El Festival Villa del Cine o el audiovisual como ofrenda: Julián Díaz Velosa

El director del festival habló con Infobae Colombia sobre cómo han sido estos nueve años de trabajo para posicionar a Villa de Leyva como un escenario para contar historias desde el cine

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Julián Diáz Velosa es el director del Festival Villa del Cine, que cumple en 2023 nueve ediciones contando nuevas historias desde el audiovisual - crédito @juliandiazvelosa/Instagram
Julián Diáz Velosa es el director del Festival Villa del Cine, que cumple en 2023 nueve ediciones contando nuevas historias desde el audiovisual - crédito @juliandiazvelosa/Instagram

Hace nueve años, Julían Díaz Velosa y otros amigos tuvieron una idea: hacer un festival de cine en Villa de Leyva. Nueve ediciones despúes, el Festival Villa del Cine se consolida como una plataforma para la exhibición y la promoción de la creación audiovisual, no solo en la villa y en Boyacá, sino a nivel nacional. También es un espacio para encontrar nuevos lenguajes, nuevas formas de narrar, de contar historias con una cámara, bien sea profesional o con un celular.

Para esta edición se postularon 800 proyectos entre largometrajes y cortometrajes nacionales e internacionales, de todos los géneros, comedia, drama, terror, animación, documental. De estos 50 fueron seleccionados para competir en las 10 categorías del festival: Opera Prima Nacional, Work in Progress, Best International Shortfilm, Opera Prima Internacional, Mejor Cortometraje Nacional, Mejor Proyecto de Realidad Virtual, Mejor Videoclip Nacional, Mejor Cortometraje Apasionado, Mejor Cortometraje Escolar y Mejor Filminuto Vertical.

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En su novena edición, el Festival Villa del Cine tiene como eslogan Cuna de ofrendas, porque para Julián Díaz Velosa director del festival y que recientemente estrenó su última película Somos Ecos, esto representa la producción audiovisual, pero también es una referencia al territorio, a la laguna de Iguaque, que para los chibchas y muiscas, cuenta Díaz, era la cuna de la humanidad.

Infobae Colombia habló con él sobre cómo han sido estos nueve años de trabajo para posicionar a Villa de Leyva como un escenario para contar historias desde el cine, las expectativas que tiene y cómo el festival se ha convertido en algo que se sostiene por sí mismo.

¿Qué significa inaugurar una novena edición del Festival villa de cine y empezar con cortos y con un cine concierto?

Muy emocionante. A mí siempre me parece que escuchar cómo diferentes artes se mezclan, por ejemplo, en este caso el director no podía hacer una propuesta sobre su música, entonces era dejar que otros lo empezarán desde cero y construirlo a partir de eso y los niños imaginando una propuesta y la gente la Asociación de música para cine también creando algo nuevo. Eso, para mí, es estupendo. O sea, como que inspira, uno siente que el cine no es solamente de quien lo hace, sino que el cine es continuamente quien lo interpreta y quien lo reinterpreta.

Son nueve ediciones del festival, que se consolida año a año como una plataforma para el audiovisual, ¿cómo fue armar el andamiaje para que esta edición se sostenga por sí sola hasta el primero de octubre?

El principio fue complejo, ¿no? Recuerdo en la primera edición éramos tres amigos y haciendo todo nosotros, literalmente. Ahora es una familia, son casi 38 personas detrás del evento y es muy hermoso, porque ya no es de uno. Ya es de la gente, de quienes lo hacen y eso, pienso, le hace dar cuenta a uno que hay un punto en el que nos sobra y que las cosas pertenecen a las comunidades y a las personas y a los cineastas y eso me enorgullece mucho y me hace sentir que el festival ya es el festival. Ya no es alguien haciendo un evento, si no es un evento en sí mismo y que cumple una función de concadenar a las nuevas visiones del cine, pero también a la comunidad y también a mucha gente alrededor, que está construyendo también ese sueño.

Villa de Leyva es en sí misma un ícono, un destino inevitable, ¿por qué hacer el festival acá y cómo ha sido la respuesta de los habitantes de la villa? ¿Se han apropiado del festival?

Bueno, pues Villa de Leyva, porque de alguna manera siempre me imaginé muriendo acá. Siempre imaginé muriendo en Villa de Leyva, porque siento que tiene mucha magia, es un lugar atemporal. Me imagino mis últimos pasos dándolos en esas piedras. Como que de una manera es muy romántica, esa visión de pronto uno también como director se va como a esas imágenes, pero lo siento así porque siento que es volver a mis raíces. Mis abuelos son de acá, mi familia es también de Ráquira, al otro lado, y es como darme cuenta de que uno debe volver a donde la identidad de uno fue y construir también ahí.

Siento que eso como que me reconecta con mi historia y para la gente, siento que Villa de Leyva es un lugar muy cultural, es decir, aquí así hacen muchos festivales, hay mucho movimiento, también de identidades, de eventos, no solo culturales, y siento que Villa de Leyva es como una meca de eso. Es un espacio donde la gente puede retirarse de la percepción normal que puede encontrar en cualquier parte, salirse de ese tiempo y encontrarse de una manera diferente. Aquí, las piedras ralentizan a todo el mundo y todo el mundo tiene que caminar por las piedras, entonces todo el mundo se mezcla con todo el mundo y tú ves eso en las grandes producciones de cine que se hacen acá o en los eventos. Todo el mundo, aqu, somos lo mismo y eso me parece que es muy importante.

Esta edición tiene dos nuevas categorías; Opera prima internacional y filminuto grabado con celulares, ¿por qué abrir estos nuevos espacios y cómo se fue la selección?

Estas dos categorías nuevas, una es filminuto hecho con celulares. Hay que pensar en esos nuevos formatos, es decir, somos un festival de nuevas miradas. Ese es nuestro núcleo: las nuevas visiones y los nuevos formatos son eso de la realidad virtual y los celulares. Ahora todo el tiempo la gente está haciendo reels. Yo hago reels todo el tiempo, ¿sabes? Y siento que eso genera una nueva forma de generar otros lenguajes, entonces es importante fijar la mirada ahí. El cine no solo es horizontal, el cine ahora se ha vuelto vertical. Eso también hay que premiarlo, eso también hay que enaltecerlo, esas misiones que hacen a partir de ahí.

La categoría, de ópera prima de para largometrajes internacionales, es eso: ver también cuáles son esas visiones nuevas que se están generando en el mundo y como las comparamos con lo que somos nosotros para ver dónde estamos situados, quiénes somos y cómo nos representamos y hablamos de nosotros mismos.

¿Qué expectativas hay bueno esta novena edición?

Expectativas… difícil. Pienso que ya ninguna. Los primeros años uno tenía muchas expectativas. Ahora uno solo quiere que la gente sea feliz, que la gente venga, que disfrute, que vengas acá y te comas un plato de comida rica, que veas una película, que algo te tocó… Creo que se trata más de eso: de encontrar un punto de encuentro y de que la gente, a partir de acá, tenga con esos premios nuevo cine, que se pueda hacer, que pienso que es lo más importante, por eso también los premios están pensados así. No es solo la estatuilla, es una bolsa de premios que te permiten seguir creando más historias.

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