Por incremento de casos de VIH y hepatitis B Cali está en el centro de la estrategia nacional de salud pública ante el consumo de drogas

El ministro de justicia afirmó que, aunque sí se están realizando políticas para prevenir el consumo de sustancia ilegales, tampoco se puede dejar de lado la realidad de los ya consumidores

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Imagen de referencia Según el informe, estos incrementos en los casos de personas con VIH y hepatitis B se deben al consumo de drogas por vía intravenosa- créditos Getty Images

El ministro de Justicia, Néstor Osuna, visitó la ciudad de Cali el viernes, 6 de octubre, con el propósito de dar a conocer la nueva política de drogas del Gobierno nacional. Durante su visita a la comunidad del barrio Sucre y la comuna 9 resaltó la importancia de esta ciudad en la implementación de una estrategia de salud pública enfocada en el consumo de sustancias ilegales.

Uno de los datos más impactantes que compartió el ministro es que Cali presenta el mayor número de casos de VIH y hepatitis B relacionados con el consumo de drogas en todo el país. Esta situación ha llevado a que la ciudad se convierta en un punto prioritario en la lucha contra estas enfermedades potencialmente mortales.

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El barrio Sucre y la comuna 9 de Cali son zonas que enfrentan altos índices de distribución y consumo de sustancias ilícitas. Por esta razón, la visita del ministro de Justicia a esta área no fue casualidad; más bien, buscó sensibilizar e informar a los residentes sobre las estrategias para combatir estas problemáticas.

El ministro Osuna subrayó que Cali será una prioridad en la nueva Política Nacional de Drogas ‘Sembrando Vida, Desterramos el Narcotráfico’, impulsada por el presidente Gustavo Petro. La razón detrás de esta decisión radica en los alarmantes índices de contagio de VIH y hepatitis B relacionados con el consumo de sustancias en la ciudad.

El ministro realizó este importante anuncio después de un recorrido por las calles del barrio Sucre, donde pudo interactuar con la comunidad y explicar en detalle los objetivos de esta política nacional. Esta estrategia gubernamental busca reunir los esfuerzos del Estado para atender a los consumidores, considerados como el eslabón más vulnerable de la cadena de narcotráfico.

El enfoque central de la política de drogas es tratar el consumo de sustancias desde una perspectiva de salud pública. El ministro Osuna destacó que esta estrategia incluye un acompañamiento integral para los adultos que consumen drogas. Este acompañamiento abarca aspectos psicosociales, médicos, y proporciona información relevante para asuntos laborales y familiares. Además, se busca equipar a las personas con las herramientas necesarias para reaccionar ante situaciones de emergencia, como una sobredosis.

El ministro Osuna respondió a críticas sobre por qué el Estado no evita el consumo de drogas en lugar de enfocarse en reducir los riesgos para la salud de los consumidores. Explicó que, aunque se implementan políticas para disminuir el consumo de drogas, es fundamental abordar la realidad de las personas que han decidido consumirlas. La prioridad es reducir el riesgo de muerte y enfermedades graves asociadas al consumo de drogas.

En este sentido, el plan de acompañamiento busca proporcionar condiciones de calidad de vida a los consumidores, con el fin de minimizar los peligros y las enfermedades a las que se exponen. Ejemplos concretos incluyen la distribución de jeringas estériles para quienes se inyectan drogas, la disponibilidad de naloxona para prevenir muertes por sobredosis y la posibilidad de acceso a tratamientos médicos y exámenes de laboratorio.

Se estima que en Colombia aproximadamente 350.000 personas enfrentan problemas relacionados con el consumo de sustancias, una cifra que contrasta fuertemente con el 13,6% reportado a nivel global. Además, la mitad de quienes utilizan sustancias psicoactivas experimentan diversos problemas, ya sean físicos, psicológicos, familiares o sociales, y esta proporción es aún más alta entre los hombres, según datos de la Policía Nacional de Drogas

Según estudios realizados en 2022 y citados en la Política Nacional de Drogas, alrededor de 8.000 personas se inyectan drogas en ciudades como Armenia, Cúcuta, Cali, Medellín, Bogotá y Pereira/Dos Quebradas. Esta práctica conlleva riesgo en altas tasas de VIH (entre 3.2% y 23.9%) y hepatitis C (entre 10.7% y 80.2%), así como sobredosis y consecuencias físicas y mentales.

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