El 26 de septiembre la Fiscalía de Colombia confirmó la captura de diez personas que integraban una red de tráfico de migrantes desde el aeropuerto internacional El Dorado de Bogotá.
Las autoridades nacionales indicaron que los traficantes buscaban a migrantes que no pasaban los controles migratorios y los escondían en canecas de basura para burlar los operativos de seguridad y así poderlos ingresar ilegalmente a territorio nacional. Posteriormente los trasladaban hasta el Urabá antioqueño para pasarlos por el Tapón del Darién con rumbo a Estados Unidos.
Dentro de las investigaciones la Fiscalía y la Dijín pudieron determinar que detrás de la red de tráfico había clientes de Estados Unidos, Canadá, Alemania e, incluso, de países árabes, que pagaban para que ingresaran ilegalmente a sus familiares y amigos a territorio colombiano.
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Según le dijo uno de los investigadores del caso a El Tiempo, en las indagaciones pertinentes rastrearon dinero procedente desde Austria, Alemania, Emiratos Árabes, Nairobi, en Kenia, y desde Juba, en Sudan del Sur.
En el continente americano habían clientes de Canadá, Venezuela, Perú, Ecuador y poblaciones estadounidenses como Alejandría, San Diego, Dallas, Miami, Houston, Tampa y Austin.
“Estas personas serían las encargadas de contactar a los ciudadanos extranjeros que no eran admitidos por Migración Colombia, ofrecerles los servicios ilícitos para cumplir su intención de viajar y sacarlos de la terminal aérea entre contenedores de basura”, estableció la Fiscalía.
De acuerdo con el medio citado, la red delincuencial llevaba por lo menos siete años en funcionamiento, y tenían ganancias aproximadas de 126 millones de pesos mensuales.
Los traficantes de migrantes eran comandados por Jan Pieter de Vrijer Molina, encargado de gestionar el alojamiento, alimentación, transporte, trámites de visado y documentación de identificación.
El detenido había creado una empresa ficticia de aseo que operaba en el aeropuerto El Dorado y sus lacayos se disfrazaban para pasar desapercibidos en la terminal aérea.
La rentabilidad del negocio era tan grande que ya había extendido los tentáculos de la red criminal hasta ciudades como Medellín (Antioquia), Cali (Valle del Cauca), Montería (Córdoba), Necoclí, Capurganá, Turbo, Medellín y Santa Fe de Antioquia e Ipiales (Nariño).
Vrijer Molina ya había sido capturado en dos oportunidades en las ciudades de Dallas y Atlanta, en territorio estadounidense, por las mismas razones.
El investigador del caso le reveló a El Tiempo que la red liderada por Jan Vrijer tenía vínculos con los coyotes de la frontera entre Estados Unidos y México, con quienes acordaba el traslado ilegal de los inmigrantes que habían ingresado ilegalmente a Colombia para cruzar el Tapón del Darién.
En los allanamientos las autoridades incautaron 19 pasaportes ilegales, 11 celulares, casi 30.000 euros, 150 dólares de Canadá y más de 70 millones de pesos colombianos en efectivo.
Además la Fiscalía aplicó extinción de dominio a 16 inmuebles avaluados en 2.600 millones de pesos. Las propiedades estaban ubicadas en Cali, Medellín y Bogotá, y servían como hoteles de paso para los ilegales que ingresaban a Colombia y tenían como destino el Tapón del Darién.
También fueron decomisados por lo menos diez vehículos que empleaban los traficantes de migrantes para sacarlos del aeropuerto El Dorado y llevarlos hasta el Urabá Antioqueño. Los inmuebles y bienes incautados por la Fiscalía quedaron bajo control de la Sociedad de Activos Especiales (SAE).
Durante las diligencias judiciales las autoridades encontraron a ocho ciudadanos cubanos que habían ingresado irregularmente al país y estaban a la espera de la documentación falsa para emprender su viaje a Estados Unidos por la selva del Darién.