Las declaraciones del expresidente de la República, Álvaro Uribe Vélez, que desconoció el actuar de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) y calificó al tribunal como una entidad que fomenta la impunidad, pues según él estimula, en aras de la libertad, “a reconocer incluso delitos no cometidos”, siguen generando controversia.
La reacción del ex jefe de Estado se dio luego de que se efectuara en Yopal (Casanare) la audiencia de reconocimiento de 21 militares, quienes reconocieron su responsabilidad en los casos de ‘falsos positivos’, entre ellos el general (r) Henry Torres Escalante, que confesó haber tenido participación en, al menos, 146 crímenes en esta zona del país.
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El exmilitar, que fue comandante de la Brigada 16 del Ejército, se convirtió en el oficial de más alto rango involucrado en este tipo de casos. Y, de paso, aceptó entregar $45 millones a un teniente (r) de esa unidad, Marco Fabián García, con la intención de que cambiara su versión de esas ejecuciones ante la justicia ordinaria.
Al respecto, la columna del abogado Rodrigo Uprimny, denominada Los falsos positivos, la JEP y Uribe, publicada el domingo 24 de septiembre de 2023 en el diario El Espectador, desató la furia del apoderado del exmandatario: el reconocido penalista Jaime Granados, que a través de sus redes sociales se fue lanza en ristre contra el columnista.
“Frente a estas evidencias judiciales contundentes, el expresidente Uribe ya no niega que esos crímenes ocurrieron, pero rechaza cualquier responsabilidad”, se leyó en uno de los apartes del escrito, que causó opiniones a favor y en contra.
En su artículo de opinión, Uprimny –que coordinó el Centro de Estudios de Derecho, Justicia y Sociedad (Dejusticia)– enfatizó que, para él, Uribe tiene razón, en el sentido de que no ha sido presentada ninguna prueba de que hubiera ordenado esos falsos positivos.
“Es más, yo honestamente no creo que los haya ordenado. A pesar de eso, Uribe tiene una grave responsabilidad”, remarcó el abogado. Y basó su argumento de que el expresidente era el comandante supremo las Fuerzas Armadas y podría haber incurrido en la responsabilidad de mando por esos crímenes, de acuerdo con el derecho penal internacional.
Para Uprimny, Uribe siempre tuvo un control claro sobre la fuerza pública, contaba con información de que esos hechos estaban ocurriendo y, pese a ello, no tomó las medidas para evitarlo. “Uribe solo reaccionó en octubre de 2008, cuando llamó a calificar servicio a tres generales y 11 coroneles por posible involucramiento en falsos positivos”, puntualizó.
¿Qué dijo Jaime Granados sobre Rodrigo Uprimny?
Sobre este escrito, Granados publicó un comunicado de prensa en su cuenta de X (Twitter), en el que le salió al paso a lo dicho por el abogado y se permitió, en su concepto, hacer unas precisiones en relación con el escrito de Uprimny.
“Qué casualidad que Rodrigo Uprimny se dedique a atacar sin mesura al presidente Álvaro Uribe y a hablar de la línea de mando de las Fuerzas Militares, guardando celoso silencio respecto de quien era el segundo al mando, entonces ministro de Defensa de la época, Juan Manuel Santos”, señaló el apoderado de Uribe.
A su vez, señaló que el columnista no le ha informado a quienes leen su espacio de opinión, que Dejusticia, fundada por él, “fue contratada por la Comisión de la Verdad y otras instancias desarrolladas”, de acuerdo con Granados, a través de convenios con las Farc y el gobierno Santos. Lo que para el penalista es un claro y “alarmante” conflicto de interés.
“Qué casualidad que oculte el columnista- contratista Uprimny que Juan Manuel Santos fue quien informó al presidente Uribe y no al revés de las circunstancias de posibles involucramientos de 27 altos oficiales y que bajo esa sospecha fue el Presidente Uribe quien ordenó que todos ellos fueran separados de las Fuerzas Militares”, añadió.
Por último, el abogado señaló la intención de Uprimny de establecer supuestas responsabilidades, tanto jurídicas, morales y políticas, de su cliente, alegando lo consagrado en el Derecho Penal Internacional; lo que para Granados es un señalamiento de que, en la óptica del columnista, los colombianos son ignorantes y desconocen esa materia.