Consorcio chino que construye la primera línea del metro de Bogotá suma polémicas por problemas con obras en el extranjero

Aunque el proyecto de la primera línea del metro en Bogotá parece ir viento en popa, como aseguran el consorcio encargado de su construcción, la Alcaldía y Metro Bogotá, ya hay algunos precedentes que generan ciertas dudas

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Imagen de referencia Desde la presidencia de Juan Manuel Santos y la Alcaldía de Enrique Peñalosa, 2016, se ha cuestionado al consorcio encargado de la primera línea del metro en Bogotá -crédito Alcaldía de Bogotá.

La elección de China Harbour Engineering Company (CHEC) para liderar el consorcio del Metro de Bogotá ha suscitado preguntas y preocupaciones por su historial de proyectos problemáticos en otros países.

CHEC, que surgió en 2012 tras la fusión de China Road and Bridge Corporation y China Harbour Engineering Company, ha alcanzado reconocimiento como una de las principales empresas de infraestructura en el mundo. Su sólida reputación fue un factor determinante en su elección para liderar el consorcio del Metro de Bogotá. Sin embargo, es fundamental examinar en detalle los retos que ha enfrentado en proyectos previos en diferentes partes del mundo.

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Uno de los desafíos más significativos que CHEC enfrenta en la actualidad se encuentra en Uganda, África. En este país, CHEC asumió la responsabilidad de construir un ferrocarril que conectaría la capital, Kampala, con la ciudad fronteriza de Malaba. A pesar de que han pasado siete años desde la firma del contrato, el avance del proyecto ha sido extremadamente lento. Este problema ha llevado al gobierno de Uganda a buscar una empresa turca como alternativa para completar la obra.

La pregunta que surge naturalmente es si estos desafíos internacionales podrían influir en la ejecución del Metro de Bogotá. Desde el inicio, la elección de CHEC como líder del consorcio para el metro generó inquietudes debido a su limitada experiencia en la construcción de sistemas de transporte masivo. No obstante, la empresa ha defendido su desempeño en Colombia, asegurando que el proyecto se desarrolla sin retrasos y que se cumplen todas las obligaciones contractuales.

CHEC ha reiterado su compromiso de responder exclusivamente en relación al proyecto del Metro de Bogotá. Cualquier acusación o controversia relacionada con otros proyectos en distintos países es responsabilidad de sus accionistas. Han destacado que todos los trabajos previos al inicio de la construcción del metro cuentan con los diseños adecuados y la aprobación de la Interventoría.

Para obtener una comprensión más completa del impacto de CHEC en América Latina, es fundamental examinar otros proyectos en la región en los que esta empresa ha estado involucrada.

En Costa Rica, CHEC está a cargo de la ampliación de la Ruta 32, una vía de gran importancia que conecta San José con el puerto caribeño de Limón. Este proyecto, financiado mediante un crédito de 395 millones de dólares del Eximbank chino, originalmente tenía como fecha de finalización finales de 2020, aunque actualmente se reconoce que tomará más tiempo. Es relevante destacar que el 20 % de los trabajadores contratados por CHEC provienen de China.

En Panamá, la empresa china forma parte de un consorcio encargado de construir un puerto para cruceros en el Océano Pacífico. Además, está a cargo de la construcción de un puente sobre el Canal de Panamá. A pesar de que este último proyecto está listo para comenzar, una comisión de la Asamblea Nacional panameña encontró irregularidades en la adjudicación del contrato, lo que podría retrasar la obra.

En México, CHEC sostuvo conversaciones con el gobierno de Enrique Peña Nieto sobre la posibilidad de construir un puerto en Guaymas, Sonora. En Perú, la empresa es una de las impulsoras del proyecto de expansión del puerto de Ilo, con un costo aproximado de 300 millones de dólares. Además, está involucrada en la construcción de un ferrocarril que conectaría ese puerto en el sur del país con la ciudad de Santa Cruz en Bolivia y el estado de Mato Grosso en Brasil.

CHEC es conocida principalmente por su participación en proyectos en Sri Lanka, dos de los cuales han sido extremadamente controversiales.

Uno de estos proyectos es el puerto de Hambantota, en el sur de la isla, construido y operado por CHEC. Sin embargo, desde su inauguración, el puerto ha operado por debajo de su capacidad debido a las dificultades del gobierno para pagar los créditos chinos. Esto llevó a que el control del puerto pasara al gobierno chino, lo que plantea interrogantes sobre las condiciones de los préstamos chinos y su impacto a largo plazo.

Otro proyecto controversial es la Ciudad International Financiera de Colombo, un ambicioso centro urbano que el gobierno de Sri Lanka describe como su propio Hong Kong. Este proyecto ha despertado fuertes controversias debido a que se construye sobre tierra reclamada del Océano Índico, lo que ha generado preocupaciones ambientales y de pesca.

Además de CHEC, su socio minoritario, Xi’an Metro Company, también ha estado involucrado en escándalos. En 2017, esta empresa fue acusada de emplear cables de menor calidad de lo reglamentario en sus obras en China. Este incidente resultó en sanciones para varios directivos de la empresa y proveedores de cables.

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