Luis Alfredo Garavito, uno de los criminales y depredadores de niños más temidos en la historia de Colombia, murió el 12 de octubre de 2023.
La bestia, que abusó sexualmente, torturó y asesinó a cerca de 200 menores, falleció mientras cumplía condena en La Tramacúa, cárcel de máxima seguridad de Valledupar, al tiempo que padecía un agresivo cáncer que le provocó la pérdida de un ojo.
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Infobae Colombia habló con Juan José Cañas Serrano, psicólogo forense que ejerció durante 32 años en el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forense, magíster en Psicología Jurídica, miembro del Consejo Directivo Nacional del Colegio Colombiano de Psicólogos, y de la Academia de Historia de Santander.
El también coautor del libro En los laberintos mentales de Garavito, descifró detalles de la vida de quien fue uno de los mayores criminales y asesinos en serie del mundo.
Infobae: ¿Cómo describe usted a Luis Alfredo Garavito?
Juan José Cañas: Luis Alfredo Garavito Cubillos no solo fue el mayor asesino en serie de la historia colombiana, sino también uno de los mayores del mundo; entre 1980 y 1999 se convirtió en el azote de los niños; los atrajo con engaños y luego los violó, los torturó y, a un buen número de ellos, los mató. (...) Fue el mayor de siete hermanos y durante su infancia fue, al parecer, objeto tanto de maltrato físico y psicológico como de abuso sexual; la relación con sus padres no fue satisfactoria, su padre era muy rígido y su madre poco afectuosa.
Infobae: ¿Garavito tenía algún prototipo al momento de escoger a sus víctimas?
Juan José Cañas: Entre 1980 y 1992 violó y torturó aproximadamente 200 niños. Su ruta asesina comenzó el 4 de octubre de 1992 y terminó el 21 de abril de 1999, durante esos años violó, torturó y mató cerca de 200 menores, todos hombres, de tez blanca, bien parecidos, la gran mayoría con edades entre los 8 y los 14 años, de extracción humilde, por lo general niños trabajadores. A los niños los abordaba en los parques infantiles, polideportivos, terminales de buses, plazas de mercado; poseía una rara habilidad para embaucarlos, para conseguir que lo acompañaran gustosamente hasta donde les proponía. Según lo establecido generalmente les ofrecía dinero y los invitaba a caminar hasta sitios despoblados donde los atacaba.
Infobae: ¿Cómo atraía a sus víctimas para lograr inspirarles confianza?
Juan José Cañas: Para conseguir sus macabros objetivos, Luis Alfredo Garavito se camufló como panadero, vendedor ambulante, empleado de supermercado, dueño de heladería, monje misionero, administrador de restaurantes y bares, adivinador y mendigo. Los cuerpos sin vida de los menores fueron encontrados degollados, mutilados y con señales de haber sido accedidos sexualmente y torturados; con múltiples cuchilladas en el corazón, en las extremidades, en las nalgas, con los genitales mutilados.
Infobae: ¿Qué arrojó el dictamen psiquiátrico que le hicieron a Luis Alfredo Garavito?
Juan José Cañas: En el dictamen psiquiátrico de Garavito realizado por el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses se afirma que su conducta es compatible con un cuadro de Trastorno Antisocial de la Personalidad, pero “éste no interfiere con su capacidad para comprender la gravedad de sus actos”. Garavito “sabía lo que hacía antes (planeación y selección de las víctimas); durante (llevarlos al sitio de los hechos, amarrarlos, torturarlos, violarlos y quitarles la vida, lo cual es una conducta repetitiva); y después de haber cometido sus crímenes (estar pendiente de las noticias sobre sus actos delictivos o negando ser autor de los hechos cuando ha sido incriminado en alguno de ellos).
En ese dictamen debiera haberse utilizado el término psicopatía, que es mucho más amplio que el de Trastorno Antisocial de la Personalidad. Llama la atención que en el dictamen psiquiátrico forense no se hubiera hecho referencia a dos trastornos sexuales presentes en Garavito: la pedofilia y el sadismo sexual. Esta mezcla, que constituye un auténtico coctel Molotov, lo llevó a convertirse en uno de los más peligrosos homicidas sexuales seriales de la historia de la humanidad. Los delincuentes sexuales psicópatas suelen ser más violentos y sádicos que el resto de delincuentes sexuales. En los asesinos seriales la presencia simultánea de sicopatía y sadismo sexual es muy alta. Una de las combinaciones más letales es la presencia de la sicopatía unida a evidencias de excitación sexual desviada.
