El fútbol colombiano nuevamente está empañado por una polémica en pleno partido de la Liga Betplay por lo que pasó en Neiva el pasado lunes 2 de octubre, cuando un recogebolas lanzó un esférico al campo en una acción ofensiva de Equidad ante Huila, terminando con un empate 1-1 que provocó una protesta airada de los bogotanos y aficionados de todo el país.
Aunque fue un hecho lamentable que el juez decidió resolver con balón a tierra para el portero de los Opitas, como indica la norma, no es la primera vez que ocurre un hecho similar en el campeonato, en especial con los árbitros como protagonistas.
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De cara al juego entre Santa Fe y Pereira que va a definir uno de los semifinalistas de la Copa Betplay 2023 el 4 de octubre en el estadio Hernán Ramírez, ambos equipos protagonizaron uno de los momentos de mayor polémica que se ha conocido en la historia del fútbol colombiano.
Solo el juez vio gol
El 30 de abril de 1989, en una época cuando el narcotráfico tenía sus tentáculos en varios sectores de Colombia, entre ellos el fútbol profesional, Independiente Santa Fe y Deportivo Pereira se dieron cita en el estadio El Campín ante un poco más de 5.000 personas en las tribunas.
Sobre los 19 minutos, el delantero rojo Héctor Sosa disputó un balón en el área, lo alcanzó a puntear en el momento que el portero Reynel Ruiz salió para el mano a mano. El defensor Hebert González corrió detrás del esférico y alcanzó a rechazarlo hacia el costado occidental de la cancha.
Cuando un jugador de Pereira tomó la pelota para continuar la acción, el encuentro se detuvo porque el árbitro Manuel Castro señaló el punto central de la cancha, marcó gol para los Cardenales y en ese momento se produjo una discusión entre los jugadores y el cuerpo arbitral.
Néstor Macareo, uno de los jueces de línea, no corrió a la línea central porque no vio dicha anotación, tampoco su colega Jhon Jairo Toro y mucho menos los aficionados en El Campín que le decían que “no” al juez, como se mostraba en la transmisión de televisión en aquella época.
Al final, el encuentro continuó de manera normal. Pereira empató a los 36 minutos, gracias a un gol de Didí, y el partido terminó 1-1 en Bogotá. Sin embargo, el evento se suma a una temporada problemática para el arbitraje colombiano, que ha sido acusado de manipular partidos con fondos del narcotráfico. Este contexto se agrava con el asesinato del juez Álvaro Ortega, que llevó a la cancelación del campeonato el 19 de noviembre de 1989.
“No vi si ingresó o quedó en la raya”
Héctor Rambo Sosa, el delantero argentino que marcó el gol fantasma para Santa Fe en 1989, habló para el pódcast Del 1 al 11 con Nicolás Samper y Christian Solano sobre aquella jugada frente al Pereira y aseguró que “de corazón no lo vi, te juro no vi si ingresó o quedó en la raya del arco”.
Según el exjugador, desde ese día es recordado por lo que pasó en el estadio El Campín, ya que no podía creer que esa acción terminara en gol, viendo la grabación miles de veces: “El gol fantasma también se lo muestro a mis hijos y no lo pueden creer. Me hizo famoso en todo el mundo”.
Sumado a eso, Sosa también se refirió al árbitro Manuel Castro, los minutos posteriores a decretar el tanto y lo complicado que fue el tránsito del compromiso, porque estaba consciente de lo ocurrido: “Estaba blanco, pálido al final y dijo ‘la embarré’”.
“Ese error terminó con mi carrera”
Después de 17 años, Manuel Castro habló por primera vez sobre lo que pasó en 1989, dio su explicación para haber dado ese gol para Santa Fe y lo primero que dijo fue que, un mes antes del compromiso, “me partí la base ocular, el pómulo y el tabique nasal. Me operaron, y en la convalecencia recibí la citación de la comisión arbitral, pues era el mejor árbitro de Norte de Santander”.
“En Bogotá, la altura y el frío me causaron una sinusitis aguda y se me inflamó la cara. Me inyecté un remedio y me fui para el estadio. En esa época se sorteaba al árbitro y los líneas en el vestuario. Metí la mano y me salió la balota número 1. Pensé: ‘Si mi Dios me dio esta oportunidad, voy a hacerlo’”, dijo el juez a la revista Soho.
Durante la jugada polémica, Castro relató que “Freddy Rincón envió un pelotazo hacia arriba desde mitad de cancha. Corrí intentando seguir el balón, pero sentí la garganta reseca y me quedé parado cerca de él. La pelota llegó al área del Pereira, hubo unos rebotes y la recibió Héctor Rambo Sosa. Esquivó al arquero y desde una posición muy sesgada remató al arco. Desde el centro de la cancha vi la línea de gol unida con la línea de 5,50 y pensé que el balón había entrado. Tuve una ilusión óptica. Para mí, el defensor Herbert González la había sacado de adentro por lo menos 20 o 30 centímetros”.
Tras esa acción, y a pesar de las protestas de los jugadores de Pereira, a quienes calificó de “respetuosos”, así como de conocer los comentarios de los jueces de línea, el árbitro mantuvo su decisión. El partido continuó como si nada hubiera ocurrido, pero lo que no anticipaba era que esa tarde del 30 de abril de 1989 marcaría el fin definitivo de su carrera.
“Por la noche, mientras comía en un restaurante del Norte, pasaron la jugada por la televisión y cuando vi que la pelota no estuvo ni cerca de entrar, me eche a llorar. Ahí comenzó mi calvario. Duré varios meses metido en mi casa reflexionando en el error. Fui al psicólogo, pues era incapaz de salir a la calle. Temía que la gente me viera y no quería ver fútbol, arbitrajes, ni nada. Ese error terminó con mi carrera”, finalizó Castro.