La historia del Bloque Centauros: uno de los grupos más sanguinarios del paramilitarismo

Este grupo estuvo bajo el mando del Miguel Arroyave, alias el Químico, quien habría sido asesinado por sus propios compañeros de armas

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Paramilitares en Colombia y sus bloques. - crédito AFP/Carlos García
Paramilitares en Colombia y sus bloques. - crédito AFP/Carlos García

En la última semana, ha tomado fuerza el recuerdo sobre un grupo paramilitar que logró expandirse en gran parte del territorio nacional. En las audiencias de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) se ha hablado de manera recurrente del Bloque Centauros, facción organizada por los hermanos Castaño de las AUC, que operó en el centro del país e, incluso, en Bogotá, bajo el mando de Miguel Arroyave.

En los años noventa los hermanos Castaño ya se encontraban entre Antioquia y Córdoba con un importante número de tropas paramilitares. Sin embargo, el plan de los Castaño era expandir los bloques paramilitares a otros departamentos para restarle control a las Farc y el resto de guerrillas.

Al tiempo, el narcotráfico empezó a tomar fuerza como forma de financiación dentro de los grupos paramilitares, que empezaron a ejercer control sobre algunas rutas de coca hacia Venezuela, usando el río Meta e, incluso, otras rutas fluviales con salidas a más países vecinos.

En ese contexto, los Castaño enviaron a Miguel Arroyave a los Llanos orientales, pues era uno de los hombres de confianza de Vicente, el hermano del medio de los tres Castaño Gil. El Químico llegó a la región en medio del control ejercido por algunos comandantes en departamentos divididos, sin embargo, la idea era que las AUC tuvieran el mando general.

En aquel entonces, algunos rezagos del cartel de Medellín se encontraban en departamentos como el Guaviare, donde buscaban controlar las plantaciones de coca, que ya habían sido controladas anteriormente por José Gonzalo Rodríguez Gacha en la década de los 80. Posteriormente, las Farc asumieron posiciones y también, otros grupos paramilitares regionales.

La sangrienta llegada del Bloque Centauros a los Llanos

Para el 15 de julio de 1997, Carlos Castaño buscó consolidar su presencia en los Llanos y tomar pertenencia tras la muerte de Fidel Castaño, su hermano mayor. Por eso, Miguel Arroyave aterrizó en San José del Guaviare con un grupo de al menos 200 hombres, la idea principal era incursionar en el municipio de Mapiripán, Meta, y tomar el control de la zona.

El avión en el que viajaron los paramilitares llegó a la base de antinarcóticos de San José del Guaviare, hecho que según Verdad Abierta, dejaría en evidencia lo que sería la supuesta complicidad de las autoridades con dicho grupo armado. Los hombres ingresaron a Mapiripán y durante casi una semana asesinaron a decenas de personas, ultrajando a las mujeres y jugando con los cuerpos de las víctimas.

Cabe resaltar que, incluso Dairo Antonio Úsuga David, alias Otoniel, confesó haber estado en dicha masacre, cuando apenas iniciaba en las autodefensas. Durante varios años, y desde aquella fecha, alias el Químico o el Arcángel manejó a placer los hilos del narcotráfico y la presencia armada en la zona, expandiendo su operación en Vichada, Casanare, Tolima, Cundinamarca, Meta e, Incluso, Bogotá.

Si bien durante su conflicto tuvo confrontaciones con las Autodefensas Campesinas del Casanare, fueron sus propios hombres los que acabaron con su vida. Supuestamente, el Loco Barrera habría estado detrás de la planificación del hecho, aunque las autoridades aseguran tener claro que fue alias ‘Cuchillo’ el que lo acribilló en una acción planificada.

Aunque Arroyave intentó hacer parte de la mesa de diálogos de Santa Fe de Ralito, no alcanzó a contarlo todo, pues en una reunión lo ultimaron a tiros y, finalmente, fue arrojado a la parte de atrás de una camioneta que fue baleada por otros paramilitares, para hacer pasar su asesinato como una emboscada.

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