor de ocho años en la banda. Además, el delincuente se había radicado en el sector del Chorro de Quevedo, en pleno centro histórico de Bogotá, desde hacía año y medio.
“Él me manifiesta que dentro de la organización estaba hace 8 años. Más o menos año y medio duró en el Chorro de Quevedo”, añadió la uniformada.
El poder de Guillermo era tal que, según indicó la agente, él “desterró” a todos los traficantes que llegaban a ese sector de la ciudad para distribuir sustancias alucinógenas. Bajo amenazas, el bandido se encargaba de aislar a los demás delincuentes que se acercaban a ese sector de la ciudad y en caso de no obedecer, junto a sus secuaces, los interceptaban y los llevaban hasta el barrio Las Cruces, en el sur de la capital, para torturarlos.
“Los amenazaba y les decía que los iba a descuartizar si seguían trabajando allí. La persona que llegara sin el conocimiento de él, pues los torturaba. Ellos los llevaban a Las Cruces y allá los torturaban”, concluyó la uniformada.
La operación de la uniformada tardó ocho meses, tiempo en el cual ella habría escuchado cómo su “pareja” mandaba a asesinar a diferentes personas. De igual forma, la miembro de la fuerza pública indicó que algunos comerciantes del sector colaboran con estos delincuentes, ayudándoles a esconder los narcóticos.
El criminal pretendía viajar hacia los Estados Unidos y apenas la policía tuvo conocimiento de ello, dio aviso a sus compañeros para que procedieran con su captura. Ella señaló que fue en medio de una invitación comer un helado que los agentes de la Policía Metropolitana de Bogotá lo interceptaron y desde entonces, Guillermo permanece bajo el poder de las autoridades competentes.
Cabe destacar que la fuerza pública logró la captura de cinco personas de la estructura criminal, que tenían una orden judicial en su contra. De igual forma, Noticias Caracol señaló que la uniformada fue enviada a cubrir otra misión.