El Tapón del Darién es la única ruta terrestre que existe entre América del Sur y Centroamérica, haciendo que quienes buscan llegar a Estados Unidos deban atravesar la selva de 266 kilómetros, la cual inicia en el departamento del Chocó y termina en Panamá.
Colombia y Panamá no son las únicas naciones afectadas por el tránsito de migrantes en esa zona, que ha registrado cifras históricas en 2023. Según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), en los primeros ocho meses del año, más de 350.000 personas atravesaron la selva, superando ampliamente las 250.000 de 2022.
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Luego de Panamá, los migrantes —que son mayormente venezolanos— continúan recorriendo Centroamérica hasta llegar a la frontera entre México y Estados Unidos, pasando por Costa Rica, Nicaragua, Honduras y Guatemala antes de llegar a Centroamérica, generando una problemática que afecta a estas naciones.
Debido a esto, los presidentes de Panamá, Laurentino Cortizo, y de Costa Rica, Rodrigo Chaves, visitarán el Tapón del Darién el próximo 7 de octubre. Dicha decisión fue tomada tras un encuentro entre los ministros de Seguridad de ambas naciones.
“Hemos trabajado de forma conjunta para que el presidente de Costa Rica visite el Tapón del Darién el 7 de octubre como una forma de elevar al más alto nivel lo que el ministro Pino y mi persona hemos concordado: que los países de tránsito, que somos democracias, que respetamos los derechos humanos y las libertades que implica el Estado de Derecho (…) nos tenemos que sentir apoyados también en la comunidad internacional para enfrentar la crisis”, afirmó Mario Zamora, ministro de Seguridad de Costa Rica.
El objetivo de estas naciones es ampliar la aplicación de una estrategia de flujo controlado, que consiste en el pago —por parte de los migrantes— de una ruta terrestre que los llevará desde Panamá hasta Costa Rica y luego hasta Nicaragua. Lo anterior incluiría beneficios de salud y alimentación.
De acuerdo con el Estado panameño, para lo anterior, junto a un registro biométrico que realizan a los migrantes, se han invertido alrededor de 70 millones de dólares en los últimos años.
De la misma forma, ambos países han solicitado que las naciones sudamericanas asuman el crecimiento de la migración como una corresponsabilidad, para que no lleguen a Panamá y Costa Rica entre 2.000 y 4.000 personas a diario.
“Hay un esfuerzo de Estado para manejar con criterio humanitario esta gran peregrinación, personas que abandonan su vida para ir a otro lugar a construir otra vida, pero las capacidades de Panamá están al límite y si este flujo sigue en aumento, esto no se va a poder mantener y es bien delicado”, declaró Juan Manuel Pino, ministro de Seguridad de Panamá.
De acuerdo con las autoridades de estos países, la implementación de la estrategia de flujo controlado ha permitido disminuir la muerte de migrantes asfixiados en vehículos de carga, además de reconocer y contrarrestar el problema de trata de personas que se estaría registrando en las regiones fronterizas.
Otro de los puntos para los que piden la intervención de las autoridades en la frontera entre Colombia y Panamá es por la situación de calle de algunos migrantes, los cuales deben permanecer en esos espacios durante varias semanas mientras reúnen el valor del pasaje en autobús para continuar con su recorrido.
Esta situación ha generado una afectación de salubridad pública en Acandí (último municipio de Colombia antes del Tapón del Darién) y en los distritos o municipios de Panamá que colindan con la barrera natural entre ambos países.