“Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo”. Para el personaje, ver el congelamiento de agua era algo sorprendente, casi como una maravilla. Tal sensación de sorpresa es solo uno de los vestigios de la cultura latinoamericana que se plasman en las letras de Cien años de soledad.
Álex García López, director argentino, reconocido por grandes producciones como The Witcher, Daredevil o la próxima serie de Star Wars, The Acolyte, entendió desde su juventud que el mencionado libro de Gabriel García Márquez no era más que un reflejo del ser latino, del ser colombiano, del ser caribe.
De hecho, en exclusiva para Infobae, describió la obra del cataquero en pocas palabras como “un vallenato de 500 páginas”.
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Quizás por haber comprendido tan bien el mensaje central de la novela y haberse conectado con la misma desde su adolescencia, es que fue escogido para ser el encargado de liderar el set de la serie de Netflix basada en el título más famoso de Gabo.
“He vivido Colombia a través de Cien años de soledad. Desde el día que llegué lo primero que hicimos con la producción, fue irnos a la Costa, donde estuve mucho tiempo. Me encantó. Y fue ahí cuando miré al libro de manera diferente por primera vez”, contó.
Agregó que, si bien ya lo había leído cuando estaba en la escuela, volvió a leerlo a sus 25 o 26 años, viviendo dos experiencias distintas. A pesar de conocerlo bien, su atracción hacia la historia fue superior cuando asumió la dirección del proyecto y se sumergió de lleno. “Yo creo que ellos, la gente que leyó el libro y le gustó, piensan que es un libro muy colombiano o incluso también se refieren a él como un libro muy universal, pero yo no creo que la gente diría que es un libro costeño y eso es lo que en verdad. Eso no lo sabes si no estás en la costa, hasta que llegas a la costa y conoces a la cultura costeña y lo hermoso que es. Fue todo una mamadera de gallo y es lo que queremos mostrar”, añadió.
Pero mirando la realidad desde una tierra que, como dijo el escritor oriundo del Magdalena, “es opuesta al resto del país”, el desarrollador bonaerense tuvo la oportunidad de recibir el reto de Cien años de soledad con una gran experiencia en la ciencia ficción, por lo que comparó este género con el realismo mágico.
En el centro de la comparación, García López recordó el trabajo que hizo con las series del Universo Cinematográfico de Marvel, en las que a pesar de contar con una trama en la que predominaba la fantasía, usó un tono muy realista e inclusive oscuro para acercar la realidad de los héroes con la del espectador. Ahondó en eso.
“El realismo mágico es un producto de exportación originario de América Latina, mientras que la ciencia ficción moderna tiene sus comienzos en Estados Unidos. Hay una dicotomía. Los superhéroes nacen en una época de nacionalismo por la Segunda Guerra Mundial, enfrentando a los malos y con poderes que nacen de la ciencia como en el mundo de Marvel, los mutantes de los X-Men, etc. Para ellos, la ciencia es un sinónimo de progreso. Por otro lado, en nuestra región prima lo espiritual, las raíces culturales, las creencias indígenas o africanas”, indicó.
Haciendo el ejercicio de ver cómo la magia y la realidad confluyen de manera natural en la historia del libro del Nobel de Literatura, sintió que debía mantener tal naturalidad de manera visual. “Es lindo el reto visualmente de eso, de cómo cuentas cosas extraordinarias, tales como los huesos que trae Rebeca de sus padres cuando ella llega o como cuentas la apariencia de Prudencio, el fantasma durante toda la historia”, detalló.
Y fue justamente hablando de la parte visual que el creativo hizo otra comparación. “Uno podría haber metido algo de la fantasía, así como en Harry Potter o lo que hace Guillermo del Toro en sus producciones, tomar un fantasma y darle luz o que vuele el viento cuando aparece, pero no. Prudencia aparece tal cual como cuando lo vimos en la escena previa, muriendo en las galleras y con un tapón en el cuello parando su sangre”.
Para él, lo más importante fue conectar los hechos más fantasiosos con conceptos como la muerte, que es “muy natural, muy dogma. Y así hemos tratado de darle todo a lo visual algo muy aterrizado, muy cotidiano”.
Finalmente, admitió que al reencontrarse con el realismo mágico y desmarcándose un poco de la ciencia ficción tuvo que volver a inspirarse en sus principales mentores del cine como Pablo Sorrentino, Alfonso Cuarón o Alejandro González Iñárritu.
De hecho, reveló que Cien años de soledad puede tener mucho de su influencia. “Es algo así como en Bardo o Biutiful, son muestras cinematográficas del realismo mágico y en medio de todo, el tono es bastante aterrizado. Tiene momentos muy bellos tiene, secuencias muy lindas y yo creo que fue un riesgo muy lindo, uno que hay que correr”, mencionó.
Álex García López codirigirá con Laura Mora
Cabe mencionar que el argentino no es el único director con el que contará la serie, sino que repartió su trabajo con la antioqueña Laura Mora, quien ganó en San Sebastián con Los reyes del mundo y que estuvo encargada de Escobar: El patrón del mal.
Sobre ella mencionó que “es una directora muy inteligente y muy talentosa, la cual ha encontrado un balance poderoso entre hacer sus películas independientes con las series comerciales. Entonces sí, nos tenemos un cariño mutuo y un deseo de hacer lo mejor posible para esta gran historia”.
Él dirigió el piloto, así como los episodios 2, 3, 7 y 8. Ella, por su parte, estuvo al pendiente del cuarto y quinto capítulo.
En cuanto al reparto, dio a conocer que hubo una mezcla entre grandes estrellas de renombre, actores en ascenso y artistas naturales, sin experiencia alguna.
“Tenía miedo de cómo íbamos a encontrar al talento y la verdad que nos hemos encontrado con todo tipo de artistas: actores naturales callejeros, que tenían cero experiencia y los hemos entrenado a través de meses y meses de talleres; también actores con un poco de experiencia con el cine independiente o en teatros; pero también a la vez actores ya con una carrera muy respetuosa, muy grande y muy linda también”, concluyó.