Infobae: ¿Garavito era un psicópata?
Juan José Cañas: Las características de la psicopatía son determinantes en el asesinato en serie. Las habilidades interpersonales, claves para seducir, engañar y manipular a los demás, le facilitan conseguir víctimas. Sus déficits afectivos, la incapacidad de tener sentimientos de culpa y la falta de empatía, le permiten humillar y torturar a sus víctimas sin reatos de conciencia. Los aspectos comportamentales del psicópata inciden menos. Si bien su tendencia al comportamiento temerario, no tener en cuenta los derechos e intereses de los demás, puede incrementar la posibilidad de que un individuo cometa este tipo de crímenes; su impulsividad e incapacidad para planificar el futuro la reducen; la planificación es muy importante en el asesinato en serie. La propensión al aburrimiento, puede resultar determinante a la hora de cometer un delito.
En relación con el interrogante si Luis Alfredo Garavito era psicópata, es necesario precisar, en primera instancia, que, en ciencia, las hipótesis hay que probarlas, no se las puede validar basados solamente en la lógica o el sentido común. Cañas y Jácome (2013) como parte de su proyecto de grado para obtener el título de Especialistas en Psicología Jurídica y Forense de la Universidad Santo Tomás, hicieron una investigación exploratoria en la que utilizaron el PCL-R, la Escala de Evaluación de la Psicopatía de Hare – Revisada, instrumento de medida de la psicopatía en contextos forenses, clínicos y de investigación, encontrando en Luis Alfredo Garavito un puntaje marcadamente alto en psicopatía.
Infobae: ¿Por qué una persona causa dolor a la vez que obtiene placer humillando a sus víctimas?
Juan José Cañas: En el sadismo sexual, la excitación y el placer sexuales están asociados a fantasías recurrentes y altamente excitantes, impulsos sexuales o comportamientos que implican actos (reales, no simulados) en los que el sufrimiento psicológico o físico (incluyendo la humillación) de la víctima es sexualmente excitante para el individuo. En las autopsias de un altísimo número de niños asesinados por Luis Alfredo Garavito se encontró que presentaban múltiples puñaladas en zonas de sus cuerpos consideradas no mortales o letales; de este hecho, se colige que este asesino disfrutaba más con el sufrimiento que observaba en sus víctimas que con su muerte, por ello dilataba al máximo el momento de ocasionales la muerte. Se ha encontrado que este hecho es característico de los asesinos sexuales seriales que presentar trastornos sádicos.
Dietz y otros proporcionaron una cita de un asesino sádico en la que éste específica la condición sine qua non del trastorno: “El deseo de infligir dolor a los demás no es la esencia del sadismo. Su impulso esencial, por el contrario, es tener el dominio total sobre otra persona, convertirla en objeto indefenso de nuestra voluntad, convertirnos en dueños absolutos de esta persona, en su Dios, hacer con esta persona lo que queramos. Humillarla y esclavizarla son medios para conseguir este fin, y el objetivo radical más importante es hacerla sufrir porque no existe mayor poder sobre una persona que el de infligirle dolor para obligarle a padecer sufrimientos sin poder defenderse. El placer derivado de la dominación total de otra persona, ésta es la verdadera esencia del impulso sádico”.
Infobae: ¿Cómo era el modus operandi de Luis Alfredo Garavito?
Juan José Cañas: Cuando se habla del modo de operar de Luis Alfredo Garavito se hace referencia al procedimiento que usualmente este siguió al momento de ejecutar sus crímenes; no significa que ese procedimiento haya permanecido inmodificable en todos sus crímenes. El análisis en profundidad de los crímenes de Garavito mostró, en forma contundente, las acciones que solía emitir antes, durante y después del hecho punible.
Al modus operandi de Luis Alfredo Garavito no es algo a lo que se haya llegado caprichosamente. Ha sido deducido, en forma similar al de otros asesinos seriales, de los hechos y de la información existente; en este caso específico, de las descripciones efectuadas por los dos niños que lograron escapar de sus garras asesinas; de lo encontrado por los médicos forenses en los cadáveres a los que se les practicó la autopsia; de las declaraciones que proporcionó Garavito durante el juicio que se le siguió por sus múltiples crímenes, en las que describió detalladamente la forma como se acercaba a sus víctimas y lo que hacía con ellas; de los testimonios de las personas que circunstancialmente lo vieron en acción; de la información proporcionada por los familiares del asesino y las mujeres que convivieron con él.
