En octubre de 2022 la entonces secretaria de Salud de Cali, Miyerlandi Torres Agredo, anunció su renuncia al cargo. La mujer que había estado al frente de todo el manejo de la pandemia por covid-19 en la capital del Valle del Cauca aseguró que daba un paso al costado por razones personales; hoy se enfrenta a uno de los momentos más trascendentales de su vida, la oportunidad de ser la alcaldesa de los caleños.
Miyerlandi Torres Agredo es bacterióloga de la Universidad del Valle y epidemióloga de la Universidad Libre, magíster en Ciencias Básicas Biomédicas de la Univalle, especialista en Gerencia de servicios de Salud de la Universidad Libre, magíster en Administración del ICESI y doctora en Salud Pública del INS de México.
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Sostiene que su amor por el estudio está relacionado con el ejemplo que recibió de su mamá, María Lucrecia Agredo, una docente de primaria que fue la encargada de darle educación a Miyerlandi y a Janneth, su hermana, profesora de la Universidad Nacional, y sacarlas adelante.
Miyerlandi Torres creció corriendo por las calles de de Buga. Aunque su familia tuvo que quedarse en el municipio, ella, con su sueño de ser una profesional, se aventuró a viajar sola hasta Cali con el propósito de convertirse en la primera integrante de la familia en completar estudios a nivel profesional. Aún hoy, toda su familia vive en una vereda conocida como Rayito, ubicada en el municipio de Yotoco.
No fueron días fáciles para la ahora candidata, al principio, llegar a una ciudad grande y alejarse de su mamá y de su hermana le costó mucho, aunque entendía que sus esfuerzos se verían recompensados, pues tenía la oportunidad de estudiar bacteriología, y no lo podía creer cuando le dijeron que había sido aceptada en la Universidad del Valle.
A los seis meses llegó Janneth a Cali y entre las dos pudieron pagar un cuarto. Su mamá tuvo que trabajar el doble para poder pagar la universidad de las dos, pues solo con el sueldo de docente no le alcanzaba, por lo que pidió que la dejaran administrar la tienda escolar.
De la época en la tienda escolar, Miyerlandi recuerda los fines de semana en los que, al terminar sus labores como estudiante, viajaba hasta Buga para ayudarle a su mamá a preparar crispetas y empacarlas para tener listo lo que doña María Lucrecia iba a vender durante la semana. Las dificultades se verían recompensadas por el buen desempeño académico de sus dos hijas.
Miyerlandi sabía que debía ser la mejor, por lo que se esforzó en mantener el puesto más alto en la carrera, y dio resultado. No tuvo que pagar más de 50.000 pesos de matrícula durante su paso por la universidad gracias a su buen rendimiento académico a lo que se sumaba que doña María Lucrecia era docente.
Sin embargo, aunque fue una de las mejores estudiantes en la carrera, Miyerlandi tuvo un sueño que no pudo cumplir, estudiar medicina. Las notas le daban para cambiar de carrera, pero el factor económico no le permitió ser doctora, así que decidió terminar Bacteriología.
Ya con la oportunidad de un trabajo, Miyerlandi comenzó a pensar en su futuro; además, tras salir de la universidad se dio la oportunidad de divertirse y hasta aprender a bailar salsa, pero su vida cambi´´o radicalmente debido a dos acontecimientos: una pasantía en Japón y el nacimiento de su hija Catalina.
Miyerlandi Torres sabía que su vida académica debía continuar, adelantó una maestría en Ciencias Básicas Biomédicas mientras trabajaba en el Hospital Carlos Carmona Montoya, y luego viajó a Kagoshima en Japón, una visita que le abrió su mente; además, sirvió para que su novio de 7 años se pusiera las pilas y preparara la boda.
A dos meses de su matrimonio, quedó embarazada de Catalina, algo que describe como lo mejor de su vida, aunque padeció de depresión postparto, una experiencia larga y agotadora, que pudo superar gracias al amor por su hija.
Una experiencia laboral que la marcó fue cuando en 2009 le ofrecieron ser la gerente del Hospital Primitivo Iglesias. Llegó al cargo en medio de críticas a su nombramiento, pues muchos de sus opositores consideraron que no tenía la experiencia necesaria para ocupar el puesto.
Esas críticas la llevaron a querer sacar de la crisis financiera al hospital, por lo que se esforzó hasta demostrar que su falta de experiencia la podía compensar con su trabajo y esfuerzo para hacer que las cosas sucedieran.
En 2019, y gracias a su recorrido, el alcalde de Cali, Jorge Iván Ospina, le propuso ser secretaria de Salud de la ciudad lo que la llevó a enfrentar la mayor crisis de la historia reciente, la pandemia por covid-19, durante la cual demostró que tenía los conocimientos necesarios para gestionar crisis.
Miyerlandi Torres reconoce que una de las cosas más difíciles en el cargo como secretaria de Salud fue el hecho de enfrentarse a los medios de comunicación, pues no estaba acostumbrada a tener contacto con las cámaras ni los micrófonos, y asegura que gracias al buen equipo que la rodeó pudo hacerle frente y aprender a hablar en público.
El hecho de haber enfrentado la pandemia y ser la encargada de la salud de Cali la llevó a entender que nada se puede hacer solo, que la mejor forma de alcanzar los objetivos es en equipo y trabajando de manera conjunta, ese mismo pensamiento con el que apuesta a llegar a la Alcaldía de Cali y seguir trabajando por los caleños.