Cuando el fin de año se acerca en Colombia, empieza el sonajero de la negociación para incrementar el salario mínimo. Los trabajadores se ilusionan con que el sueldo llegue a ser mayor que los gastos.
La ilusión para los empleados empieza en el momento en el que inicia la puja para definir el valor del aumento. Y más cuando hace algunos días se escuchó decir al viceministro de Hacienda, Diego Guevara, que “el ajuste para 2024 tendrá que ser de dos dígitos, por lo menos de 10 por ciento”.
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Los trabajadores en Colombia, en la mayoría de casos, llevan varios años recibiendo un salario mínimo como empleados formales, y a finales del año pasado recibieron de la mejor manera el aumento decretado por el Gobierno, que fue del 16 por ciento. Pero al llegar enero, después de recibir su nuevo sueldo con el ingreso adicional, se empieza a desvanecer con los incrementos en muchos productos y servicios, que aumentan su valor al comenzar el año.
En cada inicio de año, se dan la mayoría de los incrementos en los precios de la vivienda, los alimentos, el transporte y los útiles escolares, que sin duda absorben el excedente que se recibe por el aumento del mínimo. Con este ingreso muchos colombianos además deben ayudar a mantener hogares de cuatro integrantes.
Pese a que desde el mes de abril la inflación empezó su tendencia a la baja, en los primeros tres meses del año el aumento en el costo de vida absorbió lo que se le había incrementado previamente al salario mínimo, ya que el Índice de Precios al Consumidor (IPC) sobrepasó el 13 por ciento. Esto quiere decir que en la práctica, “los precios aumentan más que el mínimo, que es el nivel salarial de casi 60 por ciento de los colombianos”, dijo el exministro de Trabajo Rafael Pardo a Semana.
Así mismo, durante los últimos cinco meses la inflación ha bajado, desde abril hasta agosto, generando un efecto positivo en los hogares de los colombianos, no obstante, esta reducción que debería verse reflejada en el bolsillo de los ciudadanos, se hace de forma retardada ya que va recogiendo algunos gastos del pasado. Un ejemplo de esto son las tasas de interés elevadas de los créditos. Lo cierto es que “a la hora de adquirir los productos y pagar los servicios no hay plata que alcance”, dice un trabajador.
Estas declaraciones del empleado, se respaldan en las estadísticas, debido a que los incrementos en el salario mínimo para 2021, en 3.5%, y en 2022, de 10.07%, resultaron inferiores al porcentaje que arrojó la inflación al finalizar esos años, es decir que en el primer caso fue de 5.62% y en el segundo, de 13.12%.
“Significan caídas, en términos reales, de 2,12 % y 3,05 % en dichos años. Estos números corresponden a la diferencia del aumento del salario mínimo y la inflación observada al finalizar el año en el que estuvo en vigencia el aumento. En estos dos años, la inflación venía al alza y por eso se dieron estos resultados”, resaltó un experto, quien además agregó que “la diferencia será mayor, cuanto menor sea la inflación observada a fin de año y menor en caso contrario”.
Un informe reciente de la OIT (Organización Internacional del Trabajo), en el que se revisó el panorama de 30 países en sus grupos de ingresos, dio como resultado que los empleados que reciben un salario mensual perdieron el equivalente a seis semanas de salario durante 2020-2021, época en la que se vivió con más intensidad la pandemia por la Covid.
En el reporte es más evidente que la pérdida se dio en mayor medida en las mujeres, los trabajadores de la economía informal, los de bajos salarios y los de países de ingresos bajos y medios, en países como Colombia.
Sin embargo, para recuperarse del impacto generado por la pandemia se requiere tiempo, y más cuando posteriormente se dieron otros hechos que mantuvieron los precios por encima del promedio de manera prolongada. El director de la OIT, Ítalo Cardona, afirma que el incremento de dos dígitos en los dos últimos años en el salario mínimo se han dado, sin que esto represente un verdadero alivio para los trabajadores.
“Los datos de 2022 indican que el aumento de la inflación está provocando que el crecimiento de los salarios reales se sitúe en cifras negativas en muchos países. El aumento del costo de vida afecta en mayor medida a las personas con menores ingresos y a sus hogares. Esto se debe a que gastan la mayor parte de su renta disponible en bienes y servicios esenciales, que generalmente suben más de precio que los no esenciales”, resaltó el directivo.