La designación de monseñor Luis José Rueda Aparicio como cardenal por parte del papa Francisco se convirtió en un impulso para que el barrio Juan José Rondón, ubicado en la localidad de Ciudad Bolívar en el sur de Bogotá, pueda tener su propia parroquia.
La Iglesia Católica, dentro de su tradición, contempla la entrega de obras de infraestructura de impacto social y espiritual como parte de la celebración del cardenalato. En este caso, por la llegada del arzobispo de Bogotá a la más alta jerarquía eclesiástica, la ciudad será beneficiada con parte de esas obras.
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La parroquia será construida en el barrio Juan José Rondón, que hace parte de las comunidades del sur capital que se conformaron en los años ochenta, producto de la expansión de la ciudad, en construcciones informales, que poco a poco se han ido adecuando para garantizar la vida de sus habitantes.
Sin embargo, este barrio todavía enfrenta profundas problemáticas socioeconómicas y demográficas. Sus más de 1.600 habitantes se enfrentan a la falta de acceso a servicios básicos, falta de oportunidades de empleo y precariedad en el acceso a educación de calidad. Además, en el sector se viven situaciones de delincuencia, microtráfico, grupos de pandillas, hacinamiento y diferentes tipos de violencias, como de género.
Por esa situación, el barrio fue seleccionado por la Arquidiócesis de Bogotá para ser parte de las zonas beneficiadas con el programa “Porque la Fe es Acción”, en su tercera maratón, que contempla la inversión de recursos recaudados por las diferentes parroquias de la capital para acciones sociales y otros programas.
La parroquia del barrio llevará el nombre de San José Gabriel Brochero, un cura argentino canonizado como santo por el papa Francisco en el año 2016. en su vida como sacerdote y misionero se dedicó a la evangelización de las sierras cordobesas, con la gestión para la construcción de escuelas, carreteras e incluso la llegada del tren.
Al cura Brochero se le atribuyen dos milagros por haber ayudado a niños que estuvieron cerca de la muerte. Uno de ellos es el caso de Nicolás Flórez, quien cuando tenía 11 meses de vida, viajaba con su familia en su vehículo y sufrió un grave accidente. El bebé quedó tirado en la carretera con una fractura de cráneo.
No quedaba más posibilidad que acogerse a la fe y así lo hizo un bombero que acudió a auxiliarlo le rezó al cura Brochero para que salvara a la criatura. El joven ahora tiene 23 años y trabaja en una cadena radial de la Municipalidad de Villa Cura Brochero en Argentina.
El otro milagro que fue considerado para la canonización del cura Brochero ocurrió en el año 2013. El 30 de octubre una mujer llegó al Centro Infantil de la Mujer y el Niño en San Juan con Camila Brusottii, una niña de 8 años, desmayada. La madre aseguró que se había caído de un caballo, pero todo parece indicar que había sido víctima de una brutal golpiza.
La abuela rezó al sacerdote de la municipalidad y días después se recuperó. El pronóstico médico indicaba que quedaría en estado vegetativo, por lo que describieron su mejoría como milagrosa.
De este modo, al santo Brochero será dedicada la parroquia del barrio Juan José Rondón, con el objetivo de tender un lazo con la comunidad argentina y, como su legado, acompañar a una comunidad que se considera aislada y olvidada en Bogotá. A parte de la construcción del edificio se realizarán programas de servicio social y espiritual.
Nikol Luna Castellanos, psicóloga de la Fundación San Antonio, señala respecto a la construcción de la parroquia que “los espacios de encuentro son fundamentales para fomentar el bienestar emocional y más cuando las personas se encuentran en situación de vulnerabilidad, pues permiten crear un entorno de apoyo, acompañar en la soledad y el aislamiento, fomentar una sana convivencia y fortalecer la identidad y autoestima”.