Dos de los tantos colombianos recluidos en la megacárcel de El Salvador son Santiago Bolívar y Saín Zamed, quienes están detenidos luego del estado de excepción impuesto por el presidente Nayib Bukele.
Los dos colombianos solamente son una pequeña muestra de la complicada situación que viven las personas que se encuentran recluidas y que a la fecha son más de 70.000, a eso se le suma que muchos de ellos fueron enviados a esta prisión de manera arbitraria, luego que el Gobierno Bukele suspendiera las garantías constitucionales, decisión cuestionado por la comunidad internacional por los atropellos a los derechos humanos de los detenidos.
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Por este motivo las madres de los dos colombianos hicieron la respectiva denuncia por la que consideran una verdadera injusticia cometida con sus hijos y piden ayuda con el fin de buscar una alternativa que les permita sacarlos de este país.
Este domingo en el programa Los Informantes, Alejandra Salazar, madre de Santiago, y Amarilis García, madre de Saín, revelaron detalles de cómo sus hijos terminaron tras las rejas en El Salvador. En primer lugar, Santiago, de 23 años, viajó a este país buscando un mejor futuro para él y para su familia. El objetivo de Santiago era incursionar en el mundo de las finanzas, los negocios y el bitcoin, pues se había enterado a través de un amigo, que en El Salvador iban a mejorar las condiciones para los migrantes con la llegada del presidente Bukele.
El colombiano se comunicó por última vez con su madre el 21 de mayo, por no haber presentado una factura del celular que usaba a la policía de salvadoreña, ya que lo había comprado en Colombia, fue objeto de investigaciones por las autoridades de este país.
“Ahí estuvo varios días, hasta que el 8 de junio fue llevado a una audiencia pública, donde fue presentado y acusado por la Fiscalía de El Salvador incluido en el régimen de excepción y acusado de agrupaciones ilícitas con fines terroristas, argumentando que era colaborador de la Mara 18, que opera operaba allí, y desde ese día fue llevado a la prisión de Izalco”, contó la Alejandra Salazar, madre de Santiago Bolívar, asegurando que no ha podido tener contacto con su hijo desde ese entonces.
Entre tanto, Saín Zamed, llegó a ese país a trabajar con la finalidad de poder ayudar económicamente a su madre; No obstante, la última vez que ella habló con su hijo fue el 17 de febrero de este año, cuando perdió contacto con su hijo, siendo presa de la angustia por no saber en donde estaba Saín.
Y fue a través de las redes sociales, que logró saber cuál era el paradero de su hijo. Allí se enteró que la policía de El Salvador, lo había capturado por tener dos tatuajes en su cuerpo, según contó su madre. Uno de ellos es una S que tiene en una mano y otro en la pierna, que para las autoridades, era evidencia de que pertenecía a una pandilla.
Estas dos madres forman parte de las 32 familias que se unieron en Colombia con el fin de exigir justicia por sus seres queridos. Ellas se han movilizado por las calles de Bogotá para que los colombianos conozcan la historia de sus hijos y los inconvenientes que han atravesado desde que fueron capturados en el país centroamericano.
”Estamos defendiendo, hablando, siendo la voz de nuestros hijos, de quienes tenemos la claridad de que son inocentes. Nuestros hijos son parte del margen de error del que le hablaba, está tatuado por todas partes igual que yo, yo también tengo muchos tatuajes por muchos lugares y esto simplemente hace parte de nuestro gusto personal”, dijo Alejandra Salazar durante la entrevista.
Debido a estas denuncias el embajador de Colombia en El Salvador, Carlos Rodríguez, se refirió en el mismo espacio televisivo de la situación de muchos de los colombianos que fueron capturados en este país.
“Hacemos visitas a las cárceles y no hemos verificado que los hayan detenido porque tengan un tatuaje, se ha verificado que los han detenido porque los indican de cometer delitos”.
Así mismo, indicó que la justicia del país centroamericano ha capturado a los colombianos por cometer “delitos que tienen que ver con estafas, usura y son fenómenos delincuenciales que lamentablemente hemos visto en otros países que hay algún colombiano detenido en el Secot. Hasta el momento no hemos visto ningún colombiano que haya sido sindicado de pertenecer a las maras o a las pandillas. Yo a veces entiendo que hay una confusión por el tipo penal con lo que los están acusando, que se llama agrupaciones ilícitas, en Colombia se llama concierto para delinquir y lo que sucede es que esa es una herramienta que tienen los jueces para poder perseguir organizaciones”.