En un acto histórico que tuvo lugar en la plaza de Bolívar, el Estado colombiano pidió perdón a las familias víctimas de las ejecuciones extrajudiciales conocidas como ‘falsos positivos’. Por primera vez, un ministro de Defensa encabezó un acto público de reconocimiento y solicitud de perdón por estos crímenes que marcaron la historia de Colombia.
El ministro de Defensa, Iván Velásquez, asumió un papel destacado en este acto, brindando un discurso en el que enfatizó sobre la necesidad de enfrentar el pasado y buscar la verdad para lograr la reconciliación y la justicia.
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El acto no solo se centró en las 19 familias presentes, madres de jóvenes de Soacha y Bogotá, sino que también se extendió a otras víctimas cuyos casos fueron reconocidos por otros tribunales contenciosos administrativos y el Consejo de Estado.
“Pedimos perdón por estos crímenes que nos avergüenzan ante el mundo”, expresó el ministro al inicio de su intervención y agregó: “reconocemos la responsabilidad del Estado en su ejecución, como ya ha sido declarado además en procesos judiciales por el Consejo de Estado, los Tribunales administrativos de Cundinamarca y de Norte de Santander y los juzgados administrativos de Villavicencio, Bogotá, Tunja y Bucaramanga”.
Cabe destacar que los ‘falsos positivos’ representan uno de los capítulos más oscuros en la historia de Colombia, en los que algunos militares asesinaron a jóvenes inocentes para presentarlos como guerrilleros abatidos en combate y obtener recompensas. El Tribunal de Paz calculó que el número de víctimas de estos crímenes asciende a 6.402, la mayoría de los cuales fueron asesinados entre 2002 y 2008.
Fueron tantas las víctimas que el ministro subrayó que aquellos que sugieren olvidar este acontecimiento no comprenden que es imposible, ya que el Estado debe ofrecer disculpas y buscar la verdad.
“Dicen ya es suficiente, ya hay que pasar la página, pues yo digo, la página la vamos a pasar cuando la leamos, cuando sepamos qué fue lo que ocurrió”.
Velásquez expresó su admiración por la “valentía, la tenacidad y la fortaleza de las madres de las víctimas”, las cuales han luchado incansablemente durante más de una década para obtener justicia y respuestas sobre sus seres queridos desaparecidos o asesinados. Señaló que, gracias a su persistencia, se ha logrado avanzar en la búsqueda de la verdad y en la identificación de las circunstancias en las que sus hijos fueron asesinados.
“Sin cuyo esfuerzo no hubiera sido posible establecer lo que hasta ahora se ha establecido, que por esa lucha constante, tesonera, que no se rindieron, lograron no solo encontrar a sus hijos, sino saber de circunstancias en los que ellos fueron asesinados, recuperar su identidad”, dijo el ministro Velásquez.
El ministro de Defensa enfatizó que el acto de perdón no solo honra a las víctimas, sino que también representa un compromiso del Gobierno para buscar la verdad y garantizar que no se repitan estos crímenes en el futuro. Para él, la verdad es fundamental para la no repetición de tales atrocidades.
“A pesar de los años el dolor aparecía en cada una de las madres, como lo vimos ahora también, pero es un dolor que ha impulsado a la acción, es un dolor que no ha inmovilizado y por eso, también las felicito, porque el dolor ha servido como motor, pero ahora estamos y es nuestro propósito en el Gobierno, ahora estamos no solo identificados con las víctimas, sino que también nosotros reclamamos la verdad, no es posible garantizar la no repetición sin verdad, en todo lo demás son promesas y aspiraciones”
Cabe destacar que la necesidad de este acto de perdón surgió a raíz de una sentencia que ordenó al ministro de Defensa, al comandante de las Fuerzas Militares y al comandante del Batallón de Infantería N.° 15 llevar a cabo un acto público de reconocimiento de responsabilidad, petición de disculpas y reconocimiento a la memoria de las víctimas menores de edad. A pesar de que han pasado ocho años desde esta sentencia, los gobiernos anteriores no la habían cumplido.
Así se vivió el perdón público
Antes del inicio del acto, las familias de las víctimas se reunieron en la plaza de Bolívar, vistiendo camisetas blancas con el rostro de sus seres queridos asesinados por el Ejército Nacional. En un emotivo gesto de unidad y resistencia, todas las madres, hermanas e hijas de las víctimas pasaron al frente sosteniendo una foto de su familiar y gritaron al unísono: “Las madres no se rinden, carajo”.
En medio de las voces de las madres y el dolor que aún persiste, este acto de perdón representa para ellas un cambio significativo en la posición del Estado colombiano, que ha pasado de negar su responsabilidad en estos crímenes a reconocerla y buscar la verdad y la justicia.