La Dimayor está pasando por uno de sus peores momentos en mucho tiempo, ya que a la situación con Acolfutpro, reconocida como organización sindical de jugadores por parte del Ministerio del Trabajo, y la investigación de la Superintendencia de Industria y Comercio por un posible cartel en el fútbol femenino, se le sumó el asesinato de Edgar Páez, presidente de Tigres, en la noche del sábado 23 de septiembre.
Además de esos problemas, la División Mayor tenía que afrontar asuntos como el pésimo arbitraje en varios compromisos, el bajo nivel de los clubes en los torneos internacionales desde 2019 y los actos de violencia en los estadios con desmanes, heridos, suspensiones de escenarios deportivos y sanciones millonarias.
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Por todos estos hechos, parece que el fútbol colombiano estaría pasando por el peor momento en sus 75 años de historia, ya que se encuentra en jaque ante una posible reestructuración de sus estatutos y normas para cambiar la imagen de un deporte que fue empañado por toda clase de hechos.
Los “golazos” del Gobierno a Dimayor
La semana del 18 al 24 de septiembre fue una de las más complicadas en la historia de la Dimayor, ya que el Ministerio del Deporte reconoció a la Asociación Colombiana de Futbolistas Profesionales como organización sindical, lo que provocó que la entidad debiera sentarse a negociar con la entidad sobre las condiciones laborales de los jugadores.
“En consonancia con la postura del Gobierno Nacional y en el marco del diálogo social, la Asamblea autorizó al presidente de la DIMAYOR para designar a sus representantes, en la Instancia de la OIT. Tal habilitación fue estrictamente reglamentada por parte de los clubes afiliados”, informó la División Mayor.
De otra parte, en la noche del jueves 21 de septiembre ocurrió un hecho que causó polémica en el fútbol colombiano, por la investigación que adelanta la Superintendencia de Industria y Comercio contra 29 equipos, la Dimayor y la Federación Colombiana de Fútbol por un supuesto cartel entre equipos para pagar lo mínimo a jugadoras de la Liga Femenina.
La indagación tiene como objetivo “determinar si habrían desarrollado un sistema tendiente a limitar la libre competencia económica en el mercado de la Liga Profesional Femenina en el país desde el 2017 hasta la actualidad”, en los que se habría acordado desde el tiempo de contrato, uso de imagen y el salario.
Ante eso, el presidente de Dimayor, Fernando Jaramillo, criticó el actuar del Estado por las consecuencias que traería para la actividad profesional y la calificó como incoherente: “Hay entidades en el Gobierno, no todas, que no son conscientes de lo que están haciendo y el impacto que tendrían en el fútbol colombiano”.
Mal arbitraje
Aunque no es un problema nuevo, en los últimos compromisos se volvió recurrente que la mayoría de equipos se quejen del arbitraje, incluso con ayuda del VAR para algunas jugadas polémicas que afectan a los clubes, y el periodista Carlos Antonio Vélez señaló a un posible culpable.
“El problema del arbitraje del fútbol colombiano se llama Imer Machado, de frente mar. El Señor Machado tiene un gran respaldo, yo no sé qué le han visto, pero si Imer tiene dos o tres exponentes decentes no tiene más y habló sobre la capacidad se refiere”, afirmó el 25 de agosto.
Sin embargo, el comunicador de Publímetro Alejandro Pino Calad fue más allá y apuntó a una serie de malos manejos: “El arbitraje en Colombia está a cargo de Imer Machado, él es la máxima autoridad y este depende de la Federación Colombiana de Fútbol, pero el que termina tomando todas las decisiones a nivel internacional es Óscar Julián Ruiz, porque tiene un peso específico en el sistema del arbitraje mundial. Esto genera una especie de corrupción interna, de nepotismo, de favores combinados que hacen que el nivel sea muy malo”.
El periodista agregó que “necesitamos que la FCF se tome más en serio este tema, porque a este punto las denuncias que hacen sobre la selección de las escarapelas FIFA y los partidos importantes son vergonzosas. Lo grave es que el sistema está hecho para que el que denuncie sea expulsado o vetado”.
Pésima imagen internacional
Desde 2019, que los equipos colombianos en Libertadores y Sudamericana, no realizan una buena campaña, muy pocos alcanzaron la fase de cuartos y la mayoría se quedó en la ronda de grupos o clasificatorias, lo que demuestra el bajo nivel de los clubes a nivel internacional.
Prueba de ello es lo que pasó en la temporada 2023, cuando solo Atlético Nacional y Pereira superaron la fase de grupos, que fue por Conmebol Libertadores, y los Matecañas fueron los únicos que pasaron de ronda y quedaron eliminados ante Palmeiras, superior en nómina y tradición, por marcador global de 4-0.
De esta manera, quedan muy mal parados los llamados “históricos” del fútbol colombiano como Millonarios, Santa Fe, Nacional, Santa Fe, América, Deportivo Cali, Independiente Medellín y Junior, que no arman nóminas competitivas y quedan en deuda.
La violencia que cobró un muerto
Para terminar, la violencia en el fútbol colombiano se convirtió en un cáncer que hace metástasis cada temporada, como se ha visto en 2023 con los ataques de hinchas en encuentros como Nacional vs. América, en Medellín, y Once Caldas vs. Bucaramanga, en Manizales, durante el primer semestre de 2023.
Sin embargo, la “cereza” de ese postre apareció en la noche del 23 de septiembre, cuando se conoció que Édgar Páez, presidente de Tigres, fue asesinado en su vehículo, frente a su hija, y después de un partido ante Atlético de Cali en el estadio de Techo.
Aunque las investigaciones continúan su curso, una de las hipótesis es que sicarios lo balearon por un problema de apuestas deportivas, como lo señaló El Tiempo, y cuya razón también es indagada en Dimayor para identificar posibles amaños en los encuentros profesionales.