Las vidas truncadas por Garavito: el legado de dolor que dejó a las familias de sus víctimas

“La bestia” usaba múltiples disfraces, incluyendo sacerdote, granjero, anciano, vendedor ambulante, indigente y otros, para atraer a menores, de 8 a 16 años

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'La Bestia', Luis Alfredo Garavito, ocultaba sus horrores detrás de su macabra agenda - crédito Colprensa - Youtube
'La Bestia', Luis Alfredo Garavito, ocultaba sus horrores detrás de su macabra agenda - crédito Colprensa - Youtube

En la tarde del jueves 12 de octubre de 2023, Colombia se enteró de la noticia de la muerte de Luis Alfredo Garavito, un nombre que había aterrorizado al país, también conocido como La bestia o el Monstruo de Génova, y que fue responsable de uno de los períodos más oscuros y perturbadores de la historia criminal colombiana. Entre 1992 y 1997 torturó, abusó sexualmente y asesinó a más de 172 menores de edad en Colombia, Ecuador y Venezuela.

A lo largo de su detención, Garavito negó ser el responsable de la muerte de 114 de sus víctimas, a pesar de la abrumadora evidencia que se había acumulado en su contra. La documentación clave que llevó a su condena fue la infame agenda que la policía incautó en la casa de una de sus novias, en la que La bestia detallaba fríamente algunos de sus crímenes.

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Las autoridades recopilaron pruebas incriminatorias en las escenas de los crímenes, encontrando las cuerdas con las que maniataba a los niños, restos de su ADN en los cadáveres y una botella de brandy vacía de la misma marca, que utilizaba en sus crímenes.

Además, trazaron un croquis de sus movimientos, que coincidía con las fechas de los asesinatos, incluyendo viajes en autobús, estancias en hoteles y denuncias por altercados en estado de embriaguez; sin embargo, Garavito se mantuvo inexpresivo ante estas pruebas.

El punto de quiebre llegó cuando un miembro de la unidad de investigación le mostró un estudio detallado sobre cómo mataba a los niños. Fue en ese momento que la imperturbabilidad de Garavito se rompió, y durante las siguientes doce horas, comenzó a hablar sin cesar.

Pidió un mapa y su agenda, y desglosó uno por uno los detalles de sus horribles crímenes, señalando los lugares exactos donde había enterrado los cadáveres de sus víctimas. Garavito afirmó que no tenía “ninguna perversión sexual” y que no era “homosexual”, pero confirmó ser el “responsable de la muerte de 140 niños”.

La agenda del terror de Garavito

Este delincuente sexual inició su carrera criminal en 1992 en Jamundí, donde cometió su primer asesinato contra un niño después de cometer abusos sexuales y emplear cuchillas para quitarle la vida. A partir de ese momento, Luis Alfredo Garavito comenzó a aterrorizar a Colombia. Según los informes de la Fiscalía, utilizaba diversas tácticas para atraer a sus víctimas y evadir a las autoridades.

Entre 1992 y 1997, Alfredo Garavito cometió actos de tortura, abuso sexual y homicidio contra más de 172 niños en Colombia, Ecuador y Venezuela - crédito Colprensa
Entre 1992 y 1997, Alfredo Garavito cometió actos de tortura, abuso sexual y homicidio contra más de 172 niños en Colombia, Ecuador y Venezuela - crédito Colprensa

Este individuo se disfrazaba de diversas maneras, adoptando la apariencia de un sacerdote, un granjero, un anciano, un vendedor ambulante, un mendigo y otros personajes, con el propósito de atraer a niños y jóvenes de entre ocho y 16 años de edad.

En 1998, se presentaron 133 denuncias de desapariciones de niños ante el Cebi en Risaralda, un doloroso recordatorio de la devastación que este depredador causó en la vida de tantas familias.

Entre los niños desaparecidos estaban Deyby Antony Urrutia Mosquera, un menor de siete años; también, José Aníbal Muñoz López, un joven de quince años que desapareció en el barrio La Badea de Dosquebradas; Franchesco Alejandro Duque, de once años, desapareció en Pereira en 1998; Fausto Alejandro Lozano Ruiz, un niño de ocho años, nunca volvió a casa desde el barrio Guayacanes; Didier Alexis Rendón, de doce años, desapareció en el barrio Las Violetas de Dosquebradas.

También estaba Juan Gabriel Escobar Hurtado, un niño de once años, se esfumó en el barrio Villa Santana; Carlos Arturo Patiño, de trece años, fue visto por última vez en el barrio Berlín de Pereira; Andrés Felipe Galeano Hernández, de trece años, desapareció de Dosquebradas.

Entre 1992 y 1997, Alfredo Garavito cometió actos de tortura, abuso sexual y homicidio contra más de 172 niños en Colombia, Ecuador y Venezuela - crédito Forosperu.net
Entre 1992 y 1997, Alfredo Garavito cometió actos de tortura, abuso sexual y homicidio contra más de 172 niños en Colombia, Ecuador y Venezuela - crédito Forosperu.net

El laboratorio del CTI se puso en marcha en 1999, a través del análisis genético, se logró identificar a algunas víctimas, como Juan David Marín Vélez, su hermano Jeison David Vélez, Carlos Andrés Zapata Giraldo, Jairo Andrés Marulanda, Oscar Adrián Grisales y Jonnatan Quirama Uchima.

Los gemelos Tascón también fueron víctimas de este individuo, que los sometió a torturas, abusos sexuales y los asesinó de manera similar.

Los nombres de los niños mencionados anteriormente se hicieron públicos a través de diversos medios de comunicación, como El Tiempo, Semana y El Espectador, y se incluyeron en documentales producidos en ese período. El CTI logró identificar a varias víctimas de Garavito, aunque por respeto a sus padres, nunca se divulgaron las fotografías de algunos menores.

Los sobrevivientes

John Iván estuvo a punto de convertirse en otra víctima, pero otro niño que escuchó sus gritos se acercó para prestarle ayuda. Garavito, al ser descubierto, soltó a John Iván y trató de esconderse en el bosque, pero este último logró escapar. Ambos niños corrieron y lograron ponerse a salvo. Los testimonios de John Iván y Brand Fernery fueron fundamentales en el proceso legal que condujo a la condena de La bestia.

Otro de los sobrevivientes a los ataques de Garavito, William Trujillo, contó su experiencia en una entrevista en 2020, él expresó que sufrió 12 horas de horrores en 1979, cuando La bestia que lo mantuvo abrazado toda la noche para que no huyera, le dijo: “‘salga adelante’”.

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