En una finca alejada en medio de la nada, pero llena de excéntricos gustos, fue aprehendido Henry Loaiza Ceballos, alias Alacrán. El líder de los mágicos supera los 70 años de edad, sin embargo, siguió vinculado con el delito y el mundo del crimen a pesar de ser capturado en reiteradas ocasiones por la seguidilla de problemas que tenía con la justicia colombiana.
Alacrán resalta como uno de los capos visibles del extinto cartel de Cali. Sus pasos fueron sigilosos, pero se mantuvo dentro de la segunda línea de la organización en la época de los 80. Además, fue una de las herramientas principales de los hermanos Rodríguez Orejuela para su expansión con el negocio de la cocaína, pues se presume que se convirtió en el enlace de los de Cali con los carteles mexicanos.
La aprehensión se realizó en Pueblo Viejo, vereda del municipio de Facatativá. En una vivienda de techo azul fue interceptado por un importante grupo de uniformados especial, que rodeó la casa y se encargó de evitar la huida de este sujeto. En este lugar se encontraron varias botellas de licores extranjeros, como mezcal y tequila, cuyo origen es México.
Las botellas de licor resaltaban por su diseño, incluyendo una que tenía un reloj incrustado y marcaba la 1:51. Dicho reloj llama la atención porque estaba contramarcado con el nombre de Henry Loaiza, Alacrán. El costo de este producto podría superar los dos millones de pesos por unidad, resaltando que esta era personalizada y especial para el capo del narcotráfico.
Del mismo modo, gran parte de los objetos que estaban en esta propiedad tenían la marca del Alacrán, incluso, había un cenicero con la forma de dicho animal y se veía desgastado. Se presume que gran parte de hallazgos de las autoridades serían regalos que le dieron otros narcos, por sus vínculos en la década de los 80 con los más importantes cabecillas de los carteles mexicanos, resaltando el caso del cartel de Juárez.
En un principio, el cartel de Juárez era comandando por Miguel Ángel Félix Gallardo, quien fue uno de los precursores del negocio de la cocaína en México y se encargaba de movilizar el producto enviado por los grupos de Cali y Medellín en Colombia, liderados por los Rodríguez Orejuela y Pablo Emilio Escobar Gaviria, respectivamente.
Tras la captura de Miguel Ángel Félix Gallardo, Amado Carillo, el Señor de los Cielos se encargó de controlar la operación aérea de la organización y fue en ese momento cuando el Alacrán tomó mayor protagonismo. Se presume que, desde Colombia, Loaiza envió a uno de sus hombres de confianza a México, Eduardo Restrepo Victoria, alias El Socio, quien se encargó de negociar con Carillo Fuentes.
Respecto al Socio, este fue vinculado con el cartel del Norte del Valle, organización a la cual también perteneció Loaiza Ceballos. Todo indica que estos dos sujetos ya se conocían con el Señor de los Cielos, contexto que facilitó las negociaciones entre México y Colombia mediante la creación de rutas para exportar el alcaloide hacia los Estados Unidos como destino final.
Del mismo modo, siendo el sexto hombre de importancia dentro del cartel de Cali habría avanzado en diálogos con Joaquín Guzmán Loera, el Chapo Guzmán. Lo anterior demuestra que su trabajo dentro del grupo ilegal estaba enfocado en la expansión del mismo y negociación con otras organizaciones de mayor jerarquía, mejorando su relación con otros capos y formalizando las mismas.
Las botellas quedan como el recuerdo de un pasado oscuro, y aunque purgó sus penas desde 1995 hasta 2017, al Alacrán no le bastó lo que tenía, pues reincidió nuevament en el delito.