De acuerdo con información de la Policía Nacional, en el aeropuesto internacional El Dorado se registró la mayor cantidad de incautaciones de sustancias psicoactivas con corte al 23 de septiembre de 2023, con un incremento del 24% en los decomisos.
Es así, que las autoridades aseguran que 107 personas fueron capturadas por delitos relacionados con el narcotráfico. Además, han logrado la incautación de más de dos toneladas de clorhidrato de cocaína y más de una tonelada de marihuana durante este año.
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Según los investigadores, el aumento de le llegada de sustancias a la capital del país tiene que ver directamente con la transformación que ha tenido el modus operandi, que se alejaron del clásico bajo las modalidades más tradicionales son: los adheridos, ingeridos, equipaje de mano, equipaje de bodega, correos y cargas.
En la actualidad existen los adheridos, los descomprimidos, impregnados en ropa, alimentos falsos, la descomposición de la sustancia para que sea polvo imperceptible o, incluso, en accesorios de belleza.
De igual manera, hay cuatro factores importantes que explican la preferencia de los criminales por el aeropuerto El Dorado. La primera de ellas es porque los controles y entrenamientos de Antinarcóticos en la terminal aérea de la capital son los más fuertes de América Latina, entonces se convierte en todo un reto para los delincuentes por lograr evadir la seguridad, porque si hacen la hazaña, lo podrán hacer en otras latitudes.
Como segundo punto, es por la ubicación geográfica de Colombia porque está en un lugar estratégico de conexión hacia todos los continentes, razón por la que las escalas en medio de vuelas se reducen y con esto los controles de seguridad, pues es menos probable que puedan ser fichados.
El tercer y cuarto punto tienen que ver con la “microposibilidad”; es decir, la viabilidad que hay para enviar a decenas de personas con dosis pequeñas mediante nuevas modalidades.
Durante la investigación a las personas sospechosas de contener alguna sustancia en su cuerpo, las autoridades analizan desde un gesto con las manos, la cara, los pies; las entradas y salidas de los baños; hasta la manera como maneja el celular, pues para los investigadores es la primera señal para identificar a una persona que está intentando infringir los controles.
En este punto, se recuerda un caso que se presentó el lunes 4 de septiembre cuando la Policía Antinarcóticos dio a conocer la captura de cuatro personas que pretendían salir del país, a través del Aeropuerto Internacional El Dorado, cargados con cocaína. Los sindicados, de los cuales tres hacían parte de una misma familia, se dirigían hacia España.
Según indicaron las autoridades, Jhon Jairo Molina Arenas fue detenido en compañía de sus hijos, Juliana y Juan José Molina Acevedo, cuando se aproximaban a tomar un vuelo que cubría la ruta Bogotá-Madrid (España). Los acusados fueron abordados por uniformados que notaron una actitud sospechosa en ellos, razón por la cual procedieron con una revisión física.
“Esta familia fue abordada por nuestros perfiladores, quienes les hacen unas preguntas de rutina y que, al momento de responderlas, mostraron una actitud sospechosa, lo que determinó la realización de una revisión física a sus tres equipajes de mano”, indicaron desde la Policía Antinarcóticos.
En medio del procedimiento que adelantaron las autoridades, uniformados hallaron “en un portátil y dos cojines descansadores de cuello una sustancia pulverulenta que, al practicarle las pruebas de campo P.I.P.H., arrojó positivo para cocaína, con un peso bruto de 5.450 gramos”.
Para finalizar, durante el análisis que se realiza a las personas a través del centro de control dotado con cámaras, el aspecto físico es lo primero que se fijan las autoridades porque las señales de ser un turista, estudiante o empresario son fáciles de detectar, así como la identificación de quienes están suplantando identidades.
Como también se han conocido casos en los que sobresalen personas excéntricas porque lo que quiere lograr es un exceso de atención con el fin de desviarla y poner el foco en un tercero para comer el delito.