En el desierto de la Tatacoa, departamento del Huila, recientes exploraciones paleontológicas llevaron al descubrimiento del esqueleto más completo de un “marsupial dientes de sable”.
Catalina Suárez, que lideró la investigación durante su estancia postdoctoral en la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad del Rosario, explicó que el ejemplar hallado pertenece a la especie Anachlysictis gracilis, de la cual solo se conocía una parte de la mandíbula y otros restos pequeños.
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Pero gracias al hallazgo “pudimos conocer en detalle esta fascinante especie a través de análisis que permitieron entender cómo eran y cómo vivían estos depredadores extintos en la Sudamérica neotropical hace millones de años atrás”, manifestó la investigadora posdoctoral.
Estos animales, también conocidos como tilacosmílidos, hacían parte de un grupo de mamíferos depredadores extintos llamado esparasodontes, el cual está emparentado con los marsupiales actuales (canguros, koalas, zarigüeyas, entre otros). Vivieron únicamente en América del Sur durante el Cenozoico, luego de la extinción de los dinosaurios, hasta hace unos 3 millones de años atrás.
Eran carnívoros terrestres, y existieron antes de la aparición de pumas, gatos de monte, zorros, osos, entre otros animales que hoy viven en el continente. La característica especial de los tilacosmílidos eran sus caninos curvos y aplanados, que se asemejan a la forma de un sable, por lo que son comúnmente conocidos como “marsupiales dientes de sable”.
Pesaban casi 23 kilos, lo que pesa un lince promedio, y era más pequeño que su pariente Thylacosmilus atrox, que se encontraba en la Patagonia argentina. Además, tenían una morfología más “primitiva”, con un hocico más plano y alargado. De hecho, dice la investigadora, era “más parecido al aspecto y tamaño de Patagosmilus goini, su otro pariente proveniente de la Patagonia y el altiplano boliviano, para el cual se ha estimado una masa corporal de casi 26 kg”.
De acuerdo con la investigación, los dientes molares de esas especies muestran que eran de depredadores hipercarnívoros, con crestas en forma de afiladas cuchillas carniceras. Algunas de las potenciales presas de estos antiguos animales habrían incluido pequeños mamíferos que habitaron en la zona, como marsupiales, ratas espinosas, puercoespines, roedores de diversos tamaños, algunos ungulados nativos e incluso primates, que eran muy abundantes en aquel lugar.
Respecto al Anachlysictis gracilis, habitó hace aproximadamente 13 millones de años en la zona conocida entre los paleontólogos como “área de La Venta”, en el actual desierto de La Tatacoa. Se trataba de un bosque seco tropical que “en aquel entonces era un bosque húmedo tropical, similar a la actual Amazonía”, según lo dijo Catalina Suárez.
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Actualmente, la investigadora colombiana es becaria de la Swiss National Science Foundation en Argentina, trabajando en el Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales.
La investigación fue el resultado de una cooperación entre especialistas que representan instituciones de Argentina (IANIGLA-CCT Conicet Mendoza, Museo de La Plata y Unidad Ejecutora Lillo-CONICET, Fundación Miguel Lillo), Colombia (Universidad del Rosario y Museo de Historia Natural La Tatacoa), Estados Unidos (Field Museum of Natural History), Japón (Ashoro Museum of Paleontology), Panamá (Smithsonian Tropical Research Institute) y Reino Unido (Universidad de Cambridge).
El fósil encontrado ya está en el Museo de Historia Natural La Tatacoa, en el centro poblado La Victoria del municipio de Villavieja (Huila), junto con otros hallazgos paleontológicos que se han hecho en esa zona del país.