Un acuerdo entre el ELN y las Farc para cesar sus enfrentamientos por control territorial y dejar de afectar a la población civil pidieron los integrantes de las delegaciones de paz con esos dos grupos, José Félix Lafaurie, presidente de la Federación Colombiana de Ganaderos (Fedegán), y Fabio Valencia Cossio, exministro de Justicia y exsenador.
En una carta dirigida al comisionado de Paz, Danilo Rueda; a alias Pablo Beltrán, del ELN; y alias Andrey Avendaño, del Estado Mayor Central (EMC) de las Farc, expresaron que en este momento las comunidades, pueblos étnicos, territoriales, campesinos y otros grupos de especial protección están siendo víctimas de los enfrentamientos entre los grupos armados Organizados (GAO), en este caso el ELN y las Farc, que al mismo tiempo dialogan con el Gobierno nacional con el propósito de lograr la paz.
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Los firmantes de la misiva recordaron las recientes palabras del presidente Gustavo Petro, referidas a que cualquier negociación en el territorio nacional con grupos armados debe tener en cuenta que antes que un cese al fuego lo que se quiere es un cese de hostilidades a la población civil.
Además, recordaron también las palabras de los delegados de la guerrilla que se comprometieron a respetar el derecho internacional humanitario y, en particular, el Protocolo II de 1977, relativo a la protección de las víctimas de los conflictos armados sin carácter internacional, adicional a los Convenios de Ginebra de 1949, que son tratados internacionales que contienen las principales normas destinadas a limitar la barbarie de la guerra.
“La confrontación permanente en los territorios ante la mirada atónita del país y de la comunidad internacional, ha traído como consecuencia que la población civil sea víctima de desplazamiento masivo o de confinamiento forzado, con total irrespeto de sus derechos fundamentales a la educación, salud, seguridad, libre movilidad, a la vida misma y, de cara a las próximas elecciones regionales, también a la libre expresión de sus preferencias políticas en las urnas”, afirmaron los negociadores en la carta.
Lafaurie y Valencia Cossio plantearon tres razones fundamentales para esta invitación de llegar a un acuerdo de cese al fuego entre el ELN y el EMC de las Farc. Son las siguientes:
- Lo más importante, la gente en los territorios; las víctimas de desplazamiento, de confinamiento y de la zozobra de la violencia, que se suma a la del abandono, la peor de las violencias; las personas que hoy no pueden “vivir tranquilamente en los territorios”.
- La confrontación entre grupos armados en proceso de negociación y, por tanto, con “voluntad de paz”, al afectar gravemente a las comunidades, convoca la intervención de la fuerza pública, obligada a cumplir su deber constitucional de proteger a la población, lo cual, a su vez, deriva en eventuales “incidentes” que caen en la órbita de los respectivos mecanismos de monitoreo y verificación, convirtiéndose en obstáculos a los dos procesos.
- La situación de violencia crónica que hoy se vive en Cauca, Nariño, Chocó, Arauca y el Catatumbo, entre otras regiones, por enfrentamientos entre grupos que, al mismo tiempo, adelantan conversaciones de paz con el Gobierno, es totalmente inconsecuente y les resta credibilidad a los procesos.
Y concluyeron que un país como Colombia, marcado por la violencia, que se mueve entre el escepticismo y la desesperanza, fruto de una negociación tras otra y de promesas frustradas de una paz estable y duradera, “necesita empezar a creer que es posible esa paz, sinónimo de bienestar y de poder ‘vivir tranquilamente’”.