Infobae: ¿Qué tanto influyó la experiencia de vida de Garavito en su perfil criminal?
Juan José Cañas: En la infancia, adolescencia e inicio de la vida adulta Garavito se vio abocado a una serie de eventos que por considerarse “traumáticos” podrían haber incidido en el rumbo que tomó su vida. Aunque a ninguno de ellos, considerados individualmente, puede señalárselo como el factor responsable de su comportamiento criminal, es altamente probable que cada uno haya contribuido, en pequeñas proporciones, y que el haberse convertido en un asesino serial haya sido producto de la conjugación de todos ellos.
Infobae: ¿Cómo lo afectó su entorno familiar?
Juan José Cañas: En orden cronológico, y descritos en forma breve y escueta, son: Las figuras paterna y materna con las que contó Garavito no fueron las mejores, su padre era machista, violento, mujeriego y bebedor; su madre muy sumisa y poco afectuosa; desde su nacimiento fue testigo de la violencia física, verbal y psicológica de la que su padre hizo objeto a su madre; por ser el hijo mayor, su padre fue especialmente duro con él: todo se lo prohibía, lo golpeaba con frecuencia, lo trataba de tonto, bastardo, marica, inhábil, no recibió, al parecer, manifestaciones de cariño ni expresiones amables; en las declaraciones que proporcionó durante el juicio que se le siguió por sus múltiples crímenes Garavito dejó entrever que su padre había abusado sexualmente de él; asimismo, afirmó haber sido violado en múltiples ocasiones por varios hombres de su entorno; cuando ingresó a la escuela se comportó como un niño tímido acomplejado, aislado; ello determinó que fuera objeto de burlas por parte de sus compañeros de clase.
Infobae: Entonces, ¿sus experiencias negativas lo llevaron a convertirse en el criminal que fue?
Juan José Cañas: Haciendo referencia a su infancia, Garavito no sólo ha manifestado en forma clara no haber sido feliz, sino que incluso ha culpabilizado a su padre de las decisiones erráticas que él tomó a lo largo de su vida y que lo llevaron a convertirse en un asesino serial. Es incuestionable que las experiencias negativas en niños y adolescentes pueden influir en los comportamientos en edades adultas. Además, en edades tempranas se adquieren valores y habilidades sociales, que después son difíciles de modificar.
En conclusión, si bien las experiencias traumáticas en la infancia influyen, no son determinantes en la generación de conductas asociadas al asesinato serial.
Infobae: ¿Hay en Colombia algún programa de rehabilitación o tratamiento que garantice que, si un asesino en serie o un depredador sexual queda en libertad, ya no representa un peligro para la sociedad?
Juan José Cañas: En las ciencias del comportamiento desafortunadamente hay muchos agujeros negros, zonas de oscuridad. Una de ellas hace referencia al tratamiento de los homicidas sexuales seriales, del tipo sicopático, categoría de la que hace parte Garavito.
Aunque no podría asegurarlo, es muy probable que con Garavito no se haya llevado a cabo ningún tratamiento sistemático y serio durante el tiempo que permaneció en reclusión. Nuestro sistema penitenciario, en ese sentido, es muy pobre.
En otras partes del mundo, con otros asesinos seriales, se ha recurrido a diversas variantes sicoterapéuticas que hasta el momento no solo no han dado resultados, sino que, incluso, han ido en contravía de lo esperado, incrementado las conductas indeseables que se intentaba reducir. Las posibilidades de cambio son mínimas.
Hay evidencias de que los psicópatas no responden a las formas tradicionales de tratamiento en prisión. Son tan hábiles, que suelen poner el sistema penitenciario a su servicio. Intentan continuamente salirse con la suya, suelen controlar a los otros presos e incluso al mismo personal; se rodean de personas fácilmente manipulables. Generalmente, su actitud hacia el tratamiento es negativa y tan sólo lo buscan cuando tienen algún interés particular, por ejemplo, conseguir libertad condicional o vender una actitud de cambio, de arrepentimiento.