El creador de contenido bogotano Jose Ramírez (R1) decidió aventurarse una noche en el Samber, la ‘olla’ que habría reemplazado al Bronx, luego de que la famosa “L” fuera desmantelada en 2016, durante la segunda administración de Enrique Peñalosa.
Su travesía inició pasadas las 7 de la mañana y según admitió frente a sus más de 300 mil seguidores, la idea era “quedarse bastante tiempo en el Samber, en el centro de Bogotá, en la parte más densa”.
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Conocida por las hordas de habitantes de calle que duermen, trabajan y, algunas veces, mueren en el callejón, Jose conocía bien los peligros a los que se enfrentaba, antes de atreverse a entrar.
“Esta zona de Bogotá es bastante pesada y, anteriormente, también era muy concurrida, había mucho robo, atracaban a muchas personas que iban pasando por ahí o si veían un carro mal parqueado le quitaban los espejos y pues... si te vi, no me acuerdo”.
Una vez empezó su recorrido, en el que pretendía regalarles algo de pan y sopa a quienes no tiene un hogar, se encontró con dos agentes de policía que, al verlo con bolsas de comida, le advirtieron: “Siempre, la mayoría de las veces, los habitantes de calle van y se chuzan en la esquina por la comida... eso se agarran a pelear por la comida, entonces por eso la Alcaldía prohibió hacer estas iniciativas en la zona”.
Según dijo Jose frente a la cámara: “Básicamente, lo que nos dijo la Policía es que no era buena idea meternos directamente al Samber, sino hacerlo casi frente al Tercer Milenio, porque, en sí, las personas que viven en la calle se pueden agarra por la comida”.
A pesar de estar acompañado por su grupo de amigos, a unas cuantas calles del temido barrio, admitió que “este sector se ha ganado (cierta) reputación, porque, en sí, da mucho miedo”. Aunque, una vez empezaron a encender el fuego para preparar el sancocho de olla callejero “los socios, la gente de aquí de la calle, recopas, botan la energía”, y estuvieron ofreciéndose a ayudarlos.
Con la policía haciendo algunas rondas, empezaron a intercambiar pan por leña con los habitantes de calles: “a hacer amigos por el pan que yo llevé, porque llegaban y nos preguntaban, les regalábamos pan y (ellos) nos decían: vengan, yo les traigo leña para que hagan el sancocho (…) el ambiente bajó, antes estaba pesado y ya no, estamos cómodos”, insistió en la grabación.
A unas cuantas horas de iniciar con el blog, describió al Samber como “un tipo de callejón donde se encuentran muchos habitantes de calles y vendedores y consumidores, tienen un muy mal olor y también se encuentran muchas ratas”, pero con todo y eso, resultó mucho mejor de lo que esperaba.
Una postura en la que se sostuvo hasta el final de la jornada, aun teniendo que regresar a la entrada del callejón, luego de que algunos vecinos del Tercer Milenio se quejaran de su fogata para calentar la comida.
“Grabar aquí en el centro de Bogotá es algo complejo, pero, la verdad es que van a hacer las 9 de la noche y nosotros (estamos) aquí haciendo un sancocho, en la mitad del centro, en la entrada del Samber (…) parchado, se puede decir así, no pasa nada raro, por el momento la gente nos ha colaborado mucho, han estado ahí pendientes”.
Aunque también lo estuvo la Policía, siempre para preguntarles qué hacían en el sector y mostrarse reacios ante la idea. Sin embargo, Jose y sus amigos lograron convencerlos en al menos tres ocasiones de dejarlos continuar con la dinámica.
Además, una vez comenzaron a repartir “y no pasó nada de lo que dijo el Policía... que se agarraban por la comida, que se daban cuchillo” en realidad “estaban muy normales, respetando la fila y comiendo”.
Su impresión final: “Nunca he grabado tan tarde en la noche, en un sitio como este y más que todo cerca del Samber, que sí, es bastante pesado, pero quien nos ha molestado más han sido los tombos”.