David Beckham es una figura muy singular en la historia del fútbol. A menudo existe cierta indecisión sobre si destacó más por sus habilidades en el campo de juego (especialmente cuando se trataba de cobrar tiros libres) o por el sex appeal que le permitió volverse portada en revistas de farándula y un favorito de los publicistas a la hora de promocionar productos.
En Beckham, la serie documental de Netflix que narra la vida y la carrera del futbolista inglés que vistió los colores de Manchester United, Real Madrid, Los Ángeles Galaxy, AC Milan y Paris Saint-Germain, se ven ambas facetas de su personalidad que atrajeron siempre admiradores y detractores.
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La producción ya ha dejado varios detalles reveladores, como la historia detrás de unas fotografías que el futbolista se tomó con Jennifer Lopez y Beyoncé por una publicidad que hizo para Pepsi en 2005. Estas desataron la ira de su esposa, Victoria Beckham, en ese momento embarazada de su cuarto hijo y causaron revuelo en los programas de farándula en toda Europa. Incluso los rumores de infidelidad del futbolista (particularmente durante su etapa en el Real Madrid) adquirieron protagonismo en el audiovisual.
Pero en el plano futbolístico destacó el relato de sus alegrías y decepciones vistiendo los colores de la selección de Inglaterra. Tras completar dos temporadas destacadas con el Manchester United, Beckham fue convocado a los Three Lions por el entrenador Glenn Hoddle, a quien admiraba desde sus años como jugador. Sin embargo, y a pesar de que el equipo estaba armado para que fuese liderado por Beckham y fue titular durante las Eliminatorias europeas rumbo al Mundial de Francia 1998, Hoddle se mostraba cauteloso al referirse a él en público por su juventud.
Tras asegurar la clasificación, Inglaterra fue ubicada en el grupo G, junto a Colombia, Rumania y Túnez. En ese momento Beckham echaba en falta la presencia de Victoria, con la que ya estaba comprometido, debido a que estaba de gira mundial con las Spice Girls. Según relató, el jugador le pidió permiso a Hoddle para visitar a Victoria debido a que llevaban casi dos meses sin verse. Tras recibir luz verde, Beckham fue a verla, pero trascendió una fotografía suya en la que usaba un pareo de playa durante su corta visita.
Debido al despliegue mediático de la fotografía, Glenn Hoddle hizo unas declaraciones en televisión en las que acusó a Beckham de no estar concentrado para afrontar el mundial. Eso generó un debate nacional sobre si debía seguir en la convocatoria o no, y le hizo quedar relegado al banquillo en favor de Darren Anderton para el partido inaugural ante Túnez en el estadio Velodrome de Marsella, el 15 de junio. Inglaterra ganó 2-0, pero Beckham estaba afectado. “Estaba cuestionando mi personalidad, mi profesionalismo. Ahí comenzaron las preguntas”, señaló en el documental.
De todos modos, a pesar de que extrañaba a Victoria y que la relación con Hoddle no era la mejor, Beckham quería demostrar que merecía estar en el mundial “Aunque Hoddle me trató como lo hizo, aun así quería estar ahí”, indicó. Por eso, en el entrenamiento siguiente al partido ante Túnez, Beckham contó que se entregó de lleno al entrenamiento. “Saqué un equipo de sonido y una bolsa de balones. Me puse a lanzar tiro libre tras tiro libre”, demostrando que a pesar de las declaraciones del seleccionador nacional quería y podía contribuir al equipo.
Aunque tampoco fue titular en el segundo partido ante Rumania en Toulouse, David Beckham ingresó por Paul Ince a los 32 minutos cuando iban perdiendo por 1-0. Con su ingreso, el juego de Inglaterra mejoró, y de hecho fue de sus pies que inició la jugada con la que Michael Owen consiguió el empate a los 81 minutos. Aunque los rumanos se llevaron el partido a poco de terminar el compromiso, era claro que Beckham no estaba desconcentrado y debía ser titular en el último partido de la fase de grupos para asegurarse un lugar en la segunda ronda. ¿Y quién era ese rival? Colombia.
El combinado dirigido en esa época por Hernán Dario Bolillo Gómez no pasaba por una situación mejor en el vestuario. Luego de la derrota ante Rumania en el debut, Faustino Asprilla abandonó la concentración por actos de indisciplina. Las sensaciones no mejoraron mucho para el partido ante Túnez, pero un gol agónico de Leider Preciado mantuvo las esperanza de clasificación a la segunda ronda para el último partido ante los ingleses.
La presión mediática y la propia comprensión de Hoddle llevaron a que Beckham fuese titular ante Colombia el 26 de junio en el estadio Felix Bollaert de Lens. Los balones largos del número 7 pronto le dieron a Inglaterra el control del juego, y Darren Anderton abrió el marcador a los 20 minutos. Minutos después, una falta de Leider Preciado sobre Paul Ince al minuto 28 le dejó una oportunidad inmejorable al Spice Boy para completar su redención.
Con un brillante disparo de tiro libre desde unos 40 metros, pegado al poste derecho del guardameta Faryd Mondragón, Beckham convirtió un auténtico golazo que celebró con absoluta euforia. Ya no había ni una sola duda sobre su nivel de compromiso con la selección, ni de su titularidad. Hasta su impacto en el futbol internacional se hizo evidente cuando al final del partido intercambió camiseta con Carlos el Pibe Valderrama, en el que sería el último partido del samario en una Copa del Mundo.
Infortunadamente, la felicidad para Beckham duró apenas unos días. En los octavos de final ante Argentina, y a pesar de que venía completando un gran partido (asistió a Michael Owen en el segundo gol de Inglaterra para el parcial 2-1), una falta sobre Diego Simeone le valió la tarjeta roja directa y la expulsión cuando el partido estaba empatado a dos goles. Los sudamericanos terminaron llevándose la victoria en la tanda de penaltis. En declaraciones posteriores al partido, Glenn Hoddle señaló directamente a Beckham cuando se le preguntó por la expulsión “Nos costó y muy caro”.
A partir de ese momento la prensa lo atacó por lo que consideraron una “expulsión tonta” y fue el gran señalado por la eliminación de uno de los favoritos para quedarse con el Mundial de 1998. Solo la ayuda de su entrenador en el Manchester United, Alex Ferguson, le permitió superar uno de los momentos más complejos de su carrera profesional.